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ESTA TARDE

Los desacuerdos del acuerdo

EL SUEÑO DE REINALDO Y LA VIOLACIÓN DE PROTOCOLO POR PARTE DEL SECRETARIO GENERAL DE LA INTERNACIONAL SOCIALISTA, ENTRE LOS MATICES DE UN ACTO POCO COMÚN

La firma del acuerdo entre el Partido de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Dominicano tuvo algunas sombras que se pudieron apreciar con claridad, pese a las luces.

La primera fue la ausencia del presidente Leonel Fernández, quien se excusó porque estaría fuera del país, pero arribó al mediodía por el aeropuerto Las Américas en un vuelo procedente de Atlanta.

Reinaldo Pared, quien en el fin de semana había excusado a Fernández por su ausencia, tuvo su propio mal momento durante el acto. Pared fue colocado justo detrás de los pódiums lo que hacía que apareciera en segundo plano tanto durante el discurso de Vargas como durante el discurso de Medina. Esto, como político, le otorga una relevancia pero también le representó un reto: mantenerse despierto y atento durante toda la actividad. Pared perdió el reto.

El Secretario general del PLD bostezó mientras el presidente Medina pronunciaba su discurso, en el momento en que el Jefe de Estado señalaba que Peña Gómez estaría contento de tener un gobierno donde estuviera primero la gente. Reinaldo perdió la batalla contra el sueño, otra vez, y se quedó dormido durante un instante, aunque reaccionó pronto, y volvió a poner “atención” al discurso de Medina.

Una falla de protocolo fue el hecho de que el secretario General de la Internacional Socialista, Luis Ayala, no mencionó por su nombre al presidente Danilo Medina y, sin embargo, sí a Miguel Vargas, los ex presidentes presentes y dirigentes del PRD. Ayala asumió como bueno y válido hacer alusión a los dirigentes del PLD, todos juntos, sin especificar nombres.

Junto a Peggy Cabral se encontraba un dirigente del PRD que fue sorprendido por la cámara mientras revisaba el celular durante el discurso de Miguel Vargas. El director de cámara insistió en enfocarlo, lo cual no mostraba mucha armonía.

En el acto hubo dos pódiums, uno para cada partido, y dos maestros de ceremonia que se turnaban y presentaron a los líderes de sus respectivos partidos. La impresión final es que están juntos, pero no reburujaos.

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