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ENFOQUE

Gabriel Alma: Un dominicano ejemplar

Homero Luis Lajara Solá

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Homero Luis Lajara SoláSanto Domingo

“Cultivo una rosa blanca en junio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca”. (Fragmento del poema “Cultivo una Rosa Blanca” del gran José Martí).

El pasado mes de octubre, casi desapercibido, ocurrió el fallecimiento del distinguido profesional Gabriel Alma Selman, un dominicano que por su estela de honor, dignidad y espíritu de trabajo, dejó un preciado legado a su familia y amigos.

Como hijo genuino de inmigrantes árabes, irradiaba la resplandeciente luz de su linaje libanés, de cuyos ancestros heredó el amor al trabajo que los caracterizó desde que comenzaron a llegar al país a partir de 1883.

Aunque era egresado de la Universidad Apec como licenciado en Administración de Empresas, a mediados de los años 60s, Gabriel, siguiendo su instinto vocacional, ingresó al hoy Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), donde se hizo especialista en seguridad nacional, reforzando la misma en entrenamientos con el Servicio Secreto de los EEUU. Es importante precisar que en esos tiempos el DNI se encargaba de la seguridad de los presidentes de la República, y a él le correspondió brindar seguridad a los presidentes Héctor García Godoy y Joaquín Balaguer.

En el año de 1971, con la génesis de la primera empresa de seguridad privada profesional en el país, Gabriel es designado gerente de operaciones de la recién creada Wackenhut Dominicana, en la cual, por su brillante desempeño, profesionalidad, seriedad y efectividad alcanzó la presidencia, convirtiéndose también en socio accionista.

Fue jefe de seguridad del famoso actor Al Pacino, cuando la compañía de cine Paramount Pictures, rodaba en el país en el año de 1973, la exitosa película El Padrino, parte II.

El éxito de Gabriel Alma fue tan alto que cruzó nuestras fronteras al designársele como director de operaciones para Centroamérica y el Caribe de la corporación Wackenhut, con la delicada misión de crear y poner en marcha ese concepto de seguridad privada en esos países amigos. Gracias a las dotes gerenciales y dedicación de Gabriel a Wackenhut, mantuvo por tres décadas a la misma como la empresa de se- guridad más prestigiosa del área.

La marca Wackenhut se convirtió en el ícono de seguridad privada en el país, al igual que su mentor Gabriel Alma.

Siendo Gabriel Alma pionero de la seguridad privada en el país, y al guardar estas empresas en su accionar, cuando son bien gerenciadas, cierta similitud a las instituciones militares por su entrenamiento sostenido, discipli na y capacitación permanente, se le acusó de formar su ejército privado, situación que le obligó a explicar muy bien a las autoridades militares y policiales de la época su concepto visionario del papel de la seguridad privada como soporte a la seguridad pública, pues recordemos que estábamos en la época de la Guerra Fría, y existían confrontaciones armadas irregulares en algunos países de la zona.

En esa misma época, los aportes anónimos a la labor investigativa de la Policía Nacional de Gabriel Alma, quien le ofrecía de manera rutinaria, leal y voluntaria los servicios del único polígrafo (detector empleado en investigación policial de los delitos para registrar las respuestas corporales de una persona cuando se la interroga y detectar si miente) que existía en el país, fueron invaluables.

Mi gran amigo Gabriel, quien no tuvo fama, pues ésta desaparece con la muerte de los hombres, y se extingue con el olvido de la persona, fue un dominicano preocupado por el desarrollo de nuestro país, lo que lo llevaba a cultivar ideas a través de su pensamiento, y de esa rica sementera, brotaban prudentes consejos.

Él era el prototipo de ciudadano para conformar un verdadero proyecto de nación, bajo la égida de un Estado progresista.

La amistad es un afecto que nace junto a otros, no es como un rebaño, ni vuela en bandada como las aves. La verdadera amistad busca sobre todo, virtud, lealtad, el trato y la utilidad; está atada con los grillos del honor, no forjados en metal. Por eso, este humilde pero sincero escrito intenta ser un monumento simbólico para preservar su gloria del olvido; y un orgullo para su familia, empezando por su viuda doña Arelis, así como sus hijos y los que profesamos el afecto, admiración y respeto que él se ganó con sus hechos.

Como recordación a su memoria, a continuación transcribo parte del testimonio del Sr.Fernando Carrizosa, de nacionalidad colombiana, sobre la figura de Gabriel Alma: “Era la mitad de la década de los 70s cuando viajé a Santo Domingo a colaborar con la recién fundada Wackenhut Dominicana y cuya dirección operativa gerenciaba un joven apuesto, serio y profesional en el ramo de la seguridad, entrenado por el Servicio Secreto y especialistas de USA y con experiencia previa en el DNI.

Empezamos a formar un equipo de trabajo que en muy poco tiempo hizo de nuestra compañía un sinónimo de calidad. Su dedicación, interés por aprender, don de gente y extraordinarios logros le merecieron su promoción a Presidente y Socio de la misma. Su buena voluntad con la dirección de la corporación en USA, hizo que la Junta Directiva en pleno realizara su Junta Anual en la República Dominicana. Asimismo hizo que fuera la sede de la Conferencia Internacional con la asistencia de cerca de 50 países.

A través de compartir cursos de mejoramiento profesional y experiencias laborales logramos forjar una amistad mas allá de los linderos corporativos.

Para mediados de los ochentas compartimos transferencia de tecnología y asistencia técnica con España y varios países de América Central, donde se dedicó a la formación y desarrollo de personal ejecutivo que vino a manejar las operaciones de las subsidiarias en la región. Estuvimos juntos en Colombia y personalmente me ayudó a desarrollar programas relacionados con la seguridad de misiones diplomáticas, apoyo a la lucha contra el tráfico de drogas y otros de naturaleza clasificada. Su entereza de carácter, probidad, autodisciplina, persistencia y habilidad para instruir y manejar gente no solo le retribuyeron el afecto de sus subalternos y alumnos sino el respeto y admiración de sus directores extranjeros que lo llamaban “el príncipe”.

Crecí con Gabriel y con su ayuda llegué a coronar mi carrera profesional para retirarme en el 2001 como Presidente del Grupo Internacional, siendo Gabriel mi amigo y brazo derecho.

Junto con él hicimos una obra que perdura en muchos países para beneficio de sus ciudadanos, y el sector privado, dejando un legado de “Hombres para otros”.

“Honor a quien más lo merece”.

Descansa en paz...”.

Finalmente, con este testimonio del Sr. Carrizona, a quien en nombre de la familia y los amigos cercanos como Paco, el general Leónidas Báez y los demás que tuvimos el privilegio de aprender de Gabriel Alma, dominicano ejemplar, le damos las gracias del alma. Más palabras sobran, pues queda ahí su obra que hoy expongo pletórico de orgullo.

EL AUTOR ES MIEMBRO FUNDADOR DEL CÍRCULO DELTA

CORREO: FUERZADELTA3@GMAIL.COM

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