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Envejecientes

Albergue para ancianos en Baní necesita ayuda

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Yoranmi SantiagoBaní, provincia Peravia

Desde diciembre de 1982, en Villa David, Baní, provincia Peravia, hay un lugar en el que la vejez es valorada, cuidada y respetada.

La dedicación con que son atendidas las instalaciones y los enormes jardines de este lugar pueden confundir a los visitantes y llevarlos a pensar que todo marcha bien, pero esta impresión se va diluyendo en la medida que se avanza en un recorrido por las instalaciones y se verifican las precariedades con que debe operar.

El Hogar de Ancianos Inspiración Divina, administrado por monjas, brinda alojamiento, alimentación, atenciones médicas y un entorno sano a 34 envejecientes que conviven en este centro con capacidad para 40. Dos de ellos se encuentran postrados en el área de enfermería bajo vigilancia.

La mayoría de los usuarios están en condición de abandono por parte de su familia. Sor Aquilina Delgado, actual administradora, cuenta que algunos fueron llevados al hogar por familiares que luego se desligaron de ellos, otros fueron llevados desde hospitales en que eran dejados sin que nadie se ocupara de ellos. Esto los hace depender al cien por ciento del hogar que se ha visto en la necesidad de rechazar a otros envejecientes debido a las precariedades con que opera.

Escasez de recursos Para hacer frente a los gastos que implica la manutención de estos “abuelos”, como de cariño son llamados por el personal del centro, el hogar recibe una subvención de 60,000 pesos mensuales por parte del Gobierno central, 15,000 del ayuntamiento local y otros 5,000 que son donados por la propietaria de una tienda.

De esa cantidad deben costear la alimentación, las medicinas, el material gastable y los productos de limpieza necesarios para higienizar la vestimenta, las sábanas y las áreas que utilizan los abuelos. Además deben cubrir la nómina de los 11 empleados designados por el hogar que son doctores, enfermeras, cocineras, lavanderas y vigilantes.

En total el asilo cuenta con 22 empleados. Los que no son contratados directamente por el hogar han sido asignados por el hospital.

A pesar de esto, carecen de atención especializada para los internos, cuyas condiciones de salud van desde diabetes, hipertensión y problemas de circulación hasta el Alzheimer.

Las precariedades que enfrentan a nivel de recursos ha provocado que la administración no pueda aceptar otras solicitudes de acogida.

Atenciones Durante la semana reciben la visita de un médico general y un infectólogo. Ambos son pagados por el centro, según informó sor Aquilina. Pero las condiciones de los pacientes ameritan la atención de un geriatra y un psicólogo.

Las necesidades de este hogar no son solo de personal. Las encargadas explican que allí no hay energía eléctrica constante. Esto dificulta la atención y traslado de los internos por la noche. Además, en caso de que se les presente alguna emergencia con uno de los envejecientes, no podrían reanimarlo por falta de energía para hacer funcionar el desfibrilador.

Recientemente les fueron donadas dos neveras, pero el problema de la energía hace riesgoso el solo pensar en acumular carnes o cualquier otro tipo de comida que necesite refrigeración constante para conservarse.

Las camas de posición en que duermen los envejecientes, cuenta sor Luisa, están desde que iniciaron las operaciones del hogar, en 1982, y ameritan ser sustituidas.

De los problemas de infraestructura, dicen que el mayor es el de filtraciones.

“Estamos enfocados en resolver la parte de la filtración porque cuando llueve aquí es una mudanza: de aquí para allá y de allá para acá para que los ancianitos no se nos mojen”, dijo sor Luisa. Otras problemáticas por resolver son cambiar algunas puertas y reparar baños y paredes que actualmente están en estado de deterioro.

En el pasado, el hogar recibía aportes de entidades privadas que donaban detergentes y otros materiales gastables, pero en la actualidad las ayudas han cesado y el hogar depende solo de los ingresos que recibe para costear los gastos que representa la manutención de los adultos recluidos allí.

(+) FUNDACIÓN MUESTRA SOLIDARIDAD El pasado 18 de diciembre, la Fundación Comunidad Solidaridad (Funcoso), que preside Teófilo Payano, entregó un primer donativo al Hogar de Ancianos Inspiración Divina.

La fundación supo del hogar a mediados de noviembre de este año y desde entonces se han dedicado a dar a conocer la situación que atraviesa la administración y las necesidades de estos envejecientes.

Su primer donativo, logrado gracias al aporte de miembros de la fundación y particulares que se solidarizaron con el hogar, incluyó colchones, andadores, inodoros portátiles, alimentos, medicinas genéricas, desechables, productos de limpieza y otros artículos necesarios para el día a día de los abuelos.

Funcoso es producto de la unión de un grupo de personas agrupadas en el chat de seguidores del programa “Consultando” que conduce la psicóloga y terapeuta sexual Ana Simó. La fundación surgió a raíz del terremoto de Haití en 2010 y desde entonces se ha dedicado a respaldar diferentes causas del país. En los seis años que tiene la fundación han cooperado con varias instituciones nacionales entre las cuales figuran el Hogar Armando Rosemberg, en Sabana Perdida; Hogar San Isis; Hogar Nuestra Señora del Carmen; el Asilo San Francisco de Asís; los niños con cáncer de la Fundación Remar; el Colegio Manos Unidas y el antiguo Psiquiátrico, ahora Centro de Rehabilitación Psicosocial.

“Hasta ahora lo que nosotros hacemos es servir como puente y canalizar ayuda para estas instituciones que están carentes de tantos recursos”, explica Payano sobre los proyectos de la fundación.

Funcoso ha llamado “Historias del tiempo” a la campaña de recaudo que ha iniciado para el Hogar de Ancianos Inspiración Divina, al cual van a dedicar todo el año 2017 para seguir dando a conocer la situación que los aqueja y motivar la ayuda de personas e instituciones que puedan aportar lo que esté dentro de sus posibilidades para mejorar las condiciones de estos envejecientes.

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