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EN GRÁFICAS | EN LA PIEL DE LA LOCURA

Reflexión final del periodista que se hizo "el loco por un día"

Dos meses en contacto con los enfermos mentales, su día a día, sus añoranzas, frustraciones, esperanzas, realidades y fantasías, sus penas, unido a la pesada carga del estigma, olvido y discriminación que llevan sobre sus hombros me han convertido en un ser humano más tolerante, sensible, paciente, pendiente de las necesidades ajenas, intolerante ante la crueldad y susceptible con el dolor.

Pero también me han ayudado a enfrentar mis miedos, tolerar la ofensa, ignorar las burlas, valorar cada día y dar gracias a Dios por el regalo de la vida sin amargarme por las adversidades, disfrutar de las cosas sencillas, centrarme menos en lo vano, a dar sin esperar el reconocimiento, a brindar afecto con cada gesto, a hablar menos y escuchar más, valorar la amistad, la familia, el hogar, un techo, una cama, poder vestir y comer, tener conciencia, hablar, ver, caminar, respirar y la capacidad de amar.

Justamente cuando anoche tecleaba los últimos párrafos de la serie de reportajes “En la piel de la locura”, de la cual tenemos hoy en LISTÍN DIARIO la última entrega basada en imágenes del fotorreportero Jorge Cruz, quien me acompañó en gran parte de esta aventura, recordaba la canción del argentino Alberto Cortez “Castillos en el aire”, en la que presenta a un personaje que logró volar y llegar a donde nadie pudo hacerlo usando la razón. Provocó alarma entre cuerdos por su atrevimiento y se dictaron normas para hacerlo recapacitar, según un estribillo del tema musical.

Solo creo que para entender la realidad de los enfermos mentales debemos colocarnos aunque sea por un instante en la piel de la locura. Vivir su realidad nos ayudaría a no temerles y nos convertiría en seres humanos más sensibles y solidarios con el calvario que padecen miles en las calles cada día.

El periodista Juan Salazar en la parte exterior del Listín Diario luego convertirse en “Loco por un día”.

A Winifer, una paciente, le encantan las muñecas.

Un paciente saca tiempo para fumar.

Un enfermo ayuda a un compañero mientras otro asoma por una de las habitaciones. Tiempo de terapias.

Un técnico ayuda a un usuario con el almuerzo.

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