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Las mil formas del terrorismo

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María Antonietta RonzinoSanto Domingo

El último ataque terrorista a París, Francia, ha disparado todas las alarmas. El presidente de Francia, Francois Hollande, ha dicho: “Francia está en pie de guerra”, pero no es Francia únicamente, es todo el mundo. Aquí también hay terroristas, esos que van a los cargos públicos a saquear, a coger el dinero que les dan para resolver los problemas del país, y se quedan tanquilitos, felices. También son terroristas los que no pagan los servicios, ni la basura, ni el agua, cada día más contaminada y más escasa, porque tampoco tenemos ríos, les hemos sacado todo el material para la construcción y además están llenos hasta de barcos viejos, ante la indiferencia de los que son nombrados para cuidar todo eso. Pero, silencio absoluto, nadie hace caso de las quejas.

En un artículo de Buenhogar de febrero del 1984, “Conviene saberlo”, la periodista Victoria Puig de Lange informaba lo siguiente: “Nos aconsejan tomar de 6 a 8 vasos de agua diarios, pero, ojo, sepa qué agua está tomando”. Ya en esa época, en Nimes, en el sur de Francia, Perrier había construido una fábrica solo para satisfacer la demanda norteamericana. El problema del agua es de mucha actualidad. El agua pura es una necesidad humana, pero las condiciones del agua en todo el mundo son cada vez más alarmantes y en las grandes ciudades como Nueva York, Miami, etcétera, también. Filtrarla o hervirla no resuelve el problema, ya que lo único puro cuando se hierve el agua es el vapor y no sé si se puede agarrar para tomarlo.

El agua que bebemos es la misma que estaba presente cuando la vida empezó en nuestro planeta. No hay agua nueva, sino un ciclo de agua que se eleva y vuelve a caer.

Cuando cae, limpia toda la tierra: polvo, hollín, gases, olores, elementos químicos y otras impurezas son absorbidos por el agua que inicia un viaje a las profundidades de la tierra y a un proceso de filtración natural. Pero, cuidado, que en este siglo las fuentes de agua han sido atacadas por miles de nuevos productos químicos y contaminantes, así como desperdicios industriales que convierten el agua en un producto intomable. Cuando se lava una brocha de pintura con un líquido que contiene tryhilometrina, que cae en la tierra, la lluvia lo diluye, pero no lo disuelve. Los pesticidas con los que matamos los gusanos nos los tomamos nosotros en el agua.

Hay que chequear nuestros ríos y lo que hemos estado echando en ellos y en la tierra.

Es casi demasiado tarde, pero podemos hacer algo.

El presidente Danilo Medina encontró el desastre cuando llegó a la presidencia del país. No es como dicen algunos, como que él es el culpable, no señor, eso es viejo, pero sí debemos hacérselo saber hasta el cansancio.

Buscar soluciones y culpables.

Porque esto nos está aniquilando y cada vez estamos más enfermos. Por eso digo que también aquí hay terroristas, los que contaminan y los que se hacen los ciegos y sordos.

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