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Relato de un sobreviviente

Se salvó de morir en accidente y ahora lucha por prevención

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Santiago Benjamín de la CruzSanto Domingo

La tarde del 6 de febrero del año pasado, Jesús María Collado, de 40 años, se dirigía en una motocicleta a su trabajo, en Constanza. Durante el trayecto se detuvo a echar combustible. Estacionó su vehículo para esperar su turno y una joven que daba reversa lo chocó, provocando que su casco protector y uno de los retrovisores se rompieran.

Por no estar montado en su motocicleta, Collado se salvó de sufrir algunas lesiones, pero no pudo librarse del impacto que minutos después recibiría de un carro, cuyo conductor violó las normas de velocidad en esa zona.

“La joven que me chocó en la bomba de gasolina me dio el dinero para comprar el casco y el retrovisor. Me devolví a comprarlos en un repuesto cerca, incluso, la joven se paró detrás de mí para que yo pudiera dar la vuelta en ‘u’, pero eso no fue suficiente para evitar el drástico accidente que en solo segundos iba a ocurrir”, dice.

Cuando Collado estaba a punto de dar la vuelta, “aunque ella me dio paso, como quiera yo miré para atrás, y como no vi nada seguí. Cuando ya estoy llegando al otro lado veo ese vehículo que viene a 100 kilómetros por hora para donde mí y solo me dio tiempo a levantar un pie”.

Levantar el pie en ese momento impidió que le fuera totalmente desprendido por el impacto, pero sufrió otros grandes traumas.

El dramático accidente quedó grabado en las cámaras de seguridad de un repuesto, y se observa cómo es impactado y da varias vueltas en el aire.

Asegura que la velocidad máxima en esa zona es de 45 kilómetros por hora, y en el video se observa cómo los vehículos y motocicletas que transitan antes del accidente se desplazan a una velocidad moderada.

Un acto inhumano Tirado en la calle y ahogándose en su propia sangre, Collado, padre de un adolescente de 18 años y dos niñas de 10 y 9, solo pensaba que tratarían de ayudarlo y trasladarlo a un hospital, pero para su sorpresa, todas las personas presentes comenzaron a grabarlo mientras se desangraba.

“La gente comenzó a usar el morbo, a grabarme y a subirlo a las redes. Antes de yo llegar al hospital ya todo el mundo sabía lo que ocurrió. Pensaban que yo había muerto y llamaron a mi mamá para darle la noticia, pero ella se negó a admitir mi muerte”, expresa.

Collado, quien trabajaba en la Dirección General de Migración (DGM) y diseñaba jardines los fines de semana, recuerda que cuando su madre llegó al hospital, estaba cocido como un “puerquito”.

“Cuando mami llegó le dijo a los médicos que estaban ahí: limpien mi hijo, que yo me lo llevo de aquí”, dice.

No apareció ninguna ambulancia para trasladarlo. Lo tiraron en una guagua, minutos después llegó una ambulancia privada, le asistieron y lo trasladaron a un hospital de La Vega.

Duró tres días en intensivo y lo sometieron a igual número de operaciones. Salió bien de las intervenciones, pero el médico le dijo que no iba a volver a caminar.

“Después que pasa todo, a los tres meses yo sigo sintiendo unos dolores terribles. Daba algunos pasos, pero el dolor me impedía caminar bien. Decidió cambiar de médico. El nuevo le dijo que no entiende cómo puede caminar, porque tenía la vértebra siete y ocho rotas”, dice. Tuvo que usar un corcet por cuatro meses para poder corregir su problema, pero no fue solucionado.

El médico le dijo que no había remedio, y que cualquier día amarrándose los cordones de los zapatos se iba a quedar inválido.

(+) ENDEUDADO, PERO CON ESPÍRITU MOTIVADOR Durante todo el proceso de recuperación, Collado ha gastado más de RD$600,000. La persona que lo chocó, un estudiante de La Vega, solo le facilitó RD$150,000.

Su campaña, sus deudas Collado duró varios meses en cama y sufrió mucho, por esa razón no quiere que nadie pase lo que él padeció. “Yo quebré económicamente. Debo más de RD$300,000 y me he dedicado a una campaña. La gente dice que me he vuelto loco por eso, porque entienden que yo daño mi vehículo, entre otras cosas, y todo eso lo hago sin que nadie me pague”, dice.

La campaña es a nivel nacional, consiste en concienciar a la población sobre los accidentes de tránsito y sobre prevención de los mismos. Su carro se ha convertido en un mural de alertas para llamar la atención de la ciudadanía.

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