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ENFOQUE

¡Alerta policial! Urgencia de un sistema de gestión policial integral

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Rafael Guillermo Guzmán FermínSanto Domingo

“Gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas”. - Peter Drucker Con el propósito de contribuir al proceso de mejoramiento de las condiciones de seguridad y clima de convivencia social que demandan los dominicanos, extensivo por demás a los extranjeros residentes en el país y turistas visitantes, y en aras de continuar con el fortalecimiento institucional de la Policía Nacional a los fines de transformarla en una o r g ani z a c i ón confiable y respetada, que sea coherente con los postulados consagrados en la Constitución de la República, escribo estas reflexiones.

Aunada a los esfuerzos que realiza el Estado de modernizar las prácticas administrativas en sus diversas entidades estatales, plantearemos, con todo respeto, algunas problemáticas que, a nuestro modesto juicio, obstaculizan los auténticos y denodados esfuerzos que hace el actual Jefe de la Policía Nacional para ejecutar eficientemente las delicadas y complejas funciones que están puestas a su cargo.

En este sentido, sin que se perciba como una justificación al direccionamiento policial del Mayor General Nelson Peguero Paredes, lo cierto es que recibió al asumir sus funciones una situación de alta afección criminógena en la anatomía social y una profunda septicemia institucional, producto de los elevados niveles de corrupción patrocinados por un reducido grupo de altos oficiales, aún enquistados en posiciones de mando, de cuyos ambos escenarios está exento de responsabilidad el jefe policial en mención.

El actual incumbente asumió su gestión seriamente afectada por el lastre del descrédito, ante casos como la vergonzosa actuación del DICAN, la “fuga” millonaria de combustible y una desorganización escandalosa en la Dirección Central de Recursos Humanos, que de acuerdo a sus propias declaraciones, todavía a un año de su gestión “no sabe dónde están más de dos mil agen- tes”, cuando los únicos responsables de esa “premeditada” anarquización están a la vista hasta de los mismos ciegos.

Lo peor es que por culpa de unos pocos corruptos impunes, se enloda a toda una institución compuesta por decenas de miles de sacrificados y buenos servidores públicos que arriesgan sus vidas en defensa y protección del libre ejercicio de los derechos ciudadanos.

Afortunadamente ya pasaron las elecciones nacionales con los resultados que conocemos, en donde como era previsible, resultó reelecto el presidente Lic. Danilo Medina, y en este contexto, entendemos que ya se puede poner “manos a la obra” para “hacer lo que nunca se ha hecho” con el objetivo de extirpar los tumores cancerosos enquistados en el cuerpo del orden, junto a la reformulación de una doctrina institucional basada en los principios de profesionalización, transparencia, competitividad, productividad, filosofía de proximidad comunitaria y eficiencia policial, que, sumada a la gran inversión sin precedentes que indubitablemente el gobierno ha destinado para equipar a la policía, no tengo dudas que en esta ocasión, la calidad del servicio policial responderá a las expectativas y necesidades de la sociedad en general.

De igual manera, es justo señalar que esos planes fueron diseñados por la Dirección de Planificación Estratégica de la policía desde hace casi una década con la cooperación y financiamiento del “Narcotics Affairs Section” de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, quienes junto a expertos internaciones elaboraron el “1er. Plan Estratégico de la Policía Nacional”, de cuatro años, cuyas fases iniciales fueron ejecutadas con éxito; pero que, por no darle el debido seguimiento, no se obtuvieron los resultados esperados.

Otro de los obstáculos que percibimos, es el asedio al incumbente policial a través de las múltiples presiones que recibe de diferentes sectores de poder, entre estos, algunos supuestos “expertos teóricos”, quienes pretenden incidir en el mando direccional policial, cuando debiera ser de la exclusiva responsabilidad del Alto Mando institucional.

Esto produce una peligrosa dualidad del mando, distorsión que tanto daño hace a la eficientización de cualquier organización, sea esta pública o privada, pudiendo resumir este punto con la sentencia del gran genio estratega, general Napoleón Bonaparte: “Un mal general es mejor que dos buenos”.

Con esto, no queremos decir que nos opongamos a que los “teóricos expertos” se involucren en estas urgentes tareas, pues son aportes necesarios y enriquecedores, pero siempre y cuando sean formulados a partir de los objetivos y propósitos de los planes estratégicos, y nunca desde el “Mando Ejecutivo”, pues esto debilita el liderazgo y provoca una confusión en la jerarquía institucional, abriendo las compuertas de una lucha de poderes a lo interno, como si ya no fuera suficiente con el gran combate exterior contra una criminalidad cada vez mas desafiante.

Por estas razones, confiemos la total responsabilidad en las intenciones y experiencia de mando del Jefe de la Policía y su Plana Mayor, conscientes de que no es lo mismo “dar cátedras teóricas de derecho en las aulas de una universidad, que sentar cátedras de prácticas de derecho en las salas de un tribunal”.

Como manera de servirse de estos importantes ámbitos complementarios, tanto de la teoría académica como de la ejecutiva, sugerimos retomar la conformación de un Sistema de Gestión Policial Integral que oriente la administración del servicio policial hacia la satisfacción de las exigencias de la ciudadanía junto al desarrollo integral, equilibrado y armónico de todo el conjunto de componentes tales como talento humano, tecnología de avanzada, infraestructura modernizada, gestión basada en procesos y doctrina del conocimiento institucional.

Articuladas todas estas con la misión institucional, donde también los funcionarios expertos en teoría académica junto a la sociedad civil puedan ser veedores de todo este proceso gestional bajo la sombrilla protectora de los valores éticos de toda policía moderna, siempre dentro de un Estado Democrático Social de Derecho, pudiendo ellos supervisar todos los procesos tácticos ejecutivos, que son de la exclusiva responsabilidad y actuación del mando policial.

De este modo, eliminaremos los errores sistémicos que se están cometiendo en la actualidad, los cuales provocan confusión y debilidad en el liderazgo institucional, logrando así en un corto plazo, colocar la organización policial con la suficiente musculatura operacional para enfrentar la espiral criminal que abate a la sociedad.

Dando de este modo aquiescencia al pensamiento citado al inicio de este ensayo, del abogado y tratadista austríaco, Peter Drucker, considerado el mayor filósofo de la administración del siglo XX, permitiendo que los tomadores de decisiones hagan que la “gestión institucional se haga bien” pero dejando al “liderazgo policial hacer las cosas”.

El autor es miembro del Círculo Delta.

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