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INCLUSIÓN SIN BARRERAS (4)

Centro especial con pocos recursos

La escuela de educación especial, con 40 años de existencia, se sostiene de donaciones y el apoyo de los padres de los 398 estudiantes especiales que allí reciben docencia.

Son niños con condiciones de aprendizaje especiales, unos 398 para ser exactos. Ellos acuden cada día a ser instruidos a una escuela donde la mirada del Estado, esa que busca la inclusión, a veces tarda en llegar.

La escuela de educación especial San Lorenzo de Los Mina, en Santo Domingo Este, fue fundada hace 40 años, y desde entonces ha sido la casa de formación de miles de niños especiales de escasos recursos.

El 85% de los alumnos tiene discapacidad intelectual, algunos de ellos con condiciones como Síndrome de Down, dificultad auditiva, físico motora y baja visión.

Allí los niños son preparados para la vida, así lo afirma la directora del centro, Ernestina Grullón, quien sostiene que lo primero que se les inculca es que entiendan que “sí se puede”.

Limitaciones La escuela recibe estudiantes desde los cinco años de edad para cursar estudios desde la educación inicial hasta cuarto de primaria. Tiene 23 maestros, de los cuales solo 12 están nombrados por el Ministerio de Educación.

“Tengo más de 10 años intentándolo”, lamenta Grullón, al contar que con la cooperación de algunos padres es que puede pagar a los demás profesores, porque por parte del Estado solo reciben una subvención de 30 mil pesos mensuales, y en ocasiones llega cada tres o cuatro meses.

“Los 30 mil pesos tardan meses en llegar, más rápido llegan unos juguitos que envían”, se quejó.

Estructura de 40 años La planta física no ha sido remodelada en sus 40 años. Lo intentaron hace dos años, según cuenta, pero el ingeniero que enviaron desapareció luego de “desbaratar los baños, puertas, áreas de juegos y parte del alumbrado eléctrico”.

Explica que se le comunicó que remodelarían los baños y que para ello quitaron los inodoros y los dejaron sin servicio de agua potable. Afirma que buscó solución por otra vía, pero que aún hay aulas sin baño y que algunas puertas estan inservibles.

La dirección de educación especial del Ministerio de Educación nunca ha hecho nada por el centro, asegura, “por lo que a ellos no tiene nada que agradecer”.

Hasta el momento la escuela recibe ayuda con los productos de limpieza y algunos libros de texto solo de parte del distrito escolar 10-03.

Otra dificultad son los servicios de agua potable y energía eléctrica, que tardan en recibirlos hasta una semana, lo que dificulta las prácticas en los talleres de ebanistería, belleza, cerámica, costura y manualidades con que cuenta el centro.

Los productos que realizan los estudiantes, como juegos de cortinas para baños, cocina, uniformes escolares y esculturas de yeso y barro, son vendidos para sustento del centro, pero la falta de energía eléctrica dificulta la labor.

(+) INCLUSIÓN EN ESCUELAS REGULARES Pocos maestros Al centro llegan niños que estuvieron en escuelas regulares, donde cursaron los primeros años de estudios, pero la falta de un personal capaz de entender que tenían algún tipo de discapacidad, o de realizar un diagnóstico correcto, retrasó el proceso de formación.

Esto ocurre, según Grullón, con 71 años de ejercicio, por la falta de maestros capacitados en esta área que preparen a los niños para la vida y les ofrezcan educación de calidad.

Explica que algunos de los niños, después de ser evaluados, capacitados y orientados, pueden acudir a escuelas regulares y que de hecho muchos este año reciben docencia en centros donde funciona la tanda extendida.

ENTREGA 71 años de experiencia A sus 90 años, Ernestina Grullón continúa firme con su compromiso de ayudar, sobre todo a los niños con discapacidad, para lo cual ha dedicado su vida y fue de las primeras especialistas en el área. Sus acciones la hicieron merecedora del Premio Mujeres que Cambian el Mundo.

Dificultades La escuela de educación especial no solo lucha por sobrevivir ante la precariedad de recursos, sino contra el desorden que impera a su alrededor. El mal olor a orina, basura y deterioro en la parte externa de la institución, causada por el mal manejo de una ruta de transporte público, tiene al grito a maestros y a padres.

A pesar de los reclamos de la escuela, los choferes de la ruta que viaja desde Los Mina hasta Sabana Perdida, afirman que tienen permiso de las autoridades competentes para operar justo al lado del centro educativo y que simplemente de allí no se retiran.

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