Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

SOCIEDAD

Las mujeres emprendedoras de RePapel

Entusiastas. Josefina Peralta (sentada), Fiordaliza Tejada, Dilania Berigüete y las demás señoras de RePapel se las ingenian para crear texturas y colores nuevos. "Trabajan con pasión", dice Andrea Luther, coordinadora del proyecto.

Entusiastas. Josefina Peralta (sentada), Fiordaliza Tejada, Dilania Berigüete y las demás señoras de RePapel se las ingenian para crear texturas y colores nuevos. "Trabajan con pasión", dice Andrea Luther, coordinadora del proyecto.

Avatar del Listín Diario
Yaniris LópezSanto Domingo Oeste

Les han ofrecido realizar este trabajo con métodos más rápidos, pero ellas prefieren seguir haciéndolo de la manera más artesanal posible: usando sus manos y aportando la textura y el color con elementos que encuentran en la cocina y en el patio de sus casas.

Siete mujeres de El Café de Herrera son el alma de RePapel, un proyecto enfocado en el reciclaje y reúso de papel apoyado por el Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (IDDI).

Pioneras en el reciclaje de papel en Santo Domingo, ¿por qué prefieren el método artesanal? “Es que nos sirve de terapia, nos relajamos trabajando”, dicen Dilania Berigüete y Fiordaliza Tejada a LISTÍN DIARIO. Para elaborar las láminas solo usan papel bond 100 % post consumo.

“Esto significa que el 100 % del papel ya desechado y usado por las empresas se utiliza para hacer papel nuevo. Nosotros lo pasamos a buscar a empresas y colegios que tienen la gentileza de donárnoslo”, explica Andrea Luther, coordinadora de RePapel.

¿Cómo lo hacen?

En un costado del taller (un local rentado en el corazón de El Café), Josefina Tejada convierte en tiras las partes en blanco de las hojas de papel. Los fragmentos tintados los desecha para no contaminar la futura pulpa. En RePapel no usan tijeras. Prefieren el ‘corte a mano’ para aprovechar la fibra que queda en el borde de las tiras, tal como les explicó Marcelo Ferder, el arquitecto argentino experto en reciclaje que les enseñó a reusar el papel hace 13 años.

“Fina nos va seleccionando el papel blanco, lo echa en un cubo y de ahí va a la lavadora. No usamos químicos, solo agua. La lavadora lo deja en estado de pulpa y luego lo pasamos a la licuadora para hacer la pulpa más fina. De ahí pasa a una bandeja con agua, donde lo mezclamos con lo que nos dará el color”, comenta Dilania.

La cantidad de pulpa que colocan entre la bandeja y el cedazo determina el grosor de la hoja.

Para la textura y el color usan pedacitos de sogas y elementos naturales. Nada de pinturas. Dependiendo del color que desean dar al producto final o que desea el cliente usan pétalos de rosa, pámpano del plátano, café, hoja de uva y de tela de cebolla.

Pueden hacer hasta 100 láminas de unas 10 x 14 pulgadas en una mañana. Si tienen muchos pedidos regresan a sus casas al mediodía, cocinan y vuelven al taller hasta la tardecita.

Para el secado colocan la pulpa en papel pelón y este papel en una bandeja hecha de cartón piedra (permite que el agua resbale y que la pulpa escurra bien). En lugar de usar lámparas de calor prefieren secar al sol, incluso cuando tienen muchos pedidos.

En todo este proceso usan papel, cubos, una lavadora, una licuadora, bandejas, mallas metálicas, tubos y ruletas.

Ingeniosas y trabajadoras

La cooperativa de mujeres emprendedoras de El Café y el proyecto de reciclaje de plástico y cartón nacieron en 1994 con la llegada a la comunidad del Programa de Saneamiento Ambiental en los Barrios Marginales de Santo Domingo (Sabamar). Se hacían llamar Las Norias.

“Íbamos a la cañada de Guajimía y a muchos otros lugares a limpiar el medio ambiente, para sentirnos limpios aunque nuestro barrio fuera muy pobre. Y vimos que se botaban muchos papeles y plásticos. Entonces decidimos hacer algo con ellos”, narran Fiordaliza y Dilania.

Marcelo les enseñó a reciclar y a trabajar el papel. Recuerdan que les llevó papel molido de su casa y una licuadora vieja y les dijo: “Ustedes pueden hacer esto, mojar el papel y licuarlo”. Así empezaron, desbaratando el papel en poncheras, manualmente, y convirtiéndolo en pulpa en la licuadora.

Como esas primeras hojas eran muy rústicas, decidieron buscar la manera de hacerlas más manejables y suaves.

“Eso nos estaba dando dolor de cabeza –dice Fiordaliza-. Hicimos muchas cosas, usamos felpa, toalla... Y nada. Yo pensé que cuando hay un problema este se puede arreglar. Solo hay que pensarlo. Me levanté una mañana, cogí un palo y froté el papel, pero se les quedaban muchas marcas. Entonces agarré un abanico, le saqué el tubo, trabajé el papel y así logramos lo que queríamos”.

Luther agrega que a RePapel se le dio identidad propia hace unos tres años con el alquiler del local, pues el taller de la cooperativa ya funcionaba en el patio de Ramona, también integrante de Las Norias.

“El IDDI ha equipado el taller con la colaboración del banco Ademi. Les ofrecemos los materiales gastables y hacemos el trabajo de mercadeo. Ellas nos entregan el papel y nosotros lo cortamos y lo adecuamos a partir de lo que nos piden los clientes, creamos los diseños y los imprimimos en una impresora que usa tinta biodegradable. El IDDI les paga por hoja y ellas se reparten el dinero”.

Con el papel elaboran tarjetas de presentación, libretas coladas y en espiral, bolsas para regalos, bolsas de tela biodegradable, tarjetas para regalos personalizadas y para ocasiones especiales, volantes y portavasos.

“Y no nos quedamos trabajando solo el papel –afirma Dilania-. Seguimos expandiendo el reciclaje y viajando a los pueblos a dar talleres y a compartir lo que sabemos”.

“Para ellas es una pasión. El que paga el costo es porque quiere que su cliente vea que su empresa apoya los proyectos verdes y desea colaborar con ellas. Hemos tenido opciones para mejorar el producto, en el sentido de que sea más rápido, pero ellas prefieren que sea un producto hecho a mano, totalmente artesanal y natural”, sostiene Luther.

Si desea colaborar con las mujeres emprendedoras de RePapel, ya sea donando materiales gastables o solicitando el servicio de elaboración de productos, las localiza a través del IDDI en el (809) 537-4767.

----  El IDDI les hace el trabajo de mercadeo y diseño a las mujeres emprendedoras de El Café. Las impresiones se realizan con tinta biodegradable. Con el papel elaboran tarjetas de presentación, libretas coladas y en espiral, bolsas para regalos, bolsas de tela biodegradable, tarjetas para regalos personalizadas y para ocasiones especiales, volantes y portavasos.

Andrea Luther, coordinadora de RePapel.

Las mujeres usan un tubo para darles diferentes niveles de grosor a las hojas.

El IDDI les hace el trabajo de mercadeo y diseño a las mujeres emprendedoras de El Café. Las impresiones se realizan con tinta biodegradable. Con el papel elaboran tarjetas de presentación, libretas coladas y en espiral, bolsas para regalos, bolsas de tela biodegradable, tarjetas para regalos personalizadas y para ocasiones especiales, volantes y portavasos.

Si lo cortamos con tijera, el papel pierde su propiedad. Además, sacarlos en tiritas nos sirve como terapia ocupacional, nos relajamos, dijeron las señoras de RePapel a LD.

RePapel es un proyecto enfocado en el reciclaje y reúso de papel apoyado por el Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (IDDI).  La textura y el color de esta lámina fueron obtenidos con hojas de uva de playa.

Ingeniosas y trabajadoras, las mujeres emprendedoras de El Café de Herrera, en Santo Domingo Oeste, realizan labores de reciclaje desde 1994.

Tags relacionados