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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Un gran vacío en La Vida

Li Misol es una periodista sagaz, dedicada, profesional, solidaria... y cuántos adjetivos más puedan adjudicársele a una reportera de su talla. Durante 10 años trabajó en LISTÍN DIARIO, como una de las redactoras estrella de esta sección La Vida. Hace unos meses tomó la decisión de fijar residencia fuera del país. No puedo negar que, aunque me alegra saber que este cambio será favorable para ella, su partida es una gran pérdida para este medio, específicamente para esta sección. Tantas historias compartidas, tantas emociones vividas, tantas tazas de café saboreado en las primeras horas de la mañana, y tantos logros alcanzados por cada reportaje publicado no quedarán fundidos en un abrazo de despedida. No hay forma de recuperarse de su ausencia, y de obviar la falta que hace entre nosotras. Es de esas personas que, aunque tiene un comportamiento callado y sigiloso, no pasa desapercibida, porque su trabajo habla por ella. Mi relación con ella, podría decir, solo se da en una ciudad fabulosa, donde no hay cargos por encima, donde impera la armonía laboral a golpes del respeto, la responsabilidad y la entrega. Rara vez se logra un ambiente sano y amistoso en un área de trabajo, como el que ha prevalecido en esta sección. Li fue y sigue siendo un valioso activo humano-profesional que ha contribuido a que cuando se escriba la historia de La Vida de LISTÍN DIARIO, se escriba su nombre como una de las personas que ha puesto en alto este producto cada vez que con sus historias alcanzó primeros lugares de importantes concursos periodísticos. Hoy La Vida tiene un espacio vacío, el cual será difícil de llenar. No todos los profesionales están dispuestos a darlo todo para el logro de un resultado de excelencia. Con ella, la sección podría decir, sin ánimos de pretensión, tenía el equipo perfecto. Ante su ausencia estamos frente a una situación que mezcla nostalgia y alegría, pues sabemos que se va por su mejoría, pero su silla, su máquina, su espacio... no entran en ‘razón’. Hoy, a nosotras solo nos queda la esperanza de que con el paso de los años todo se supera. En mi caso, ya yo la extraño, pero igual deseo que de aquel lado del mar Dios le tenga una ciudad fabulosa donde pueda escapar de la melancolía que también la acompaña. Mientras, hay un espacio vacío en La Vida.

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