HABLANDO DE ASMA Y ALERGIAS
Semana de la Inmunoterapia
La inmunoterapia ha cumplido ya más de 100 años pero la metodología aplicada para llevarla a cabo, desde que Noon y Freeman la crearan, ha variado muy poco.
A pesar de ello su eficacia ha sido reconocida por la OMS destacándola como el único tratamiento capaz de modificar la marcha natural de la enfermedad alérgica.
Desde hace algunos años, la Medicina Basada en la Evidencia es considerada como el patrón de medición que debe regir la toma de decisiones médicas y gracias a ensayos científicos controlados, se confeccionan diferentes documentos que norman los procedimientos a seguir, como la Guía GINA (Global Iniciative for Asthma), o la Guía ARIA (Allergic Rhinitis and its Impacto n Asthma), por ejemplo. Si bien estas guías mencionan la inmunoterapia como alternativa terapéutica, no recomiendan enfáticamente su utilización, argumentando que no existen estudios serios que comparen su eficacia con la que ofrecen los actuales medicamentos. Creemos que no es fácil comparar un tratamiento sintomático-controlador con uno etiopatogénico-curador.
Gracias a los adelantos en genómica y diagnóstico molecular, que permiten reconocer epitopes antigénicos y panalérgenos, capaces de provocar reacciones cruzadas, como profilinas, tropomiosinas, proteínas transportadoras de lípidos, etc. junto a la individualización de biomarcadores que identifican endotipos y fenotipos en nuestros pacientes, la inmunoterapia como método de tratamiento para las patologías alérgicas surge como el paradigma de la medicina predictiva (o personalizada).
Leonhard Noon y John Freeman, quienes publicaron el primer trabajo sobre la “inoculación profiláctica contra la fiebre del heno”, por el año 1911, no podían imaginar que técnicas de ADN recombinante permitirían identificar no solo los componentes moleculares del antígeno, sino que posibilitarían, cual ‘bala mágica’ preparar la vacuna con el extracto específico. ¡La terapia correcta para el paciente adecuado en el momento justo!