Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

DE LA PLUMA AL PARABRISAS

28 Años como limpiavidrios

Román y Zabalán son dos hermanos que llevan más de 28 años limpiando vidrios entre las avenidas Sarasota y Winston Churchill. Según ellos, son los fundadores de los “limpiavidrios” en el país.

Sus miradas son de resignación por la costumbre de lanzar la esponja mojada sobre los vehículos durante casi tres décadas, y a la vez, de hostilidad ante la presencia de los periodistas del LISTÍN DIARIO, ya que están conscientes de que la sociedad siempre los ha tildado de “tecatos y piperos”.

“Ustedes solo viven hablando de nosotros pa’ que nos saquen de aquí, deberían soltarnos con eso, nadie nos ayuda ni nos da nada”, exclama Román de manera molesta.

Con una harapienta camisa con estilo hawaiano, una bermuda de militar desgastada y un cigarro que se consume en su mano derecha; cuenta que se dedica a limpiar vidrios porque no sabe hacer otra cosa. No tiene ni hijos ni tiene pareja sentimental, ya que revela que para él es más fácil pagar por una trabajadora sexual que mantener a una mujer que lo engañaría tarde o temprano.

Su hermano Zabalán, quien viste con un suéter rojo descolorido y pantalones andrajosos, no piensa muy distinto. Por el contrario, añade que cada quien hace con su vida lo que considera.

“Yo tengo pila de mujeres, me va bien limpiando vidrios y no tengo que dar cuentas a nadie. Las autoridades deberían dejarnos tranquilos”, sostiene.

A pesar de todo, reconocen que la mayoría de los “limpiavidrios” son agresivos contra los conductores que rechazan sus servicios. Y es por tal razón que ninguno de los dos permite que otras personas vengan a “invadir” su área de trabajo.

“Aquí no aceptamos que vengan otros limpiavidrios, esta es nuestra zona, lo ha sido durante todos estos años y nadie puede dar queja de nosotros”, afirma Zabalán.

Una revelación Román revela que se encontraba presente cuando el 14 de septiembre de 2013 un conductor molesto asesinó de un balazo en la cabeza a un “limpiavidrios” de esa intersección.

“Yo estaba en silla de ruedas en aquel tiempo porque había tenido un accidente. Por eso no pude ayudarle”, dice mientras enseña a los periodistas sus cicatrices en la cara y en las piernas. Según él, producto de un vehículo que lo atropelló.

El “limpiavidrios” asesinado era Miguel Méndez Figueroa, un joven de 25 años que residía en la Manzana M número 5, en la Villa Olímpica.

"De aquí nadie me saca" A pesar de las quejas de ciudadanos, en su mayoría mujeres, que son agredidas física y verbalmente por limpiadores de cristales en las intersecciones de la capital, la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) ha hecho esfuerzos en vano por sacarlos.

La entidad ha reconocido anteriormente que retirar a los “limpiavidrios” se trata de una tarea difícil, porque muchas veces los AMET los retiran de una intersección y entonces se dirigen a otra a cometer las mismas acciones.

Román y Zabalán testifican que nunca han tenido problemas con nadie, por lo que deberían respetar sus derechos. “De aquí nadie me saca, pueden hacer lo que quieran, me sacan un día; pues vuelvo al otro y punto”, expresa uno de ellos claramente exaltado.

Autoridades se desvinculan de tarea El vocero de la AMET, Diego Pesqueira, afirma a este medio que la responsabilidad de retirar a los “limpiavidrios” pertenece directamente a los cabildos, por lo que no pueden hacer nada a menos que se disponga desde los ayuntamientos.

Dijo que a pesar de que anteriormente han realizado los operativos para tratar de erradicar este inconveniente, no es a esa institución que le incumbe actuar de manera directa.

Sin embargo, el alcalde del Distrito Nacional, David Collado, asegura que es a la AMET que le compete esa tarea.

Ante las declaraciones de ambos sectores, es notable la evasión de responsabilidades por parte de la entidad Metropolitana de Transporte y Collado. Mientras tanto, los “limpiavidrios” se agrupan cada vez más en las intersecciones de la capital.

Niños y mujeres Para ser “limpiavidrios” no hay edad ni sexo, todo depende de la situación y la circunstancia. Jóvenes de 13 años que no estudian, ejercen el trabajo en las intersecciones ni siquiera para beneficio propio, sino para mantener a sus abusivos padres.

“Mi mamá no trabaja y yo tengo que bu’ca pa’ comé”, cuenta uno de los niños con franelas blancas que se tornan marrones por la mugre, y pantalones cortos que alguna vez fueron largos.

La Dirección Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes de la Procuraduría General de la República manifiesta que corresponde al Consejo Nacional de la Niñez (Conani) abordar la situación en que se encuentran decenas de niños “limpiavidrios” y pedigüeños, quienes arriesgan sus vidas al abalanzarse hacia los vehículos para obtener simples ganancias monetarias.

Pero no solo son los infantes quienes arriesgan sus vidas en las calles. Mujeres sin trabajo fijo y que son solo amas de casa; también son vistas de lleno en la dura labor informal.

“Yo estoy haciendo una casita para mí y mis hijos, porque el mari’o mío nos abandonó y no tengo a nadie que me ayude”, argumenta la señora, casi la justificación de todos los “limpiavidrios” entrevistados.

Futuro incierto Con las autoridades pasándose la bola de la responsabilidad ante esta problemática social y el aumento de descomposición social, fruto de la pobreza y la pérdida de valores humanos y cristianos en el país; serán cada vez más los “limpiavidrios” que se verán deambulando en las intersecciones de la capital en busca de satisfacer sus vicios, o de sobrevivir ante una sociedad de oportunidades desiguales.

Remuneración. La mayoría de los "limpiavidrios" que fueron entrevistados en las distintas intersecciones de la capital dijeron que la ganancia promedio de manera diaria oscila entre 700 y 800 pesos.

Mujeres. Son muchas las que se ven en las intersecciones limpiando vidrios.

Tags relacionados