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FOLCLOREANDO

Las tradiciones de un país

(1 de 2) Me angustia la forma de cómo estamos proyectando nuestra identidad. Llegará el tiempo en que también se transformará, pero negativamente, mientras sigamos ayudando a otros pueblos, a otras personas a cambiar sus costumbres por innovaciones. Critico firmemente que vayamos a las provincias a imponer nuestras reglas. Mientras hagamos esto estamos deformando la identidad. Me explico: Cuando vamos a un hogar campestre y le regalamos a esa familia una greca para facilitarle el trabajo que hace un colador de tela, estamos contribuyendo a la pérdida de las tradiciones. Esos cambios deben ser por necesidad y no por imposición.

Si decimos que la cofradía de los congos de Villa Mella tiene que vivir del motoconcho porque no tienen la forma de seguir la tradición, estamos haciéndole daño. Me pregunto qué hacían estas personas antes de que la Unesco le otorgara el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, celebrar la fiesta del Espíritu Santo, celebrar cabos de año y bancos, lo que es su costumbre, que no lo hacen para los visitantes, es una práctica de ellos, es su tradición que aun conservan.

Cuando visito a mi amiga Matilde y le digo que no coloque las fotos en la sala, porque es en el pasillo que se estila colocarlas o regalarle flores de seda porque las plásticas que tiene no están de moda, estoy contribuyendo a que se transformen esas costumbres por imposición. ¿Cuál es el motivo que me induce a inmiscuirme o tener injerencia en un grupo social que no es el mío? ¿Por qué tengo que enseñarle a esa gente a pedir, si nunca lo han hecho, qué me mueve a mí a ayudarlo, a tenerle pena? ¿Porqué debo tenerle pena a un grupo que vive del trabajo y sus tradiciones como a los guloyas, Hilda Peguero o a la capitana de la sarandunga de Baní? Ninguno de estos grupos los he oído diciendo que no se va a celebrar la actividad porque no tienen dinero. Estas personas que menciono son muy honestas y han mantenido sus tradiciones por años, por lo que no necesitan de personas que los aúpen. Para ayudar a conservar una tradición no es criticando a los gobiernos de turno a que ayuden con dinero, es apoyarlas con planes de salud, para que nos duren más, como teníamos programado un operativo médico en el año 2005.

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