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A doña Elena Frías, y en ella, a todas

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Por Miguel MejíaSanto Domingo

Hoy se celebra en la República Dominicana el Día de las Madres, y quien suscribe, perdí la mía el 30 de junio de 2014; sé lo que significa esta pérdida. No hay día de mi vida en que no sienta su ausencia y en el tiempo que paso en mi país, voy a su tumba a llevarle flores, sintiendo con cada visita una inmensa tranquilidad del alma, de espíritu.

Desde la antigüedad, el Día de las Madres se conmemora casi en todos los países a nivel mundial en distintas fechas y por diversos motivos, especialmente históricos o religiosos; sus orígenes se remontan a la antigua Grecia donde rendían homenaje a Rea, diosa mitológica, y la veneraban como Madre de los Dioses.

Los antiguos romanos, recibieron esa cultura de los griegos y rendían tributo a la diosa de la madre tierra Cibeles; en Inglaterra, por ejemplo, establecieron el domingo como día para honrar a las madres, de tal forma que a los trabajadores que hacían labores los domingo se les pagaba el día y se les daba libre para visitar a sus madres.

En otras latitudes homenajeaban la figura materna como símbolo de la fertilidad y la vida. En los países cristianos homenajeaban, y aún lo hacen, a la Virgen María en la Inmaculada Concepción el día 8 de diciembre, fecha en que celebran el día de las madres, como es en Panamá. En Congreso de los Estados Unidos aprobó en 1914 el segundo domingo de mayo como la fecha de fiesta nacional y lo declaró día de las madres.

La celebración del día de las madres ocurre en distintas fechas según el país; en España, Portugal y Sudáfrica se celebra el primer domingo de mayo; en México, El Salvador, Guatemala e India, se celebra el 10 de mayo; en Paraguay el 15 de mayo, en Bolivia el 27 de mayo, en Colombia, Ecuador, Honduras, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela, Brasil, Cuba, Estados Unidos y otros países de América y Europa se celebra el segundo domingo de mayo; en República Dominicana, y Francia se celebra el último domingo de mayo; en Nicaragua el 30 de mayo, en Costa Rica el 5 de agosto, en Argentina el tercer domingo de octubre.

La historia del origen de esta fecha la caracteriza como un día para la valoración y demostración del amor materno, con ternura, dedicación y sentimientos de júbilo, y, aunque se demuestra esta valoración obsequiando regalos de diversas formas, la magnitud del significado no lo hace parecer un evento comercial, más bien hasta solemne, en unos casos y festivo en otros.

El pasado viernes 27, estuve en la República Bolivariana de Venezuela y solicité al presidente Nicolás Maduro las facilidades de transporte aéreo para visitar el Estado de Barinas, lugar de donde es oriundo el Comandante Eterno, Hugo Rafael Chávez Frías y que nunca había tenido la oportunidad y el honor de visitar ese Estado.

Al obtener las facilidades de parte del presidente, coordiné con el Gobernador de allí, Adán, hermano mayor del Comandante Chávez, y le solicité la coordinación con Doña Elena Frías y Don Hugo de Los Reyes Chávez, el Maestro, sus padres, para visitarles.

En Barinas me recibió en el aeropuerto el personal del gobernador Adán Chávez y nos trasladamos a su residencia donde nos esperó con gran amabilidad su esposa Carmen Hernández de Chávez y Ana María Pellón, una de sus asistentes; el Gobernador se encontraba en ese momento clausurando un Diplomado en la Casa de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de las Américas, ALBA, sobre la vida del Comandante Eterno, una actividad de carácter cultural, con presentaciones artísticas, música llanera y declamación de poesías por parte de jóvenes de ambos sexos.

Al llegar al lugar recibimos gran ovación y palabras de salutación; compartimos con los presentes y al concluir nos trasladamos con el profesor Adán Chávez y su esposa a su oficina en la Gobernación, donde sostuvimos una larga plática sobre la difícil situación por la que atraviesa Venezuela, también pasamos revista a la situación internacional.

Nos trasladamos a la casa de los padres de Hugo; ambos nos recibieron y pude notar cómo Don Hugo de Los Reyes se movilizada atado a un bastón, pues hace algunos años sufrió un Accidente Celebro-Vascular. Y Doña Elena, quien se abalanzó sobre mí en un gran abrazo sin poder contener sus lágrimas.

En una salita muy especial, comenzó a hablarme del profundo dolor que les embarga por la pérdida física de su hijo Hugo, de sus bondades, su vida y del enorme vacío que esta pérdida le ha dejado como madre. Frente a nosotros, un cuadro de la graduación como Cadete, autografiado por él y debajo una repisa con un cofre donde se conserva el sable, símbolo de su graduación.

Nos invita, Doña Elena, a un recorrido por la casa durante el cual no cesó de llorar, pese a mis intentos, por tratar de distraerla o disipar su dolor, de contarle mis vivencias con Hugo. Por encima de su profundo dolor y tristeza procuró brindarnos las mejores y mayores atenciones.

Me llevó a un espacio donde tiene un altar con fotos de Hugo, solo en algunas y otras en compañía de sus familiares, incluidos sus padres y me dice: “Este altar está iluminado todo el tiempo”; ciertamente, pude ver una gran cantidad de velones en reserva para garantizar su permanente iluminación. Me condujo a otro lugar de la casa y muestra una foto inmensa de Hugo y sus cinco hermanos junto a ella y su esposo, que fue tomada al día siguiente de haber ganado la presidencia de Venezuela. Y así fue llevándome a cada lugar de la casa donde había algo que representaba la memoria de su hijo, con profundo dolor, con un alma destrozada, pero con un orgullo inmenso de lo que fue ese hijo.

Nos hicimos varias fotos, por solicitud mía y la atenta comparecencia de la pareja de esposos, padres del Eterno Comandante.

Me comprometí a llevarle un álbum de fotos inéditas que conserva la familia donde se hospedaba Hugo, en sus años mozo, en el sector de Los Minas, cuando comenzó a visitar la República Dominicana. Compartí con ellos lo que él me había contado sobre dos grandes familias con las que tenía una gratitud eterna, la de su gran amigo, el profesor e historiador Cristóbal Frías y la de Carolina Cabrera y su madre.

En fin, fue una visita muy grata y una plática muy emotiva; hoy, el resto de sus hijos aún viven y su eterno compañero, el maestro, Don Hugo de los Reyes, pueden compartir con ella la fecha que el calendario Venezolano celebra el Día de las Madres.

Desde aquí, en nuestra fecha, queremos rendirle honor a ella, a todas las madres dominicanas, a todas las madres del mundo, el mejor de los tributos; y, quienes como yo no la tenemos con vida, sentir que tenemos muchas madres, en República Dominicana, en Venezuela y en el mundo; madres que han aportado sus hijos e hijas que hoy forman parte de la historia de la humanidad, como el Comandante Eterno, Hugo Rafael Chávez Frías. Felicidades en este día Doña Elena, y en Usted, a todas!

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