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LA SALUD EN CONSTANZA

Un hospital en emergencia

Sus áreas de cirugía y emergencia tienen tres años en remodelación, viéndose obligado a referir a diario entre seis y siete pacientes al hospital de La Vega, también en reconstrucción.

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Doris PantaleónConstanza, La Vega

Historias de muertes, desaliento e impotencia abundan entre los pobladores de aquí. Estos agravantes de los últimos tres años, por las precariedades con que opera su único hospital sometido a un proceso de remodelación, que mantiene casi cerrados sus servicios de cirugía y emergencias, se ha visto obligado a referir a la mayoría de los pacientes a otro hospital.

Las curvas, subidas y bajadas del trayecto de casi dos horas que comunica a Constanza con el hospital de La Vega, donde refiere la mayoría de sus pacientes, han sido testigos de muertes y deterioro de enfermos que por su condición de gravedad no resisten ese batallar.

El hospital municipal “Dr. Pedro A. Céspedes”, cuyas instalaciones datan de 1956, forma parte de los 56 hospitales del país que están siendo intervenidos con fines de remodelación. Tiene tres años operando con servicios improvisados de cirugía y emergencia que no permiten dar respuesta a la demanda, y las esperanzas de ver finalizada la obra se desvanecen, porque los trabajos tienen dos años paralizados.

Esa realidad, sumada a necesidades perentorias de camas, sábanas, equipos, insumos, instrumental quirúrgico y de diagnóstico, hace obligatorio que tengan que referir a todo paciente que requiera cirugía, sobre todo los politraumatizados, las parturientas de alto riesgos, cardiópatas y otras situaciones complejas de salud.

En un solo día, sus autoridades se ven precisadas a referir a La Vega, y a veces a Bonao, entre seis y siete pacientes, complicando aún más su situación porque para ello cuentan apenas con una ambulancia, deteriorada por el constante uso. Eso hace que pacientes tengan que esperar horas entre un traslado y otro, o simplemente movilizarse por sus propios medios.

Cerrado Ese diario vivir del centro, se vio agravado a partir del miércoles de la semana pasada cuando se vio obligado a cerrar de manera preventiva todos sus servicios, incluyendo consultas, debido al colapso de las tuberías de los baños ubicados en las habitaciones de médicos y enfermeras, contaminando diversas áreas de la desvencijada infraestructura.

Aunque era una especie de “Crónica de una muerte anunciada”, porque hace más de un año los directivos del hospital habían reportado que tuvieron que buscar succionadores para su desagüe y pedían solución definitiva, la explosión de los baños ahora hizo que los superiores visualizaran el problema.

Rebotes Dar respuesta a la alta demanda de la población, que alcanza los 100,200 habitantes, es un dolor de cabeza que enfrentan a diario el director, el odontólogo José Amado Quéliz, y el subdirector, Secundino Quezada Olivo, quienes reconocen que mantenerlo a flote no es tarea fácil dadas las necesidades del centro.

Dicen que los referimientos que se ven obligados a hacer al hospital Luis Morillo King, de La Vega, que también está en remodelación, hace que muchas veces se reboten los pacientes.

“En ocasiones quieren devolvernos al hospital a los pacientes, lo que ha provocado incluso fallecimientos”, reveló el subdirector.

La ocupación del hospital es de un 65 por ciento y tiene 60 camas. Tiene cuatro consultorios y requiere ocho, ya que un médico debe esperar que su compañero termine su turno de consultas para usar el espacio; además tiene una larga lista de necesidades de diferente índole.

“Nuestro padre pudo haberse salvado” Los comunitarios de Constanza están llenos de historias vinculadas a las dificultades de no contar con servicios adecuados de salud. La familia Santos-Brito recuerda la muerte de su padre, ocurrida hace tres años. Yesenia y Alexander (Sandy) están convencidos que el tiempo perdido para que pudiera ser atendido lo llevó a desangrarse, tras sufrir un accidente de tránsito.

“De aquí, nos mandaron al hospital de La Vega, ahí no nos quisieron recibir y entonces nos mandaron para Santiago, pero se nos murió, y el médico me dijo que se perdió mucho tiempo”, cuenta con pesar Sandy.

Otra historia es la del joven Teófilo Fernández, quien hace unos días sufrió un accidente de tránsito en la motocicleta que conducía. Dice que está vivo para contarla, porque ante la falta de respuesta en el hospital municipal, tuvo que irse por sus propios medios a La Vega, a un centro privado, donde en todo el proceso gastó sobre los 15 mil pesos y aún tiene problemas en un pie.

La necesidad de contar con un hospital en mejores condiciones, fue un clamor de las diferentes personas consultadas en visita hecha a la comunidad.

“Si a uno se le enferma un niño tiene que irse para La Vega o buscar dinero para pagar la consulta en una clínica privada”, lamentó María.

Presupuesto El hospital recibe una subvención mensual de 488 mil pesos, de los cuales 200 mil se gastan en combustibles para la ambulancia que hace los traslados. Por disposición gubernamental eliminó el cobro de la cuota de recuperación, por lo que cada mes cierra con déficit, acumulando una deuda de alrededor de cinco millones de pesos.

Su ocupación es de un 65 por ciento y tiene 60 camas. Tiene cuatro consultorios y requiere ocho.

El subdirector dice que esa estructura no aguanta más remiendos, y que el presidente Medina prometió un hospital nuevo, por lo que lo sorprendió cuando se empezaron a intervenir áreas y crear anexos.

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