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CIUDAD COLONIAL

En la Fortaleza Ozama

La mano esclava de taínos y africanos constr la Torre del Homenaje, la cual cuenta con un arquitectónico medieval.

ENCUENTRO. Los acontecimientos ocurridos en la Fortaleza Ozama fueron contados en sus instalaciones por María Teresa Ruiz de Catrain y Elías Paredes, en un recorrido dirigido por Milagros Caamaño, directora de este Museo.

ENCUENTRO. Los acontecimientos ocurridos en la Fortaleza Ozama fueron contados en sus instalaciones por María Teresa Ruiz de Catrain y Elías Paredes, en un recorrido dirigido por Milagros Caamaño, directora de este Museo.

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Mayra Pérez CastilloSanto Domingo

González Fernández de Oviedo llega como alcaide de la Fortaleza Ozama. Hombre lleno de saberes, etnólogo, antropólogo, cronista; “es el autor de la Crónica Natural de Las Indias Occidentales, libro base para conocer los acontecimientos de su época, puesto que el Archivo General de Las Indias se encontraba en la Catedral, fue quemado en 1586 por el mal llamado Drake”, dice Elías Paredes, guía nacional de Turismo.

A salvo solo quedaron los escritos que aquel alcaide había mandado a Europa, quedando como única referencia. La situación originó que fuera nombrado como cronista oficial de los reyes, razón por la que su oficina y casa estaban ubicadas en el edificio militar de donde contó cada una de las situaciones que ocurrían en América, “fueran buenas o malas”, resalta.

Los recuentos dirigidos al emperador Carlos I y V describen la flora y la fauna del mundo que el erudito conoció hasta esa época. El celo que guardó por la responsabilidad que cargaba sobre su hombro, que fue el bienestar de la Fortaleza, quizá haya sido la causa por la que muriera con sus llaves en las manos. “Más que a la muerte le temió a desatender su responsabilidad”, explica María Teresa Ruiz de Catrain.

Gracias a sus aportes es que en su honor lleva el nombre la laguna Oviedo. “Él fue los ojos del emperador en cuanto a medio ambiente se refiere”, resalta.

Pero como todos los seres humanos, el gobernador tuvo sus luces y sus sombras. Él no creyó, como otros de su época, en la humanidad de los indígenas; entendía que carecían de alma, por lo que no estaban calificados para ser evangelizados.

Representación La Fortaleza Ozama, destaca María Teresa de Catrain, representa la puerta hacia Las Américas, por ser el punto de partida de la conquista, porque toda la conquista salió de aquí. “Quien tuvo lo oportunidad de escribir una página en los libros de la historia del Nuevo Mundo vino de España hasta aquí y de aquí hacia el descubrimiento de las nuevas tierras”.

Vacas, caballos, conejos, gallinas y hasta los perros que se utilizaron como armas para cazar a los taínos, fueron traídos por los conquistadores, quienes al desembarcar entregaban su mercancía al gobernador en nombre de la corona.

Estos navegantes debían aclimatarse a vientos y aguas nuevas; desarrollar un lenguaje corporal para comunicarse con los habitantes de las tierras por descubrir, desconociendo que todos eran diferentes. “A mi modo de ver, lo más apasionante de este recinto es que esos conquistadores que venían y se preparaban no se llevaban el animal que traían sino un hijo de este nacido aquíÖ no se llevaban las espigas de trigo, ni las semillas de las hortalizas, sino el fruto de ellas. En otras palabras, toda siembra que la conquista y colonización traía hacia América, primero era sembrada aquí con tierras hoy dominicanas para luego ser trasplantadas en otro destino”, narra.

Con la pasión que le causa contar la historia, Ruiz de Catrain confiesa estar completamente convencida de que esos enormes naranjales de La Florida tienen su origen aquí; desde allá abajo del Estrecho de Magallanes hasta el Golfo de México que comprendía el Imperio Español fueron habitados por un mundo animal y con plantas nacidas en La Hispaniola, los terruños de tierra que se llevaron de aquí, específicamente de la Fortaleza Ozama.

ENTRE LA TORRE DEL HOMENAJE La Fortaleza Ozama, primera residencia del virreinato y la Real Audiencia, ha acogido las pisadas de los más ilustres personajes de la conquista de América, quienes desde la cúspide recibían pleitesía en las mismas alturas desde las que se aprecia la inmensidad territorial en la que está edificado el monumento.

Al pararse y pasear con la mirada hacia el entorno también es factible mirar las construcciones contemporáneas a la torre, como la Catedral de Santo Domingo, la Iglesia de la Altagracia y la muralla levantada por el ex presidente de la República, Rafael Leonidas Trujillo, quien luego de pagar la deuda externa a Estados Unidos, quiso rescatar las Aduanas y para poder cobrar los impuestos decidió cerrar el perímetro, bajo un concepto arquitectónico coherente a lo que ya existía.

A juicio de la historiadora María Teresa Ruiz de Catrain: “Esta es la más importante edificación militar de las Américas”. Se construye de 1502, luego del traslado de la villa La Nueva Isabela hacia este lado con la llegada de Nicolás de Ovando, quien ordena su edificación, un entonces que marcó su naturaleza militar hasta nuestros días. Espacio en el que se tomaron las decisiones que conformaron la patria y hace unas semanas escenario en el que se despidió a Claudio Caamaño, héroe de la Revolución de Abril y la invasión de playa Caracoles.

El segundo piso y el Mirador fue el hábitat de Don Diego Colón y su corte hasta en tanto se alistaba su residencia.

A la derecha de la torre está el arsenal de Santa Bárbara, cuyos muros fueron levantados con la particular característica de tener un metro y medio de espesor, excepto en su parte trasera. Alcanzan una altura de tres metros; mientras que su techo es cuatro aguas. En la parte alta de la entrada está tallada la imagen de Santa Bárbara.

ÍCONO. Santa Bárbara, con la columna en la que la azotaron en las manos, es la virgen de los militares.

PORTAL DE CARLOS III. Para 1787 por orden de Carlos III se construyen tres enormes puertas en América, entre ellas esta que lleva su nombre.

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