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Violencia infantil

Hogares de paso cuidan a niños que son maltratados

Siete albergues de Conani alojan a 250 menores cuyos derechos les fueron vulnerados, a veces por sus padres

El maltrato físico, la negligencia, el abandono y otros factores han obligado a que 960 niños y adolescentes hayan tenido que vivir en espacios extraños a su entorno familiar desde el 2015, para protegerles sus derechos que han sido vulnerados en ocasiones hasta por sus propios padres.

Son tres factores que llevan a que esos menores, de distintas edades, tengan que separarse de sus progenitores, para vivir en siete hogares de paso que opera el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) a escala nacional, donde en la actualidad albergan a 250 infantes, a fin de brindarles las atenciones que requieren para superar el trauma que les ha causado el problema que motivó el ingreso.

Durante el segundo trimestre de este año esos hogares acogieron a 158 menores, 31 más que en los primeros tres meses del 2016, que llegaron 127, mientras que en el 2015 recibieron a 675.

El abuso sexual, los conflictos familiares, deambular por las calles, el sometimiento judicial de los padres y el delito de trata y tráfico también han generado el traslado de niños, niñas y adolescentes a esos hogares de paso. Los infantes, que por lo general proceden de familias muy pobres, pueden permanecer en esos centros durante un período entre un día hasta seis meses, aunque ha habido casos en que se supera ese tiempo, porque se demora la solución del problema.

La sicóloga Emilia Dore Despradel, encargada de la División Hogares de Pasos del Conani, expone que durante la estadía en los albergues van trabajando con terapias sicológicas, intervenciones de salud y de educación, mientras que un trabajador social hace las investigaciones para determinar cómo se puede ayudar a la familia para que el niño pueda volver a ser reinsertado en su seno.

Dore Despradel precisa que si ven que su familia nuclear no es la correcta y donde el niño debe de estar, porque no reúne las condiciones para garantizarles sus derechos, se busca una familia extendida, y en última instancia una adoptiva.

Programa piloto Precisa que desarrollan un programa piloto de familia de acogimiento, a donde pretenden se les brinde atención mientras se resuelve la situación. También trabajan con organizaciones sin fines de lucro, que cuentan con hogares permanentes, adonde son enviados algunos.

“Nosotros tenemos que entregar a ese niño lo más estable posible, y con un plan inclusive de egreso en el que podemos recomendar que el niño vaya a terapias o que siga recibiendo un acompañamiento del equipo del hogar de paso”, argumentó la sicóloga Penélope Melo, encargada del Departamento de Supervisión Técnica y Administrativa de Organizaciones Gubernamentales y no Gubernamentales del Conani.

Resaltó que los hogares cuentan con un personal especializado que da apoyo en todos los servicios que se les brinda a los menores, entre ellos siquiatras y nutricionistas.

Pero los hogares de paso no son la primera alternativa que se les ofrece a los menores a quienes se ha vulnerado sus derechos.

“Los niños llegan cuando deben de ser protegidos y cuando no encontramos una familia inmediata que pueda estar con ellos”, aclara Dore Despradel, pues afirma que la entrada a un hogar de paso no siempre es lo más recomendable.

Sostiene que un niño entra a un hogar de paso cuando no hay otra opción, pues dice que esos espacios no sustituyen a su familia.

“Lo mejor es que el niño esté con un familiar que se haga responsable, que lo cuide y le garantice todos los derechos”, enfatiza Dore Despradel.

Expresa que solo por el hecho de que lo están apartando de su espacio familiar, el niño entra triste y alterado a ese tipo de albergue.

La ubicación de esos lugares y el expediente con las razones que fueron llevados se mantiene en secreto, para mantener oculta la identidad de ellos, a fin de no crearles trastornos sicológicos.

Maltrato infantil Las estadísticas sobre los ingresos de menores a esos albergues indican que el abuso físico constituye una de las principales causas de violencia infantil que motivan la entrada de menores a los albergues provisionales.

Por abuso o maltrato infantil ingresaron a esos centros en el 2015 unos 54 infantes y otros 52 entre enero y junio del 2016, para un total de 106 en un año y medio.

La sicóloga Penélope Melo percibe que cada vez es más alto el índice de violencia familiar contra los menores.

Melo puntualiza que reciben muchos niños extranjeros, que es donde dice se da más el maltrato físico, y que cuando se conectan con los padres estos explican que tienen formas de educación diferentes.

“En otros países educar un niño quemándolo, pegándole de manera inadecuada con cadenas, para ellos no es maltrato, pero en este país sí es maltrato físico, y es un porcentaje alto”, expone.

La sicóloga clínica Emilia Dore Despradel, encargada de la División de Hogares de Pasos, también señala que la familia dominicana tampoco reconoce el maltrato físico como una violencia, sino como un correctivo.

INGRESO Conani no se apodera directamente de los menores que requieren protección, aunque haya recibido la denuncia, sino que lo comunica al ministerio público, para que investigue la situación.

SECRETO La ubicación de los hogares de paso no es revelada, ni tampoco la identidad de las personas que reportan las denuncias de violencia infantil, las cuales son recibidas por diferentes vías.

(+) IMPLICACIONES LEGALES Y PROCESO JUDICIAL

El abogado Giovanny Hernández Espinal, subconsultor jurídico del Conani, explica que la entrada del menor a un hogar de paso depende del tipo de abuso a que ha sido sometido, los cuales, expone, están tipificados y sancionados por la ley 136-03, Código para al Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los niños, niñas y adolescentes.

Sostiene que mientras el niño se encuentra bajo protección en los hogares de paso en principio se supone que debe estar siendo perseguido por la acción penal ese padre, madre o tutor que vulneró los derechos del menor.

Precisa que esa persecución penal corresponde al ministerio público. Recuerda el caso de la señora María Remedio Minyety, quien fue sometida a la justicia por maltrato a una nieta de tres años, siéndole impuesta una medida de coerción de tres meses de prisión.

La menor fue protegida en un hogar de paso, pero fue entregada luego a un familiar que se entendió reunía las condiciones para recibirla, producto de una evaluación.

Pero observa que ese tipo de medida no es muy usual, fruto de las mismas deficiencias en el sistema y la alta tolerancia y costumbre que existe en la población a ver el maltrato físico a los niños como algo normal, incluso dentro de algunas autoridades.

“No se dan muy frecuentemente casos en los cuales uno puede conseguir una condena en contra de padres, madres o tutores”, indica. Resalta que las denuncias de violencia infantil son confidenciales.

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