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SALUD

Viejos pacientes vuelven al Darío

A casi cinco meses de su reapertura, luego de su reconstrucción, el hospital Traumatológico Dr. Darío Contreras recuperó sus viejos pacientes y ha sumado otros nuevos. En ese período ha superado las 40,000 consultas, mantiene ingresados diariamente unos 150 pacientes y cada día recibe en su emergencia entre los 200 y 300 casos.

Ahora, en las salas de ingresos, los inconvenientes no son por el calor, falta de higiene ni hacinamiento, sino por el frío del aire acondicionado central que hay en todo el hospital, que hace que los pacientes permanezcan arropados y de vez en cuando mantengan abierta la puerta e intenten abrir las ventanas en busca de subir la temperatura. Algunos no han podido romper la tradición de un hospital que por años funcionó en medio de las precariedades, por lo que llegan al centro cargando sábanas, comidas y abanicos desde sus hogares, pero un personal se encarga de devolverlos, mientras se ofrecen charlas y orientaciones al respecto.

Aunque se han ido corrigiendo las limitaciones iniciales de falta de baños y lavamanos en los consultorios, y se está habilitando una nueva área de parqueos, aun está pendiente de solución el área de Pediatría que el personal de salud sigue quejándose de falta de espacio e incomodidades en el servicio, ya que no fue tomada en cuenta en el proceso de reconstrucción del hospital.

Una de las demandas de los pacientes es la colocación de asientos en las salas de internamiento para que los acompañantes puedan sentarse, así como que se coloque mayor cantidad de sillas en las salas de espera que obliga a que muchos pacientes tengan que esperar de pie sus turnos de consultas.

“Aquí estamos bien, el cambio es del cielo a la tierra, tenemos un baño que ni en la casa lo tenemos, tenemos que estar arropados porque el frío es grande y las atenciones son muy buenas”, asegura Wilson Solís Mateo, quien tiene 18 días ingresado luego de sufrir un accidente en una motocicleta y su hematócrito ha impedido que sea intervenido. Su afirmación fue asentada por su compañero de habitación, Jeffrey Alcántara, también con politraumatismo fruto de un accidente de tránsito mientras viajaba en un camión, “lo único que hace falta aquí es una silla para que quien acompaña a uno se siente”, dice.

El doctor José Gabriel Aponte, director del hospital, dice que el centro está funcionando a toda capacidad en todas sus áreas.

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