Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

COSAS DE DUENDES

De gratis

Una amiga me dice que no les regala ni un centavo a los niños que limpian cristales en las calles. Tampoco a pedigüeños adultos. Confiesa que ha tenido altercados con algunos mendigos que la molestan, cuyo asedio se torna insoportable.

Entiendo su enojo. Yo razoné igual durante un tiempo, pero estaba un día en misa, precisamente pesando en este asunto, cuando escuché a un sacerdote muy joven decir una frase que ya antes había escuchado: Dios nos manda a dar, no a preguntar. Me lo tomé para mí.

Y con esas palabras, dichas por el cura, le respondí a mi amiga sobre su queja por los pedigüeños. Ella, por supuesto, reaccionó señalando que su dinero puede ser utilizado para comprar drogas, o por gente que no lo necesita. Lo cual es cierto.

Pero, como dijo el cura joven, Dios no nos manda a preguntar para qué es el dinero que vamos a entregar, ni por qué esa persona, en lugar de trabajar, pide en la calle. Él nos manda a dar de la misma manera que hemos recibido: gratis.

Recuerde que Dios no nos cuestionó sobre qué íbamos a hacer con la vida que nos entregó: si la aprovecharíamos, si seríamos personas productivas o una carga para la sociedad y nuestras familias.

Nos entregó los ojos sin preguntarnos si sabríamos apreciar lo que vemos cada día a nuestro alrededor. Nos dio las piernas, y no nos sometió a una prueba a ver si valía la pena dotarnos de ellas a nosotros y no a alguien que las usara para caminar por el mundo haciendo el bien.

Recibimos gratis las manos, el olfato, el oído y la capacidad de hablar, aunque de nuestras bocas solo salgan tonterías. Sin que demostremos méritos, nos dieron las cosas más valiosas que tenemos: nuestra inteligencia, habilidades y destrezas, al margen de que hagamos o no un uso productivo de ellas.

También, la familia y los hijos nos han sido regalados sin que hayamos llenado ningún requisito. Es más, puede que muchos estemos conscientes de que no nos merecemos lo recibido. ¿Pues, cuántos de nosotros mal utilizamos esos dones maravillosos puestos en nuestras manos? ¿Cuántos los destinamos para usos equivocados? ¿Cuántos despreciamos su valor? Pese a ello, no nos han sido negados.

Claro, algún día, nos pedirán cuenta por lo recibido, también a los que mendigan en las calles, y ahí cada quien recibirá lo que merece. Pero, mientras tanto, debemos dar igual que como Dios nos lo ha dado todo a nosotros, sin condiciones, sin preguntar, de gratis.

Tags relacionados