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The New York Times sale de la objetividad

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Guarionex RosaEspecial para LISTÍN DIARIO

The New York Times ha tomado casi como suyo el tema del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros de la República Dominicana, solamente que ha enfatizado fuera de objetividad, en el supuesto de la apatridia y de la inminente deportación de miles de haitianos.

No es un asunto nuevo, como tampoco lo es el despliegue que viene dando el principal matutino de los EEUU, desde que un puñado de intelectuales denunció el alegado propósito de desnacionalizar a dominicanos descendientes de haitianos.

En eso coincidieron, entre otros, Junot Díaz, Julia Álvarez y la haitiana Edwidge Danticat, renombrada aunque muy joven autora de la novela “Breath, Eyes, Memory”, y de “Krik? Krak!”, las dos ampliamente elogiadas por la crítica de prensa en EEUU, y Haití.

Se ha escrito mucho para defender a los haitianos que viven en la República Dominicana y a los nacidos aquí de descendientes haitianos que eran tenidos como paisanos hasta la decisión del Tribunal Constitucional mediante sentencia.

La decisión del TC, de 147 cuartillas y extensas consideraciones respecto a la demanda de Juliana de Guis, de cuyo caso parte el estudio del caso y la sentencia, no ha sido tomada en cuenta por la mayoría de los escritores quienes se inclinan al lado haitiano.

En esa sentencia se establecen cosas muy claras como que la Constitución de Haití dispone que “posee la nacionalidad haitiana todo individuo nacido de padre haitiano o de madre haitiana, los cuales hayan nacido haitianos que no hayan renunciado a su nacionalidad al momento de su nacimientoÖ”.

Por eso ha resultado sorprendente que el presidente de Haití, Michel Martelly, se negara a recibir en su país a haitianos que se habían marchado de RD por prevención debido al término del plazo para la regularización, al no considerarlos haitianos.

La divisa fundamental de la sentencia es que son dominicanos “los nacidos en el territorio de la República Dominicana de padres dominicanos”. Eso de acuerdo al “jus sanguini”, como se estableció en todas las constituciones desde 1844.

Todo el argumento jurídico de la sentencia no importa mucho para los que han escrito en el Times sobre el tema, llegando a solicitar que la RD detenga un proceso de deportación que no se ha iniciado. No valoran los grandes esfuerzos en pro de Haití.

Tuvo su peso en la atención que ha dado el periódico de Nueva York, la declaración del alcalde Bill De Blasio pidiendo un boicot al turismo hacia la RD debido a las supuestas deportaciones, que las autoridades dominicanas aseguran no ha comenzado.

Algunos de los artículos publicados en el Times como el del periodista y escritor, Jonathan Katz, peca de falta de objetividad, no toma en cuenta la versión de la parte dominicana y atribuye a lo actual las acrimonias de 1937 entre los dos países.

Complot internacional Al parecer RD está ante un complot internacional que tiene la doble moral de que mientras se exige al país del Oriente acoger a los haitianos y reconocer la nacionalidad de los que viven ahora como inmigrantes, cierran las puertas a los mismos en otros países.

En la reciente reunión de CARICOM en Bridgetown, Barbados, el conglomerado de naciones denunció las supuestas deportaciones de ciudadanos haitianos desde la RD, que luego el primer ministro de Santa Lucía definió como “escandalosa e inaceptable”.

A los escritos en el Times se han unido instituciones muy reconocidas como Human Rights Watch y Amnistía Internacional. La primera envió a Santo Domingo a su vicepresidente, José Miguel Vivanco, quien escribió un informe denunciando violaciones.

Según el señor Vivanco, la RD ha negado la nacionalidad a ciudadanos dominicanos de descendencia haitiana. El caso tomó ribetes de escándalo puesto que se enfrentó a cuestionamientos críticos de periodistas que asistieron a una rueda de prensa que ofreció.

AI ha tomado una posición muy recia frente al Estado dominicano. En una carta que envió a la rama española de la institución, el embajador dominicano en Madrid, Aníbal de Castro se quejó el fin de semana por su campaña de “medias verdades”.

“Para llevar a cabo su campaña internacional en contra de la República Dominicana, Amnistía ha desestimado todos y cada uno de los avances y beneficios que han recibido los inmigrantes en situación irregular y sus hijos nacidos en el país a raíz de las acciones de nuestras autoridades”, dice la carta.

Al recordarle a AI que la duración del Plan fue de 18 meses y no de 6 como propala la institución, le recuerda que “las acciones de su organización, rayanas en la hostilidad y ciertamente inexplicables dentro de un marco de verdadera objetividad y preocupación sincera por los derechos humanos, ponen en entredicho sus metas...”.

Tanto Amnistía Internacional como otras instituciones que se han pronunciado contra el Plan Nacional de Regularización, tienen montada una campaña de recaudación de fondos, porque, extrañamente, las cosas del país más pobre del hemisferio occidental producen renta. Buscan también un pronunciamiento del Departamento de Estado.

RD unida Pocas veces como ahora se ha visto a la RD unida contra las mentiras que se han propalado en el extranjero, sobre todo en cuanto a la deportación masiva de haitianos, que fuera alentada en denuncias internacionales y que no se han producido.

El público que ya valoraba al presidente Medina en cifras muy altas, se ha unido a su manera de enfocar el tema del Plan Nacional de Regularización, aceptando como válida la prórroga que se otorgó y tomando con calma el desarrollo de los acontecimientos.

Medina ha hablado sobre el tema muy claramente en tres ocasiones. Lo hizo ante los jefes de Estado y Gobierno del CELAC reunidos en La Habana a fines de enero, cuando afirmó que no permitirá que “nadie, ni chiquito ni grande atente contra la soberanía de RD”.

Más tarde en junio durante la XLV Cumbre del SICA desmintió como falso que su gobierno vaya a dejar a 200 mil personas en condición de apátridas al ejecutar el programa migratorio de su régimen. Dijo también en otra ocasión, que el caso del Plan de Regularización “estaba cerrado”.

Medina mandó a su ministro de Relaciones Exteriores Andrés Navarro, a reuniones con los embajadores en diversas capitales del mundo para explicar la posición del país. Lo único que le faltaría es escribir de puño y letra al Times para que el público norteamericano, tan bombardeado por la propaganda favorable a Haití, conozca mejor lo que está haciendo.

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