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Homosexualidad: ¿se aprende o se nace homosexual?

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MARUCHI R. DE ELMÚDESISanto Domingo

Hace ya 12 años publiqué en este mismo diario dos artículos bastante largos sobre este tema, que parece que es también cíclico. En el primero de ellos hablaba de: “Y dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra’. “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: ‘Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla’. Y vio Dios cuánto había, y todo estaba muy bien”. (Gen 1, 26-27; 28-31).

Algunos psicólogos especializados dejan entrever que, salvo alguna excepciones, el ambiente tanto familiar como social influye grandemente a la hora de que el niño, joven o adolescente, “decide pasarse para el otro lado”, posición considerada tan normal hoy en día, gracias a tantos libros, programas, novelas, artículos periodísticos, películas, que poco a poco han ido “envenenando” el alma de los más débiles, frente a tantas situaciones aberrantes, por falta de padres y/o “pastores” que dirijan la grey hacia senderos de verdad, de luz, de paz y de armonía.

- No es lo mismo ser homosexual que practicar relaciones homosexuales con personas del mismo sexo. - No ha de confundirse homosexual con amaneramiento. - No ha de confundirse homosexual con travesti. - No ha de confundirse homosexual con hermafrodita.

Toda persona puede tener un comportamiento homosexual y ser plenamente masculina o femenina. Sin embargo, por causas puramente exteriores, esta persona puede convertirse en homosexual. No existe todavía una explicación psicológica y científica ¿variación en la relación paterno-filial?, ¿resultado de una variación en el aprendizaje psicosocial?).

La Iglesia distingue entre la inclinación homosexual (u homosexualidad) y la actividad homosexual (u homosexualismo), enseñando que la primera no es pecado en sí misma, aunque inclina a actos que sí lo son. La Iglesia, siguiendo el ejemplo y la enseñanza del mismo Cristo, condena al pecado, pero trata con misericordia al pecador. Ella enseña: “Las personas homosexuales, en cuanto personas humanas, tienen los mismos derechos que todas las demás personas, incluso el derecho a no ser tratados de una manera que ofenda su dignidad personal (Cf No. 10 de la Declaración sobre cuestiones de ética sexual del ’75). Entre otros derechos, está el derecho al trabajo, a la casa, etc. Con todo, estos derechos no son absolutos. Pueden ser limitados legítimamente a causa de un comportamiento externo objetivamente desordenado. Así, se acepta que el Estado puede limitar el ejercicio de los derechos con el fin de proteger el bien común” (Idem No. 12). “La tradición de la Iglesia ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, son contrarios a la ley natural, cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual”. (Catecismo de la Iglesia Católica No. 2357)

Este artículo viene por estar observando lo que vendrá después: querer legalizar las uniones entre personas homosexuales.

Seguiremos escribiendo sobre este tema, por las confusiones que continuamente se transmiten a través de programas televisivos que están afectando a nuestros niños, jóvenes y adolescentes. ¡Que el Señor nos ayude a ser fieles y mantenernos en Sus caminos. Amén!

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