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EVENTOS

La fiesta de las orquídeas

La Sociedad Dominicana de Orquideología invita a la edición 44 de su exposición anual, a celebrarse en el Jardín Botánico Nacional del 10 al 13 de marzo

El evento anual que organiza la Sociedad Dominicana de Orquideología reunirá en el Jardín Botánico a los miembros de la entidad, a viveristas y aficionados del país.

El evento anual que organiza la Sociedad Dominicana de Orquideología reunirá en el Jardín Botánico a los miembros de la entidad, a viveristas y aficionados del país.

Se acercan cuatro días de fiesta para los amantes de las orquídeas. Del 10 al 13 de marzo, la Sociedad Dominicana de Orquideología (SDO) celebrará su exposición 44 en el Jardín Botánico Nacional (JBN).

Con el título ‘Fiesta de las orquídeas en el Jardín’, los miembros de la entidad, los pequeños y grandes viveros del país y floricultores particulares mostrarán lo mejor de sus cultivos y pondrán a disposición del público variedades de orquídeas a precios de feria.

También se realizará la 34 versión del concurso anual que premia el mejor cultivo y los mejores ejemplares en diferentes categorías de estas populares plantas ornamentales, una familia de la que se han registrado alrededor de 35,000 especies en el mundo y unas 350 en República Dominicana, entre nativas y endémicas.

La inscripción de ejemplares se realizará el próximo martes 8 en el JBN, de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, y pueden participar todos los interesados, no solo miembros de la Sociedad. “Las plantas a concursar deberán estar identificadas y la inscripción cuesta 25 pesos, para ayudarnos con la exposición”, recuerda al público Milda Sánchez, secretaria de la SDO.

Deben, además, ser plantas sanas, “con la flor bien formada, que no se vea vieja o marchita; y con las tres cuartas partes de la espiga abiertas; que esté en su completo esplendor, porque esto será un espectáculo maravilloso”, agrega Rossy Contreras, encargada del comité de premios. Como los miembros y los socios aficionados de la Sociedad venderán sus plantas, esta cita anual “es una buena oportunidad para adquirir variedades que no consigues en ningún vivero, como las bellezas de híbridos del doctor Ludwig Schott”, señala Contreras.

Durante el evento se ofrecerán talleres gratis sobre el cuidado, repoteo, juzgamiento “y sobre todo lo que la gente necesita para incentivarse y obtener el mejor cultivo de sus orquídeas”, explica Yolanda Paniagua, vicepresidenta de la institución. Con estos talleres, la SDO busca desmontar el mito de que el cultivo de orquídeas es complicado y solo para gente con dinero.

“La gente cree que es difícil, complicado. Muchos se quejan de que la orquídea ‘no se me prende’. Pero es que a cultivar se aprende cultivando. Las orquídeas necesitan dedicación, amor, cuido, trato. Hay que desparasitarlas igual que a las personas, fumigándolas, porque se enferman; los parásitos se las comen si no las cuidas. Hay que nutrirlas y alimentarlas porque si no, no florecen”, dice Paniagua.

Detalles y horarios El próximo miércoles 9 de marzo tendrá lugar el juzgamiento de plantas y la selección de ganadores. El jueves será la apertura al público, de 9:00 de la mañana a 6:00 de la tarde. La exposición permanecerá hasta el domingo 13.

La entrada cuesta 150 pesos a pagar en la boletería del Jardín Botánico. Del montaje se encargará el arquitecto paisajista Nathanael González. Además de plantas, en la exposición habrá un área de refrigerio.

Pasión por las orquídeas

La Sociedad Dominicana de Orquideología fue fundada en 1967 por gente enamorada de las orquídeas, dice Yolanda Paniagua, vicepresidenta de la institución. Cuenta con 120 miembros y la preside Lilly Rodríguez.

A propósito de la exposición, tres de los socios mostraron sus patios a LISTÍN DIARIO, lugares cargados de verde y energía positiva donde crecen coloridas Cattleyas, Tetracattleya, Vandas, Phalaenopsis, Dendrobiums, Cymbidium, diversos híbridos del famoso doctor Ludwig Schott y el ‘boom’ de los últimos años: las retorcidas taurinos.

Rossy Contreras: “Esto es una vocación, tiene que gustarte”

Tiene 15 años cultivando orquídeas y 13 en la Sociedad. Su nombre es muy conocido entre los cultivadores dominicanos y sus plantas están entre las más premiadas en los concursos locales. Su idilio con estas flores se nota en cada rincón de la residencia, con una colección de más de 8,000 ejemplares, pues junto a su hija mantiene un tupido vivero en un costado de la casa.

¿Cómo empezó? “Tenía la necesidad de hacer algo, porque ya mis hijas estaban en la universidad, y alguien me habló de las orquídeas. Empecé con matitas de dos pulgadas que le compraba a la señora Belkis de Silfa, que las vendía en vasitos plásticos. Eran Dendrobiums. La primera vez le compré 10 y en una semana llegué a tener 50 matitas, porque me entró como una euforia, una fiebre”.

Como es natural, dice Rossy, no sabía nada de mantenimiento y comenzaron a dañárseles. Le recomendaron a una persona (Patricio) que tiene muchos años en el mantenimiento de orquídeas y todo mejoró. La experiencia, sonríe, ha sido maravillosa.

“Es lo mejor que papá Dios nos ha dado en este momento de la vida después que crías a tus hijos y se te casan. Buscas otro aliciente y en este caso, en que cada día se sacan tantos híbridos nuevos, esto te pone hasta egoísta, porque la especie o el híbrido que no tienes ya los quieres. A veces me digo ‘Rossy, ya está bueno’, pero es que esto me da vida. Si compro una mata sin flores, desde que empieza a salirle la espiga comienzo a acecharla hasta que abre y ya eso me llena de satisfacción. Esto te da energía, te mantiene con vida. Se te olvida que tienes la presión alta, te olvidas del mundo”.

Las tiene en todos los ambientes y recipientes, incluyendo conchas de caracol. Gracias a la tecnología, expresa Rossy, cada vez se puede tener más variedades, dado que la cantidad de híbridos es incalculable.

“Los chinos están ‘hibridizando’ 5,000 plantas al día. Las están llevando de la hibridación a la floración en tres años, cuando antes se tomaban cinco. Ahora hay una fiebre con lo que se llama taurinos o antílopes, que son las Dendrobium con pétalos y sépalos retorcidos”. Le insinuamos que los cultivadores de orquídea de la SDO son personas muy amables, de trato afable y que transmiten buena vibra.

“Mi teoría es que en la casa donde no hay armonía las orquídeas no progresan. Oyes gente decir que las orquídeas no se le dan, y al visitar la casa notas que los miembros se pelean mucho, que no hay armonía. Las plantas necesitan tranquilidad. Su comportamiento te habla. Ellas te hablan”, responde.

Yolanda Paniagua: “Es un placer verlas crecer”

Doña Yolanda forma parte de la Sociedad Dominicana de Orquideología (SDO) desde hace 16 años. En su patio crecen unas 200 variedades entre nativas, híbridos y endémicas. Tiene ya 20 años rodeada de los colores de estas plantas que empezó a cultivar porque su esposo se las regalaba. “Cuanto tenía cinco o seis se me ponían feas, y entonces quise aprender a cuidarlas para que no se me murieran”. Aprendió sobre todo que con las orquídeas hay que tener paciencia, y que en ocasiones muchas morirán.

“Hasta que no matas más de mil plantas no te puedes considerar un verdadero cultivador de orquídeas”, bromea. “A veces, queriéndolas cuidar demasiado las matas, cuando ellas te van diciendo lo que quieren. Una que no me florecía anduve el patio entero con ella, hasta dar con el lugar donde floreció”. Yolanda compra para cultivar. Dice que es un placer llevarlas a casa, dividirlas y verlas crecer. Ha ganado muchos premios de la Sociedad, entre ellos flor del mes y mérito al cultivo. En su patio, dice, las más difíciles de cultivar son las Phalaenopsis, pero otras variedades se dan como la yerba.

¿Cómo saber lo que necesita cada una? “Ellas te lo van diciendo –comenta-. Algunas son de agua diaria, como las Vandas, a las que hay mojarles las raíces todos los días. Otras, como las Phalaenopsis, se dañan si las mojas todos los días. Algunas son de mucho sol, otras de semisol y otras de cero sol pero mucha claridad”.

Cuando ya tiene muchas, Yolanda las vende. “Vendemos plantas en la misma exposición para ayudarnos con los nutrientes, y porque siempre consigues variedades que andabas buscando y que posiblemente solo encontrarás allí”.

¿Favoritas? “Todas. Pero soy débil por las Vandas pequeñas. La que me gusta de vedad es la Cattleya, pero dura mucho para florecer, mientras que las Vandas florecen el año entero”. Sobre la SDO, dice que se aprende muchísimo y de manera permanente. “Todos los meses nos reunimos para compartir experiencias, por eso queremos que en la exposición participe mucha gente porque muchos tienen miedo porque se ha creado un tabú de que las orquídeas son difíciles de cultivar”.

Luis Oleaga aún conserva su primera planta

Con 21 años “bregando” con ellas y siete en la Sociedad, Luis Oleaga puede presumir de sus buenas manos para cultivar orquídeas, una pasión que le transmitió la doctora Canto de Méndez, prima hermana de su esposa.

“Ella me introdujo en este mundo y me regaló mi primera orquídea”, una Vanda de sol color naranja que todavía florece varias veces al año.

Pasan de 600 las variedades que cultiva, de unas 20 especies, y todavía se emociona cuando ve variedades y colores nuevos.

“¿Sabes qué pasa? Esto es un vicio, pero un vicio bueno, porque no andas en el medio. Te toca cuidarlas y si se te mueren te sientes culpable. Claro, se me morían al principio, pero uno no puede dejarse caer. Si se me muere una, vuelvo y la compro. Tengo 20 años en esto y todavía se me mueren, porque las plantas son como las personas: nacen, crecen y mueren”.

Militar pensionado, don Luis ama tanto sus orquídeas que no las vende. “Al contrario, trato de comprar más”. Incluso prefiere no llevar a las exposiciones las plantas de sol que crecen en la pared, “para que las raíces no se caigan”. Ha ganado muchos premios en las exposiciones y no sabría elegir una favorita. “Ese Dendrobium oscuro es hermoso –señala con la mano-, pero aquella blanca también, y las nativas son muy bonitas. Y tengo una mata de mamón en el frente de la casa al que le puse orquídeas Anosmum o Superbum y cuando esa planta comienza a florecer eso es hermosísimo. La gente se para a tomarle fotos”.

Sostiene que aunque las más comunes son las Vandas, las Phalaenopsis y los Dendrobium, “tienes una serie de plantas híbridas y exóticas que aquí las venden muchas personas y que pocos conocen, porque las aprecias más bien cuando te involucras en el mundo de las orquídeas”. Conocerlas se logra con el tiempo y la experiencia, asegura. “Pero luego esto es un placer. Yo hasta música les pongo: merengue, clásica, instrumental”.

¿Les florecen mucho? “Las Vandas duran hasta un mes y medio florecidas, pero el Anosmun dura solo 14 o 16 días, y está la Dendrobium crumenatum (le dicen la palomita), que solo te dura 12 horas: a las 7:00 de la mañana abre, con un olor riquísimo, y a las 7:00 de la noche ya se murió”, explica. ¿Una sugerencia de Luis? “Al Dendrobium le gusta sentirse apretado. Si lo pones en un tarro muy grande no es que no se te prende, pero se tarda más tiempo”.

El cultivo de orquídeas es un vicio, pero un vicio bueno, porque no andas en el medio, dice Luis Oleaga, en cuyo patio crecen unas 600 plantas.

Las favoritas de Yolanda Paniagua, que cultiva orquídeas desde hace 20 años, son las Cattleyas y las Vandas.

Rossy Contreras cultiva orquídeas desde hace 15 años en todos los ambientes y recipientes, incluyendo conchas de caracol.

El comité de premios de la Sociedad Dominicana de Orquideología lo integran Rossy Contreras, Lily Rodríguez, Ana María Ricart, Carlos Tavárez y Roberto Rodríguez.