Santo Domingo 28°C/28°C few clouds

Suscribete

COSAS DE DUENDES

Buenos abuelos

Cuando los años avanzan, y el calendario pasa las páginas, las capacidades disminuyen hasta que hay cosas que, simplemente, no puedes hacer. No ves las letras pequeñas, no distingues las medianas o necesitas lentes hasta para las grandes. La movilidad se reduce.

Los dolores aumentan. La compresión de las situaciones merma.

También, la habilidad para atender mil asuntos a la vez.

Al cumplir cierta edad, no haces las cosas no porque no quieras sino porque no puedes. Las fuerzas se agotan antes de que termine el día y el descanso nocturno se hace imprescindible. Los que trasnochan son unos comparones.

Pasado el tiempo, tampoco puedes tener hijos, y se entiende. Para criar un niño se necesita vista de águila, agilidad de bailarín, la fuerza de Hércules, la resistencia de un atleta de maratón y ánimo para dormir una hora y, luego, despertar temprano a otra jornada más, igualito que el primer gandul. Como después de los 50 no se puede concebir, salvo algunas excepciones, que aparecen, el problema estaría saldado por la propia naturaleza. Pero los seres humanos siempre hacemos trampa y así es como a los abuelos les llegan los nietos, a veces, todavía bebés.

He observado que muchos accidentes, en los que fallecen pequeños o estos son víctimas de alguna agresión, le ocurren a menores a cargo de personas mayores. Gente buena que los quiere y se muestra dispuesta a hacerse cargo de una responsabilidad enorme a la que sus hijos no le dan las caras. La madre muere y el padre desaparece; ambos son adolescentes y ninguno se hace cargo o los dos son adultos pero sueltan el paquete sin vergu¨enza alguna. Y ahí están los abuelos con un abismo generacional que no les permite entender las necesidades ni los desafíos de esos niños.

Con una debilidad física que limita su accionar frente a un muchacho lleno de energía y salud. El final de la historia puede ser feliz pero, también, te enteras de nietos y nietas descarriados, atrapados por las drogas, asesinados en las calles o muertos en accidentes trágicos.

Leemos sobre eso todos los días. Y ves a estas viejitas, casi siempre son las abuelas, destrozadas y llenas de culpa. Valdría explicarles que ellas, o ellos, pudieron ser las mejores abuelas o abuelos del mundo pero para formar y sacar adelante a los hijos lo que se necesitan son buenos padres.

Tags relacionados