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COSAS DE DUENDES

En todas partes

La omnipresencia de Dios, el hecho de que se encuentre en todos lados al mismo tiempo, durante las 24 horas del día y en cada habitación de las casas, los castillos, los restaurantes, las tiendas o cualquier espacio que haya en el mundo, es un concepto que nuestra mente humana no logra entender.

Por ejemplo, soy creyente y he tenido pruebas sobradas de la existencia de Dios, A Él he clamado, en medio de la soledad, y la respuesta ha llegado con más claridad que cuando me dirijo a alguien de carne y hueso parado justo al lado.

Pero, aún así, eso de que Dios está siempre, en todas partes, en todo momento, ni siquiera por fe logro asimilarlo del todo.

Así que, a veces, oro y no estoy tan convencida de ser escuchada. O, en medio de la oración, sucede algo que no acabo de entender como un mensaje.

¿De qué hablo? Días atrás, oraba por la gente que amo, cuando visualicé la imagen de una persona muy querida que vive en el exterior. Casi nunca hablo con ella, y hace ya un tiempo que no nos vemos, así que me sorprendió verla con tanta nitidez pese a tener los ojos cerrados. Se la presenté a Dios, para que la cuidara, por si acaso. Sentí una voz de alerta, un mal presentimiento. No comenté nada al respecto, pero entraba en las redes sociales, en que estamos conectadas, solo para confirmar que ella estaba bien. Así era.

De todos modos, cada mañana, mientras oraba volvía a surgir su imagen.

Este miércoles, alguien me contó que ella había sufrido un grave accidente y que era un verdadero milagro el que resultara ilesa.

Conducía un automóvil y la chocó una patana, justo del lado del conductor.

Tan fuerte resultó el golpe, que permaneció temporalmente atrapa dentro del vehículo. Pero solo fue un susto. Apenas sufrió ligeros rasguños por los restos del cristal de la puerta, que se hizo pedazos.

Usted puede estar leyendo este escrito con una expresión de suspicacia e incredulidad. También podría estar asintiendo con la cabeza porque ha vivido experiencias similares.

En cualquier caso, si alguna vez necesita de Dios, acuda a Él.

Clámele, porque ya sea que usted crea en él, o no, lo cierto es que está siempre, en todas partes.

Hasta para alertarnos que le debemos rogarle por alguien que necesita su ayuda, sólo debemos invocarlo.

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