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Orientación

Importancia de la psicooncología para enfermos con cáncer

Su objetivo es la atención integral del paciente y su familia en sus aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales, manteniendo una permanente comunicación con todo el equipo multidisciplinario.

La psicooncología es una nueva subespecialidad naciente de la Psicología Clínica. Surge en los años 50-60, cuyo objetivo es ayudar al enfermo y a su familia a paliar los efectos psicológicos surgidos “desde” el diagnóstico de una enfermedad oncológica, “durante” el proceso de la enfermedad y “después” de haber terminado el tratamiento oncológico requerido. Nace como punto de encuentro entre la psicología y la oncología.

Su objetivo es la atención integral del paciente y su familia en sus aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales, manteniendo una permanente comunicación con todo el equipo multidisciplinario, que puede estar compuesto por oncólogo, cirujano, radioterapeuta, enfermeras, psicooncólogo, psiquiatra, trabajadores sociales, la familia, el voluntariado, etcétera.

Va dirigida a todos los pacientes oncológicos -niños, adolescentes y adultos- en cualquier etapa de la enfermedad, a su grupo familiar y al equipo de salud.

La enfermedad tiene diferentes implicaciones psicológicas según su lugar, estadio, tratamiento, pronóstico y rehabilitación; como también es diferente el efecto emocional según los tratamientos que se le van a impartir. Cada paciente es único y por tanto tendrá necesidades únicas. Cuando una persona descubre que tiene cáncer no solo es un duro golpe, además es una sorpresa pues en las primeras fases de evolución las afecciones oncológicas no suelen presentar síntomas.

El choque de recibir un diagnóstico positivo se puede asociar con sentimientos de miedo, rabia o tristeza. Después el cáncer se vuelve el centro de su vida pues tendrá que manejarse alrededor de médicos, pruebas, medicinas y curiosamente todo su grupo familiar y de amigos centrarán sus conversaciones en esos temas. De pronto se conoce a muchísimas personas que han pasado por el mismo calvario y que uno no lo sabía. Pero sería muy positivo que las personas que van a acompañarle en estos momentos piensen en hablar y comentar temas que no obligatoriamente tengan que ver con las enfermedades. Si el paciente pasa su día en cama o en la clínica, pocos temas tienen para compartir, las visitas deberían ir preparadas con temas diferentes que puedan ayudar al enfermo a olvidarse de su problema por ese rato. El rol del psicooncólogo dentro de las etapas que enfrenta el paciente puede definirse de la siguiente manera:

ï Diagnóstico: ayudar al paciente y su familia a recibir y contener las emociones generadas por la información entregada por el médico especialista.

ï Tratamiento en general: informar al paciente y su familia respecto de los cambios que deberán enfrentar a raíz del tratamiento, buscar redes de apoyo, crear instancias en las que puedan liberar sus emociones -propias de la situación límite que están viviendo- mejorar la calidad de vida del paciente y su familia, etc.

El sistema familiar. La enfermedad crónica sucede dentro de una familia, no en el aislamiento de una persona. Por tanto, el cáncer, así como otras patologías, son enfermedades que afectan no sólo al enfermo, sino a todo el grupo familiar. El comportamiento de la familia del enfermo oncológico es sumamente importante pues es el apoyo social principal. Sin embargo, es muy importante destacar que la familia o la pareja no pueden ser vistos de forma automática como sostén natural de ayuda incondicional al paciente, debemos evaluar y comprender que no todas las personas tienen la misma fuerza emocional en momentos de mucho estrés. Por tanto, no se debe juzgar ni criticar. Por eso surge el psicooncólogo.

El cáncer afecta profundamente no sólo al sistema familiar por largos períodos de tiempo, sino que la respuesta de la familia a este desafío tiene un efecto profundo en el desarrollo y la calidad de vida de la persona enferma y, en muchos casos, a nivel estructural y dinámico del núcleo familiar (Lewis, Zablis, Shands, Sinsbeimer y Hammond, 1996; Patterson y Garwick, 1994).

La familia desarrolla, a partir de su composición, una compleja red de valores, de sentimientos y de modos de actuar, que se mantienen íntimamente relacionados a cada uno de los miembros que la componen. La dinámica familiar tiene un equilibrio propio y único, todos saben cuál es su lugar, su rol, sus obligaciones y deberes, etc. dentro de ella.

El diagnóstico de una enfermedad grave es un factor altamente estresante y disruptivo para el equilibrio familiar. Frente a esta amenaza, se ve afectado en su conjunto la armonía y el orden familiar cuando una de sus partes, es decir, cualquiera de sus miembros, se ve amenazado por alguna enfermedad. Esta dinámica cambia, sobre todo si pensamos en el rol de la persona afectada, no es lo mismo un papa proveedor, que una mama ama de casa, que un niño muy pequeño. Entonces el psicólogo ayudará a poder organizar una dinámica nueva funcional durante el tiempo que se necesite el cambio.

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