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SERIE ESPECIAL (4)

Lo que hace un adicto para liberarse

PERIODISTA DEL LISTÍN ACOMPAÑA EN VENTA DE PRODUCTOS A RESIDENTES DE HOGAR CREA

Vendí 300 pesos en productos, repartí volantes y participé en el programa “Acción Comunitaria” con residentes de Hogar Crea bajo tratamiento por adicción a las drogas, luego de constatar por varios días las rigurosas terapias a que son sometidos para lograr su rehabilitación.

Y experimenté la satisfacción que siente un adicto a las drogas en proceso de regeneración cuando aporta a la institución que le está devolviendo la dignidad perdida y la oportunidad de reinsertarse en la sociedad como un ser útil.

Fue un amplio recorrido desde la sede del Hogar Crea, en el ensanche La Fe de la capital, y que me permitió junto a Robinson Rosario, de 48 años, quien está en el nivel cuatro del tratamiento, y Richard Alexander, del nivel 3, recorrer calles, avenidas y callejones para procurar apoyo económico, pero también poner a prueba la capacidad de socialización.

Mi primera venta fue un paquete de fundas para basura de 50 pesos en una vivienda ubicada en el segundo nivel, donde no pudimos pasar del enrejado. Durante el trayecto hay que pregonar los nombres de los artículos para llamar la atención de potenciales compradores: “Raquetas para mosquitos”, “Manita Limpia”, “Alfombras”, “Fundas para la basura”, “Bolitas para matar cucarachas”.

Lugares. Los productos son ofertados por residentes de Hogar Crea en las casas, negocios y a transéuntes. El recorrido se realizó por el barrio La Fe, desde las 8:30 de la mañana a 12:00 del día.

En la asignación de los objetos para la venta me tocó una alfombra que desde el principio se me hizo difícil vender. El primer cliente a quien se la ofrecí me espetó: “180 pesos, eso es mucho dinero, la consigo más barata en Las Pulgas”.

Le argumenté que comprarla a nosotros significaba apoyar los diversos programas para recuperar adictos en Hogar Crea, pero fue implacable: “La situación está dura”.

En otras dos casas tuve más suerte, otras dos fundas para basura y ya sumaban 150 pesos en venta.

En las calles hay que estar preparado para evitar que el rechazo y alguna frase hiriente afecten tu autoestima.

Hay personas que reciben a los vendedores de Hogar Crea con un “no” cortante, y a veces ni siquiera levantan la vista para mirar a quien oferta la mercancía.

Otros no pueden ocultar la incomodidad que les provoca estar frente a una persona que fue adicto a las drogas, quizás cruzándoles por la mente que están frente a alguien que robó o atracó para obtener esas sustancias.

Durante el recorrido por el sector La Fe visitamos negocios, casas de familia, abordamos transeúntes en las calles y penetramos a angostos callejones en busca de clientes habituales y ocasionales.

Oración. La señora Noelia Paulino (de frente), quien aunque no compró ningún artículo, realizó una oración para que Dios conceda firmeza a los adictos que reciben tratamiento y están en el camino de la reeducación por el uso de drogas. La dama reside en un callejón del ensanche La Fe de la capital.

Oró por nosotros Algunos ya están acostumbrados a ver a “los muchachos de Hogar Crea”, con quienes entablan conversaciones y les instan a seguir adelante con su tratamiento de recuperación.

Para vender uno de los artículos hay que tener un gran poder de convencimiento, algo para lo que Rosario, uno de mis compañeros de ventas tiene un encanto especial, pues gran parte de los ciudadanos abordados se quejaban de la carestía de los productos y de la difícil situación económica que atraviesa el país.

Precisamente en uno de los callejones del sector, la señora Noelia Paulino aplicó con nosotros algo similar a lo que Pedro, uno de los discípulos de Jesús, hizo con un cojo instalado para pedir limosna en la puerta del templo llamado La Hermosa, pasaje que está en el libro de Hechos, capítulo 3 versículos del 1 al 11: “No tengo dinero para comprarles pero permítanme orar por ustedes y bendecirlos”.

De inmediato la dama pidió a Dios para que nos mantenga firmes en el tratamiento y nos suministre la fortaleza necesaria para superar la adicción. Aprovechó para presentarnos la denuncia de un nieto que fue apresado por posesión de drogas y, aunque alega que el jovencito “no es un santo”, refiere que en esta oportunidad lo apresaron injustamente dos agentes que le pusieron drogas porque le exigieron dinero de la venta y se negó alegando que no tenía.

A la izquierda, la oferta de productos en un callejón del sector ubicado en la zona norte de la capital. A la derecha, la participación en la jornada "Acción Comunitaria" para llevar alimentos a adictos a las drogas que han caído en la indigencia.

Las ventas La salida de internos de Hogar Crea a las calles a vender diversos productos tiene el propósito de obtener recursos para la operación de los hogares y al mismo tiempo que las personas bajo tratamiento reconozcan su condición de personas enfermas.

“Nosotros no nos avergonzamos de decir que fuimos adictos, y cuidamos esta institución porque nos devolvió la vida, nos devolvió la dignidad”, indica Rosario, quien lamentó que las políticas estatales y recursos en materia del combate a las drogas se centren mayormente en la persecución y la penalización del delito, dejando de lado la prevención y tratamiento a los adictos.

“Eso nos permite romper con la negación, uno de los principales escollos en el proceso de recuperación, pero también socializar ahora por el bien de la comunidad terapéutica”, agregó.

Los vendedores salen a las calles con un carné de identificación de la institución, para evitar la desconfianza de potenciales compradores, debido a que hay personas que en ocasiones se han hecho pasar por miembros de la institución para solicitar diversas ayudas.

Al final del recorrido junto a Rosario y Alexander, además de las tres fundas de basura, vendí una alfombra que costaba RD$180 en RD$150 luego de que una señora me pidiera con insistencia una rebaja. Regateando y regateando terminamos en ese precio y concluí la jornada con RD$300 acumulados en venta. “Es su primer día y vendió más que yo”, me dijo Alexander, quien se fue en blanco pese a que se afanó por vender una escobilla para tumbar el polvo.

Un poco exhausto por el trayecto recorrido, de 8:30 de la mañana a 12:00 del día, y luego de una parada para beber agua junto al fotorreportero Víctor Ramírez, quien nos siguió de cerca todo el tiempo, le pregunto a Rosario sobre la extensión de la caminata. “Fueron unos kilometricos”, me dijo con una sonrisa casi burlona ante mi semblante cansado. Y no es para menos, él suele recorrer, en las llamadas ventas intensas que duran casi todo el día, poco más de cinco veces el camino recorrido en esa mañana.

RUTINA DIARIA A las 5:30 de la mañana se “canta piso” para que los internos se levanten y tienen media hora para el aseo personal. La primera terapia es la espiritual, a las 6:00 de la mañana, un momento con Dios para analizar un pasaje de la Biblia. S define un propósito del día basado en esa lectura. El desayuno se sirve a las 7:00 de la mañana y media hora después se pasa a la terapia educativa con todo el material didáctico que implica el tratamiento en sus diferentes etapas.

A las 8:00 de la mañana hay una terapia de confrontación para evaluar las conductas inapropiadas de los internos y reciben consejería. Al mediodía degustan el almuerzo preparado por los propios residentes. A la 1:30 reciben la terapia de grupo, una de las más importantes de las catorce modalidades que tienen, en la cual hablan de la vida que llevaron cuando estuvieron en adicción. Luego llega la terapia recreativa con juegos, lectura, uso de computadora, deportes. Reciben visitas de 6:00 a 7:00 de la noche de personas interesadas en llevar mensajes a los residentes. Luego está la cena y a las 10:00 de la noche hay que irse a dormir.

Nota del editor.

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