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FOLCLOREANDO

Mis andanzas II

Ya de vuelta al lugar de origen, Manhattan, luego de visitar PerthAmboy y Houston y caer en Paramus de nuevo, a donde mis hijos y nietos, me fui al Bronx para juntarme con algunos de mis ex compañeros del Ballet UASD, en la casa de Freddy y Marilin. Allí compartimos con Juan Ramón Lara, que me llevó de sorpresa a mis dos sobrinos Agliberto y Moisés; Bibiana Polanco, Nicolás Antigua Mencía, Nery Olivares, Raymond Abad, la esposa e hija de Hilario, Yolanda Morillo. Nos comimos un delicioso asopao de camarones que “guay mi mai”. Fue una hermosa oportunidad de despedir a Abad y su esposa Esperanza que ya se establecieron en La Florida. Disfrutamos de la música de un grupo folclórico de fusión que lo formaron parte de los presentes, entre ellos Nery, Abad y Freddy Hernández. La comunidad dominicana en esta urbe necesita más conocimientos de nuestra cultura tradicional y popular. Un viernes me fui a bailar son en el Club Deportivo Cultural en Amsterdam. No pude ir a ver a Sonia Cabral ni al Club Manoguayabo, porque ambos me quedaban un poco lejos y quería estar en mi área. A Sonia la veré aquí, en Santo domingo, y bailaré sus sones que tanto me gustan. Pues me quedé en el Deportivo en compañía del Sonerito, un bailador que además se destaca en otros ritmos tropicales. Lo que observé en este Club es que las personas que asisten son bailadores normales, no soneros, que disfrutan del ambiente musical y bailable, porque además colocan salsa y bachata. No vi más de tres soneros allí, pero se pasa bien, aunque los verdaderos soneros no bailan bachata. Un señor me invitó a bailar una bachata de mitad de los 60 y la bailamos con el estilo de esa época. Me dijo que recuerda cuando muchacho, viviendo en Santiago, que se iba al “Hospedaje”, una especie de prostíbulo, a pendenciar cómo bailaban. Esta vivencia del atleta Firo Jiménez es una historia oral interesantísima, que solo compartiendo con las personas podemos conocer. Me recuerda la calle 30 de Marzo, en Puerto Plata, calle de los prostíbulos, el lugar para que los jovencitos se entrenaran en su vida sexual. Era prohibido pasearse por la parte baja de la ciudad. No hace mucho me tomé una foto en el medio de la calle, ya liberada.

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