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SALUD

Astrid Montero: el canto a la vida de la bebé que sobrevivió a una cardiopatía congénita

Fotografía de Astrid cedida por su familia. El pasado sábado cumplió cinco meses.

Fotografía de Astrid cedida por su familia. El pasado sábado cumplió cinco meses.

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Carolina PichardoSanto Domingo

Desde hace ocho años los padres de Astrid Montero estaban esperando su llegada. Se les iluminó el mundo a principios de 2017, cuando les anunciaron la noticia del primer embarazo del matrimonio.

El 10 de octubre de ese año nació la bebé. Y con ella la pesadilla de sus progenitores, Lorainne Gómez y Denny Montero: la niña, que tenía aspecto de “una bebé sana”, padecía de una cardiopatía congénita y otras malformaciones.

A partir de ese momento el reloj de Astrid corría en su contra: los médicos de Santo Domingo le dieron un mes y medio de vida de no ser operada en el Hospital de Niños de Boston, un objetivo que veían lejano por el monto millonario (RD$ 11,000,000) de los procedimientos.

El 10 de noviembre, a un mes de su nacimiento, y tras una recaudación colectiva que enterneció los corazones dominicanos, se trasladaron de emergencia en un avión ambulancia al centro médico bostoniano.

Cinco meses después celebran la vida de la pequeña guerrera. Las operaciones de corrección del hueco en el corazón, la arteria pulmonar izquierda, la malformación del arco aórtico y una obstrucción que afectaba sus vías pulmonares, fueron un éxito gracias al amor, las oraciones y las ayudas económicas de miles de personas y del Gobierno dominicano.

Hoy su físico es diferente al de la frágil bebé de finales de año. La niña que pesaba cinco libras al nacer ahora tiene trece, y su salud ha evolucionado de tal manera que ya no es necesario el uso de tubos y aparatos respiratorios para que pueda subsistir. Puede respirar y reír sin el temor de que sus manos, pies y labios se tornen azules por la falta de oxígeno en los pulmones.

“Quien la ve no dice que ella ha pasado por tanto”, cuenta desde Boston un allegado a la niña que conmueve a las redes sociales por la tranquilidad, paz y esperanza que reflejan sus despiertos ojos.

“No existen palabras idóneas que puedan expresar lo agradecidos que están los padres de Astrid, porque a pesar de que han sido meses de situaciones difíciles, también han sido de bendiciones y esperanza de que Dios les da la oportunidad de compartir con el amor de sus vidas cada día”, cuenta uno de los familiares.

Los especialistas del hospital, ubicado en el estado de Massachussets, en Estados Unidos, afirman que la bebé va acorde a su edad, y que deben permanecer por tiempo indefinido en Boston para realizar un cateterismo pendiente y chequeos médicos rutinarios para supervisar que todo esté correcto.

Astrid tras las operaciones

Astrid es una niña muy feliz, que ríe de todo, usualmente a carcajadas, haciendo que las personas a su alrededor se contagien con su alegría.

Rara vez llora, ni siquiera cuando tiene hambre o necesita algo, explica el allegado, que también agrega que la bebé duerme más de seis horas seguidas sin quejidos.

Las gélidas temperaturas que ha soportado la ciudad de Boston en este invierno solo han permitido que salga al hospital cuando es necesario así que, como pasa la mayor parte del tiempo en la casa, su único pasatiempo por el momento es ver caricaturas que llaman su atención por sus vivos colores e imitar las voces de los personajes.

Al igual, antes de dormir, su madre lee historias infantiles para crearle el hábito de la lectura desde pequeña y le coloca música para bebés con el objetivo de despertar sus sentidos.

A la juguetona criatura, a quien le gusta tener en sus manos cualquier objeto que le acercan, ya le están saliendo los primeros dientes, lo que también ha provocado que lleve sus juguetes favoritos a la boca.

El familiar cuenta que mientras Lorainne está en casa cuidando a la bebé, su esposo, Denny, va a la calle a comprarle alimentos, las medicinas y utensilios necesarios para la niña.

La niña que ha tocado tantos corazones cumplió el sábado cinco meses, envuelta en un canto de esperanza por la vida.