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BITÁCORA DIPLOMÁTICA

Diplomacia urbana ante el reto del cambio climático

El canciller Andrés Navarro acompañado de varios alcaldes, directivos de la Federación Dominicana de Municipios.

El canciller Andrés Navarro acompañado de varios alcaldes, directivos de la Federación Dominicana de Municipios.

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Reflexiones para la República DominicanaAndrés Navarro García

Todas las transformaciones del contexto internacional, especialmente desde la II guerra mundial, han ido abriendo el espectro de actuación de la diplomacia, no sólo de los ámbitos de su ejercicio sino también de los sujetos que la ejercen. Por esa razón a inicio de los 80s fue acuñado el término de Paradiplomacia, para referirse a campos no tradicionales como la Diplomacia Cultural, la Diplomacia Deportiva, la Diplomacia Parlamentaria o la Diplomacia Urbana, ejercidas por entidades sectoriales y descentralizadas.

Y es que las relaciones internacionales, en un contexto donde las naciones son cada vez más interdependientes, y donde la tecnología de la comunicación y la información se hace más generalizada, abarcan casi todos los sectores de la vida de un país. Esta globalización de las relaciones internacionales no solo se verifica en el alcance geográfico, sino en la pérdida del monopolio tradicional que de ellas tenían los gobiernos de los estados. En ese sentido, los parlamentos, las altas cortes, los gobiernos subnacionales (entre ellos los gobiernos municipales), como parte de los estados ejercen relaciones internacionales bilaterales y multilaterales. Igualmente las empresas, las instituciones civiles y las organizaciones sociales cobran, cada vez más, un gran activismo en sus vínculos internacionales con sus homólogos de otras naciones.

Este hecho debe llevar al cuestionamiento oportuno de la Diplomacia Tradicional, para ir preparando las condiciones de un ejercicio más abierto y efectivo de la diplomacia del presente. Una diplomacia que pueda ser percibida por la gente como algo útil, algo que impacte en el mejoramiento de su calidad de vida, algo que no represente gasto sino inversión de recursos para el beneficio de la colectividad.

Pues hoy en día, para un Estado moderno ya no es suficiente que las políticas públicas sean solamente legales, es indispensable que además de legales sean legítimas. Y para que toda actuación pública sea legítima, requiere la participación o aprobación de la sociedad. Así pues, debemos ir migrando a una Diplomacia más abierta, transparente y participativa, a fin de cuenta, más legítima. Para esto debemos promover los diversos niveles del ejercicio de la Diplomacia, de forma que podamos enfrentar, no solo como gobierno, sino como Nación, los grandes retos de la actualidad. Retos que no tenían tanto peso hace 50 años, cuando fue establecida la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas.

Problemas como el crimen organizado a escala internacional, las migraciones masivas, el crimen cibernético, o el cambio climático, que caracterizan la realidad regional y global, antes no tenían tanto peso. Sin embargo, la Diplomacia debe jugar un rol efectivo ante los retos que representan la solución de dichos problemas, especialmente porque la escala y naturaleza de los mismos no permite que sean abordados unilateralmente por un país, sino que obliga la actuación colectiva de las Naciones.

En tal contexto es más que oportuna asumir la Diplomacia Urbana como una estrategia de actuación internacional de los gobiernos locales en la gestión efectiva de los asentamientos humanos, ante problemas que les son comunes, ya sea en una región, en un hemisferio o a nivel global.

Debemos entender la Diplomacia Urbana como la actuación internacional de los gobiernos locales para establecer relaciones bilaterales o multilaterales con entidades homólogas de otros países, con el fin de generar experiencias de cooperación, coordinación de acciones, intercambio de valores, promoción del desarrollo local, etc., mediante hermanamientos, establecimiento de acuerdos o asociativismo. Algunos autores han acuñado el término de Diplomacia de Ciudades o Diplomacia de Municipios.

Sin embargo, el más común de los conceptos es el Diplomacia Urbana por ser universal y de mayor alcance, ya que aborda la realidad no solo de las ciudades sino también de todo tipo de asentamiento humano. Y como es sabido no en todos los países la figura del Municipio es la que representa la unidad local del Estado. Desde esta perspectiva la Diplomacia Urbana, como política pública, cobra un carácter estratégico, especialmente para los países en vía de desarrollo, al facilitar la cooperación descentralizada y horizontal para el desarrollo local.

En el caso de la República Dominicana estamos asumiendo desde el Ministerio de Relaciones Exteriores este nuevo capítulo de la Diplomacia, para lo cual ya hemos firmado un Convenio Interinstitucional con la Federación Dominicana de Municipios con el fin de brindar soporte y asistencia a los gobiernos locales en el quehacer de sus relaciones internacionales. El primer paso concreto ha sido la puesta en escena del primer diplomado en Diplomacia Urbana ofrecido por nuestro Instituto de Educación Superior en Formación Diplomática y Consular “Dr. Eduardo Latorre” en la Cancillería. Próximamente impartiremos dicho diplomado en diversas regiones del país para funcionarios locales.

Ahora bien, la Diplomacia Urbana no debe limitarse solo a fomentar los lazos de hermandad y solidaridad entre las ciudades, sino que debe ser también un mecanismo que aporte a la búsqueda de soluciones a los graves problemas que afecten los asentamientos humanos en los países de la región. Especialmente, en el caso de El Caribe y Latinoamérica, donde tenemos graves problemas comunes y grandes retos ante el futuro cercano.

Uno de esos problemas lo constituye el Cambio Climático y los efectos que está causando en los países de Latinoamérica y el Caribe. En efecto, las prolongadas sequías, las desbastadoras inundaciones, la arritmia en los períodos de los fenómenos atmosféricos, la reducción de playas, la erosión de las costas y laderas, la invasión de algas en las costas, la inmersión de zonas costeras, etc., son de los tantos efectos del Cambio Climático, los cuales impactan en menor plazo a los pequeños estados insulares, como la República Dominicana.

Y como se podrá verificar, precisamente son las ciudades, especialmente las costeras y las ribereñas, las que enfrentan las peores amenazas del Cambio Climático. De esto se desprende que es urgente activar todos los mecanismos e instrumentos que permitan a los gobiernos locales constituirse en sujetos activos, y protagónico, de la estrategia nacional que se determine frente al Cambio Climático, luego de los acuerdos establecidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 21) desarrollada a finales de 2015 en París, Francia.

La República Dominicana formuló la Posición País ante la COP 21, partiendo de nuestra Constitución, de la Ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de la Ley 1-12 Estrategia Nacional de Desarrollo, de la Política Nacional de Cambio Climático, entre otros instrumentos sobre la materia. Paralelamente esta Posición País está sustentada en los diversos estudios y diagnósticos sobre la situación del territorio nacional y su contexto, y en un proceso de consulta llevado a cabo tanto por el Consejo Nacional de Cambio Climático como por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

La Posición País se estructuró conforme a las 6 áreas acordadas en la COP 20 de Lima, Perú en 2014, a saber: Mitigación, Adaptación, Financiamiento, Transferencia y Desarrollo de Tecnologías, Creación de Capacidades, y Transparencia en la Gestión de acciones. Dentro de los criterios que plantea la Posición País en cada una de estas áreas están: que los acuerdos entre los países sean vinculantes, que se confiera responsabilidades proporcionales entre los países conforme al grado de participación que cada uno tiene en la producción del Cambio Climático, que se confiera un tratamiento focalizado a los países más vulnerables a los efectos del Cambio Climático (la Rep. Dominicana es el 8vo. País más vulnerable ante los efectos atmosféricos), que se fomenten relaciones de cooperación para las acciones de Mitigación y Adaptación, que se promueva la participación de sectores empresariales, académicos, sociales, entre otros.

Frente a este marco de actuación en la Posición País, queda evidente que será indispensable la actuación protagónica de los gobiernos locales dominicanos para que la actuación oficial frente al Cambio Climático sea efectiva y sostenible a largo plazo.

El Rol de los Ayuntamientos conlleva importantes compromisos no sólo en sus políticas y planes, sino también en sus presupuestos. Dicho compromiso debe ser el primer paso a dar para jugar un rol estelar en la actuación frente al Cambio Climático, sobre la base de procurar el mayor control posible sobre los factores de contaminación ambiental en todas sus formas, sobre los factores de degradación de costas y suelos, sobre los factores de reducción de la capa vegetal, sobre los factores de generación de CO2. A la vez, hacer grandes esfuerzos por la creación de una cultura ciudadana de preservación del ambiente, promoviendo el uso de tecnologías limpias, reducción de producción de desechos, protección de la flora y la fauna, etc.

Ahora bien, para todo esto es necesario contar con recursos financieros, tecnológicos, logísticos y humanos. Y conscientes de que los presupuestos municipales son muy limitados en la República Dominicana, se hace necesario una gestión inteligente por parte de los ayuntamientos, tanto para optimizar los recursos propios como para aprovechar todas las oportunidades que el contexto nacional e internacional ofrece en materia de recursos disponibles.

En tal sentido, más allá de los recursos que pueda ofrecer el Estado para fortalecer las acciones de cara al Cambio Climático, los gobiernos locales está llamados a usar estrategias y herramientas para apalancar apoyo, tanto financiero como técnico, del ámbito internacional. Aquí puede actuar oportunamente la DIPLOMACIA URBANA.

La Diplomacia Urbana puede servir para el establecimiento de una agenda de reflexión, cooperación y actuación conjunta entre nuestras ciudades y las ciudades de los países de la región y de otras regiones, para enfrentar el Cambio Climático. En tal sentido me permito hacer algunas sugerencias a la Federación Dominicana de Municipios como a la Liga Municipal Dominicana:

- Realizar un diagnóstico que permita identificar las ciudades más vulnerables de la República Dominicana frente al Cambio Climático, estableciendo varias categorías de vulnerabilidad. Para esto se puede gestionar asistencia del Gobierno Central como de Organismos Internacionales.

- Establecer una cartera de proyectos de fortalecimiento de capacidades de los gobiernos locales tanto para la prevención, mitigación como adaptación de sus ciudades ante los efectos del Cambio Climático. Para esto la Cooperación Internacional, desde los mecanismos del Gobierno Central, como la Cooperación gestionada por la actuación de la Diplomacia Urbana, puede funcionar muy bien.

- Establecer un programa de intercambio para conocer las experiencias de ciudades que se hayan destacado por estrategias de resiliencia o de actuación frente al cambio climático, mediante acuerdos propios de la Diplomacia Urbana.

- Promover el establecimiento de una red de ciudades del Gran Caribe ante el Cambio Climático, que pueda facilitar el intercambio de experiencias, el análisis de problemas, la gestión de proyectos regionales ante organismos multilaterales, y la generación de capacidades.

- Establecer una estrategia de actuación frente al Cambio Climático en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente y el Concejo Nacional sobre Cambio Climático, que asegure articular las acciones internacionales, nacionales y locales.

Para todo esto, y tantas iniciativas más que podrían asumirse, los Ayuntamientos, la Federación Dominicana de Municipios y la Liga Municipal Dominicana podrán contar con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el marco de nuestras competencias.

Debemos recordar siempre que la República Dominicana se encuentra entre los países más vulnerables ante el Cambio Climático, y que los daños globales siempre se traducen primero como catástrofes locales, por tanto, debemos actuar cuanto antes y no esperar a que sean otros que nos empujen a la proactividad.

El autor es ministro de Relaciones Exteriores.

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