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CAMINOS DE DIOS

“Yo soy el camino y la verdad”

“Pero estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). En efecto, el “discípulo amado” ha escogido hechos que demuestran que Cristo no es un hombre más en este mundo; que es el Hijo de Dios.

Por eso presenta las señales o actos sobrenaturales de Jesús como una prueba de su naturaleza única. Cristo nunca hizo un milagro para deslumbrar a la muchedumbre; los usó como lecciones específicas para enseñar algo de sí mismo. Sin duda, las señales hacen insostenible cualquier afirmación como esta: “Estoy dispuesto aceptar a Jesús como un gran maestro en el ámbito de la moralidad, pero no acepto su afirmación de ser Dios”.

Precisamente Felipe deseaba estar seguro también: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Y jesús le respondió:

“...el que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. (Juan 14: 6-8). Los judíos no creyentes le interrogaban indignados: “¿Quién te haces a ti mismo?”. Jesús era categórico al decir: “Si me conociéseis, también a mi padre conoceríais”. Por tales palabras, los adversarios creyeron eliminar a su salvador. Él dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

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