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ANÁLISIS

¿Cómo debe ser el voto católico?

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Freddy Contín RamírezSanto Domingo

Ejercer el derecho al voto es una cuestión cada vez más difícil y que preocupa mucho, especialmente a los que profesamos la Fe cristiana, debido a que esta decisión tiene gran incidencia en el futuro desarrollo de nuestro país.

Aunque vivimos en una sociedad democrática, con mayores o menores limitaciones, la actividad pública, como la política, no puede quedar al margen de las exigencias éticas y principios propios de la conciencia cristiana, que inspiran el compromiso social en las sociedades democráticas.

Por eso, ante la cercanía de un nuevo proceso electoral, hemos querido abordar este tema, basado en los criterios que nos propone la Doctrina Social de la Iglesia Católica, principalmente, en el Compendio de Doctrina Social, publicado por El Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz del Vaticano, y en la Nota Doctrinal Sobre El Compromiso y la Conducta de los Católicos en la Vida Política de la Congregación Para La Doctrina De La Fe.

En ambos documentos, la Iglesia insiste en la importancia que tiene para los hombres de hoy, ser fieles a una conciencia bien formada y arraigada íntimamente en nuestro ser. Una conciencia que nos anime a hacer el bien y a evitar el mal; y a juzgar la rectitud o la malicia de nuestras acciones.

La firmeza de la Iglesia en defender estas normas morales, universales e inmutables, han estado siempre al servicio de la verdadera libertad del hombre. No debemos olvidar, que la norma suprema de la vida humana se fundamenta en última instancia en Dios.

Por consiguiente, todos los ciudadanos y especialmente los cristianos, debemos contribuir y estamos llamados a escoger en las elecciones, entre las opciones compatibles con la fe y con la moral. Sobre todo, en aquellas que mejor se ajusten a las exigencias de los derechos humanos, del bien común de las personas y que se consideren verdadera y humanamente justas.

Entonces, ¿cómo debemos pensar a la hora de votar? ¿Cómo debe votar un católico?

Para comprender esto y poder tomar una decisión, es fundamental entender primero, que el voto es un acto moral. ¿Qué significa que el voto sea un acto moral? Significa que elegir a nuestros representantes en los distintos estamentos del poder tiene consecuencias morales. Es decir, muchas leyes, muchas vidas, la vida de la mayoría de nuestra población, van a ser afectadas en base a esas opciones. La opción que tomemos en ese acto, va a tener consecuencias muy serias y por la cual algún día, vamos a ser juzgados.

Por lo tanto, el voto católico, como acto moral, debe ser meditado, ponderado racionalmente y en conciencia, inspirado en los valores.

La Iglesia nos propone algunos criterios claros sobre cómo ejercer ese derecho y ese deber del voto, los cuales tratamos de resumir a continuación:

Primero: ¿Cómo un católico no debe votar? ¿Cuáles motivaciones no deben impulsar su voto? A- No debe ser un voto pasional o por simpatías.

B- No puede ser motivado por vínculos personales.

C- No puede ser motivado por beneficios personales o familiares.

Segundo: Un católico tampoco puede votar por un candidato que:

A- Propicie el aborto, la eutanasia y la manipulación de los embriones. Esto es atentar contra la vida humana.

B- Que promueva la prostitución, las uniones homosexuales, la pornografía, el uso de drogas, o cualquier otra situación que vaya en contra del verdadero sentido de la vida humana y de la familia.

C- Que se oponga a la libertad religiosa.

D- Que niegue el derecho de los padres a educar a sus hijos.

E- Que no garantice con certeza moral la administración de los bienes públicos.

F- Que no se comprometa a promover la dignidad de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre un hombre y una mujer.

Y finalmente, ¿Por cuáles candidatos sí debemos votar? ¿Cuáles criterios debemos tomar en cuenta?

Debemos votar por un candidato: A- Que dé ejemplo de virtudes humanas y cristianas.

B- Que tenga un espíritu de servicio y que defienda la dignidad humana.

C- Que tenga una actitud de servicio para el bien común.

D- Que tenga cualidades de gobierno para ser una persona justa y eficaz.

Por consiguiente, a la hora de elegir, debemos combinar estos distintos elementos para que el candidato tenga los principios y la doctrina correctos y al mismo tiempo, tenga las características personales que lo haga una persona virtuosa.

La Iglesia también nos invita a que ejerzamos la virtud de la prudencia. Y aquí debemos mencionar al gran coloso y con la mente más brillante de la Teología Católica, Santo Tomás de Aquino. Este santo tenía una frase muy importante que creo debemos recordar al momento de hacer nuestra decisión de cómo votar.

Él decía lo siguiente: “Que los santos recen por nosotros, que los sabios nos eduquen y que los prudentes, nos gobiernen”.

Esto quiere decir que en el proceso electoral tenemos que elegir, ante todo, esta virtud de la prudencia, la cual según Santo Tomás, regula el uso de todas las demás virtudes. Es la primera de las virtudes cardinales que se manifiesta en un pensamiento o juicio maduro, no improvisado, ni precipitado. La prudencia es la clave que nos ayuda a discernir el verdadero bien del mal para cada circunstancia. Nos ayuda a actuar de forma justa, adecuada y con moderación en nuestra relación con el prójimo.

Tampoco podemos olvidar que hay unos principios morales, objetivos y absolutos que se fundamentan en la dignidad, la intangibilidad y la libertad de la persona humana; y en la salvaguarda de las exigencias éticas fundamentales para el bien común de toda la sociedad.

Por lo tanto, en las próximas elecciones, todos los ciudadanos y especialmente los católicos en toda la nación, tendremos la responsabilidad de dejar escuchar nuestras voces. Hay muchos temas en juego. Algunos son más importantes que otros. Ningún tema debe ser ignorado, pero ninguno es más crucial para los fundamentos de nuestro país, que la vida y la familia.

La familia debe ser fortalecida, no redefinida. La vida humana es vital y debe ser protegida desde la concepción hasta la muerte natural.

Recordemos que la fortaleza de una nación no está solamente en su poder económico. También lo está en nuestro compromiso con los valores morales para el bienestar de todos.

¡En el día de las elecciones, todo lo que valoras como sagrado, necesitará de tu voto!

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