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SUPERACIÓN

“Yo nunca me limité por mi situación económica”

OLGA MORENO SOLICITA UNA BECA EN INTEC PARA PODER CONTINUAR SUS ESTUDIOS SUPERIORES

Reto. Para Olga ser mujer no es un impedimento para explorar áreas del conocimiento que eran consideradas solo para hombres, al contrario, representa una oportunidad de desarrollo.

Reto. Para Olga ser mujer no es un impedimento para explorar áreas del conocimiento que eran consideradas solo para hombres, al contrario, representa una oportunidad de desarrollo.

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Isabel Leticia LeclercSanto Domingo

Olga Moreno es estudiante de Tecnología en Mecatrónica del Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA). Es una joven enfocada en lo que quiere. Habla con propiedad de sus sueños, metas y de sus aspiraciones. Sabe que la vida a veces es dura, pero asegura que quien tiene fe y visión puede lograr lo que quiere.

Su deseo de aprender es notable. Mientras el día transcurría con normalidad ella tomaba clases en una de las aulas del ITLA. Era un miércoles como los anteriores, en los que siempre le prestaba atención al profesor que impartía la clase de control automático.

“Para mí estudiar aquí ha sido una experiencia extraordinaria, un giro de 360 grados. Soy de escasos recursos, el ITLA me ha ofrecido un futuro prometedor. Ahora mis expectativas son más altas”, destaca con una sonrisa en sus labios.

Su historia, seguro, no es similar a las de cerca de 900 estudiantes que componen la matrícula este año.

Es la mayor de las dos hijas de su madre, y quien tiene en sus hombros el sustento de su hogar, ya que su progenitora no puede trabajar por problemas de salud mental. Pese a la condición que padece su madre, reconoce todos los esfuerzos que ha hecho para sacarlas adelante y “si volviera a nacer le pediría a Dios que fuera la misma madre”.

Su padre murió cuando ella era muy pequeñita y producto de esto recuerda con tristeza las penurias y necesidades que tuvieron que atravesar. Muchas veces no tenían dónde dormir, ni alimentos para comer, y se veían obligadas a salir a pedir a la calle. Su voz se entrecorta y sus ojos se tornan llorosos cuando habla del tema.

Un día las cosas empezaron a cambiar para la familia. Cuando tenía 10 años de edad ella y su hermanita María ingresaron en una escuela de monjas, donde recibían atenciones y manutención hasta concluir el bachillerato. Gracias a sus buenas calificaciones y rendimiento académico ahora trabaja en educación inicial en el mismo centro educativo donde adquirió los aprendizajes básicos que les sirvieron de plataforma para su preparación técnica. La remuneración económica que recibe por su labor le permite, con dificultad, costear los gastos de la casa. Su reconocimiento también la premió con la obtención de una beca completa para estudiar en el ITLA, lo que ha representado para ella una bendición y un cambio de vida. “Querer es poder. No importa los obstáculos que se presenten, siempre y cuando la gente tenga una visión clara de lo que quiere, todo puede ser posible. Yo nunca me limité por mi situación económica. El pobre no es pobre por su situación económica, sino porque es pobre de mente”, expresa con sus ojos llenos de esperanza.

DETERMINACIÓN PARA LOGRAR SUS SUEÑOS Olga llegó al ITLA sin saber qué estudiar y las innovaciones y sus habilidades para crear coincidieron con el plan de estudio de la carrera de Mecatrónica, tecnología que permite la automatización de procesos de manufactura integrando componentes mecánicos, eléctricos y de software, aplicados al control.

La joven agotó un arduo proceso de investigación para escudriñar sobre las distintas carreras en las que podía desarrollarse, pero su debilidad fue la Mecatrónica, según cuenta, porque “desde la escuela me di cuenta de que podía estudiar esto.

Siempre me gustó crear y hacer cosas con las manos.

Una mujer en esta carrera permite darle el toque femenino a algo que es tan brusco; casi todos se van por lo fácil, pero yo no”.

Olga quiere salir del ITLA con un nuevo empleo relacionado con su carrera y, al mismo tiempo, desea estudiar ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico (INTEC), pero no cuenta con los recursos económicos para costear la carrera, por lo que solicita una ayuda.

A sus 24 años está a punto de convertirse en técnica en Mecatrónica, y se siente satisfecha con la decisión que tomó. Esta consciente de que no todas las personas tienen la capacidad de dominar los conocimientos que ella ha adquirido durante el curso.

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