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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Nostalgia por Venezuela

La política no es mi tema preferido. No obstante, cuando involucra a los seres humanos toca las fibras más sensibles de mi ser. He visto con tristeza cómo se desmorona la paz, la tranquilidad y la calidad de vida de los habitantes de Venezuela, y no puedo estar indiferente a esa situación. Consciente de que cada vez es más crítica la supervivencia en este gran país, acompañé a mi amigo Joahn a una ciudad fabulosa donde ningún humano tiene derecho a desvirtuar los planes Divinos. Llegamos felices al lugar. Allí vimos cómo funciona el mejor de los regímenes políticos. Lo primero es lo primero: el bienestar de la población. Las autoridades a cargo no improvisan en la búsqueda de que la población disfrute del derecho a la libertad, a la buena alimentación, educación, y sobre todo, a la paz. No inventan con que un ‘pájarito’ es el que traza las pautas a seguir para conducir a la nación a la madurez. La democracia se impone por encima de las pretensiones de unos cuantos mortales que, en la vida real se creen los dueños y señores del universo. La sonrisa de Joahn era permanente. Se gozaba observar cómo los habitantes de esa ciudad fabulosa tenían a mano todo lo necesario para vivir una vida plena. No todo el mundo puede disponer como ellos de la riqueza del ‘oro negro’ (petróleo), y tener la capacidad de bien utilizarlo en favor de todos sus ciudadanos. La sensatez de la gente le hace solo seguir y apoyar a quienes tienen la suficiente capacidad para gobernar una nación. De ahí que no hay necesidad de que haya oposición y mucho menos que se hable de referéndum. El consenso es lo que vale, pues todos van hacia la misma ruta: el repudio a una dictadura que amenace con dejar desolada a una Patria que ha forjado su ‘libertad’ a base de sangre y lucha. Lamentablemente tuvimos que regresar, y fue entonces cuando Joahn se dio cuenta de que su idealismo Bolivariano solo estaba en una fábula, y que en la realidad solo le queda esperar con fe que llegue el momento en que todos los venezolanos vuelvan a su país a retomar la normalidad, y que la humanidad deje de sentir nostalgia por Venezuela.

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