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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

¿Es el matrimonio un rito o es una vocación?

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Maruchi R. De ElmúdesiSanto Domingo

Leyendo en el periódico el domingo pasado, la noticia de que en 14 años hubo 234,000 divorcios en el país, reflexioné sobre qué es el matrimonio para los jóvenes hoy.

Incluso nuestro presidente Danilo Medina expresó su preocupación “por la facilidad con que se disuelven los matrimonios en el país y por la desmedida influencia del factor económico en las familias”. El psicólogo Luis Vergés atribuyó ese incremento “a diversos factores, citando entre los principales la movilidad de las personas por la necesidad de sobrevivencia, la violencia y la falta de afectos emocionales entre las parejas”. El especialista de la conducta “sugiere aplicar políticas públicas que incentiven la unión familiar, que no solo se hable de los recursos para la gente subsistir, sino de los recursos emocionales para darle calidad al otro en una relación.

Plantea que se debe comenzar a ofertar a las personas la idea de las ventajas de vivir en unión con otros, de la integración familiar del valor que tiene formar una pareja. Exhorta también a las parejas a propiciar el buen trato, porque observa que la violencia ha incidido bastante en los divorcios, tanto la estructural, como la intrafamiliar.

El Instituto de la Familia, creado hace ya 30 años, viene insistiendo en la necesidad de formar a las parejas para contraer matrimonio. También el Movimiento Familiar Cristiano, que desde hace ya más de 50 años viene ofreciendo sus Cursos de Preparación al Matrimonio, para los jóvenes que se van a casar. Y es que siempre hemos visto la necesidad de que se conozca qué es el matrimonio: ¿Un rito o una vocación?

¿Por qué se siguen casando nuestros jóvenes hoy? ¿Por qué se siguen divorciando?

Pienso que lo primero que debe de pensar el joven o la joven es ¿para qué deseo casarme?

¿Es el matrimonio para mí una salida a mis problemas familiares, o verdaderamente es el amor que le tengo a mi pareja lo que me hace dar ese paso?

En nuestros cursillos siempre hemos insistido en que el Matrimonio es una vocación, y no todos tienen la vocación para el matrimonio. La persona egoísta por naturaleza está incapacitada para el matrimonio. El matrimonio es para compartir las alegrías y las penas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, todos los días de nuestra vida. El matrimonio es para toda la vida. No podemos ir cambiando de parejas como de camisas. Eso es absurdo, y es lo que está ocurriendo a nuestros jóvenes hoy, por la avalancha de relativismo como lo llamaba Benedicto XVI, nuestro Papa emérito.

La familia continúa siendo la primera educadora de sus hijos y si no cumple con la misión para la que el mismo Dios la destinara, es imposible que podamos controlar lo que está sucediendo hoy. El aumento de la delincuencia está en relación directa con la pérdida del sentido de responsabilidad de las familias. Mientras más atención le demos a nuestros niños, jóvenes y adolescentes, menos incidencia habrá hacia la delincuencia.

Como familias hemos perdido el sentido de nuestra misión de colaboradores con Dios del desarrollo integral de cada uno de los miembros que la componen, y por eso estamos viendo el resultado. Que el Señor nos ayude a colaborar con las familias para que eliminemos poco a poco la violencia en el País. ¡Amén!

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