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COSAS DE DUENDES

Cuando lo cotidiano es maravilloso

Para los que acudimos a una oficina todos los días, la rutina es una enemiga de los acontecimientos que le dan sentido a vivir. En varias ocasiones, el sacerdote Francisco Lluberes, rector del colegio Loyola y, además, amigo y compueblano muy querido, me invitó para que lo acompañara al Politécnico Santa Cruz Fe y Alegría que, desde el año 2007, funciona en el Seibo.

Bueno, yo siempre estaba ocupada y le daba excusas al padre Franchi. Pero él, con su paciencia infinita, volvía a invitarme. La última vez, Dios permitió que apareciera un hueco y le acompañé a la inauguración del bachillerato agrícola del politécnico, el primero en la región este. Las instalaciones, limpias y rodeadas de verdor, me enamoraron en cuanto llegué. Pero el acto fue la sorpresa más agradable.

Por lo general, estamos predispuestos a que escucharemos discursos largos y pesados. En esta ocasión, no ocurrió así. Las palabras cálidas e inspiradoras de la religiosa Ana Orfilia Ceciliano, directora del politécnico, representaron el mejor de los inicios.

Nos conmovió su llamado a asumir un compromiso para preservar este planeta. Que podamos garantizar el derecho de quienes nos precederán a respirar aire puro y tomar agua limpia.

Luego, el discurso más inesperado, lo admito, fue el del vice ministro de Agricultura, Winston Marte. No me culpen. Los funcionarios nos han acostumbrado a decepcionarnos, en especial, cuando hablan. Este no fue el caso. Por lo que escuché, Marte es un técnico preparado, egresado de un politécnico como ese que los jesuitas han instalado en el Seibo, y les habló a los jóvenes, desde su experiencia, sobre lo que podemos lograr cuando estudiamos y nos esforzamos. Les dio esperanzas de que los profesionales del área agrícola tienen futuro. Claro, hubo sus logros gubernamentales, pero se lo perdono porque su intervención fue diferente. A su vez, el padre Jesús Zaglul, Director Nacional de Fe y Alegría, deslumbró por la humildad con que se refirió a esa labor invaluable que llevan a cabo los jesuitas con estos politécnicos que, en el caso de El Seibo, llegó por iniciativa del padre Franchi. En nombre de las decenas de alumnos allí presentes, habló la joven Scarlett. Me encanta que haya sido una mujer la escogida.

Sus palabras transmitieron fe en el futuro y alegría por las obras hermosas que gente increíble construye a pulmón y sin ruido. Esas personas, como el padre Franchi, no se dan cuenta que han convertido acontecimientos maravillosos en parte cotidiana de sus vidas.

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