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POR SALUD RENAL

Hematuria

La hematuria indica enfermedad, lesión o malformación del tracto urinario. Es el hallazgo clínico más frecuente dentro de la patología genitourinaria después de la infección del tracto urinario. La incidencia de hematuria microscópica entre los niños de edad escolar varía entre 0.4-2%. A pesar de esta frecuencia, en pocas ocasiones es una manifestación de una enfermedad grave.

La hematuria se define como la presencia de sangre en la orina, y específicamente la presencia de tres o más hematíes en un sedimento urinario. El lugar de procedencia de la sangre puede ser de cualquier estructura del aparato urinario: riñones, uréteres, vejiga, próstata. Hay que distinguirla del sangrado que aparece a través del meato uretral sin estar relacionado con la micción, que denominaremos uretrorragia, y cuyo origen estaría localizado en algún punto por debajo del esfínter externo de la uretra. También hay que distinguirla del sangrado vaginal en la mujer, que procede de su aparato genital interno y que en múltiples ocasiones no saben aclarar su lugar de procedencia, ya que se dan cuenta en el momento de la micción al encontrar manchado de sangre el recipiente donde han orinado.

Hay dos tipos básicos de hematuria: microscópica y macroscópica. Hematuria microscópica: como su nombre indica se refiere a la presencia de sangre en la orina en una cantidad que solo puede ser detectada mediante el microscopio. Una persona sana excreta unos 85,000 hematíes en un día, por lo cual en un sedimento de orina de una persona normal podemos encontrar 1-2 hematíes, por esta razón se considera hematuria a la presencia de 3 o más hematíes por campo en una muestra de orina. No obstante, algunos consideran que la presencia de solo algún hematíe en más de un análisis consecutivo debe de ser estudiado.

Hematuria macroscópica: la orina adquiere color rosado o rojizo dependiendo de la intensidad, teniendo en cuenta que más de 100 hematíes/campo produce hematuria macroscópica, basta con 1 ml de sangre para teñir un litro de orina. Puede ir acompañada de coágulos o no.

De origen renal: pueden ser traumática, toxicas, infecciosas, hemorragica y por tumores. De origen glomerulares: pueden ser hereditarias, tales como el síndrome de Alport, la hematuria benigna familiar no hereditaria. En estas podemos encontrar: glomerulonefritis aguda, postestreptocócica , y, sin duda, un grupo de patologías que son ausentes de hematuria.

El diagnóstico de hematuria. Inicialmente tenemos que establecer la presencia de hematuria. No toda orina roja tiene que ser orina sanguinolenta, ya que se pueden dar cantidad de situaciones que pueden pigmentar la orina, así tenemos pigmentaciones endógenas producidas por cristales de urato, porfinurias, hemoglobinurias secundarias a una hemólisis intravascular, mioglobinurias asociadas a ejercicios violentos con dolor muscular. También se dan las pigmentaciones exógenas tras la toma de alimentos o medicamentos, tales como remolacha, anilinas, nitrofurantoínas, vitamina B, fenacetina, rifampicina, laxantes con fenoftaleina, cloroquina, entre otros. Para confirmar la presencia de sangre cuando estamos en presencia de una hematuria franca con coágulos es fácil, pero se dan situaciones no claras donde podemos utilizar unos test cualitativos mediante tiras reactivas impregnadas de peroxidasas u otras sustancias que nos serán útiles para descartar pigmentaciones previo a iniciar procedimientos diagnósticos, pero sin omitir posteriormente exámenes cuantitativos de la orina. Ante la presencia de microhematuria en un sedimento de orina, se considera normal menos hematíes por campo, aunque algunos autores sitúan el límite en personas ancianas.

La hematuria es preocupante para la persona que la presenta y hace que los pacientes lleguen rápidamente al médico nefrólogo o al urólogo y es importante indicar que aunque en un porcentaje no es relacionada a una enfermedad grave es aconsejable la visita al médico especialista para determinar su causa, y señalo que los médicos que la deben investigar sean nefrólogos y urólogos de manera especial.

Rigoberto Jiménez, nefrólogo de la Fundación Dr. Baquero.

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