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RETRATOS

Miguel Mejía, con la izquierda en la derecha

CONVENCER A COMUNISTAS Y CAPITALISTAS DE QUE ELBIENESTAR SE LOGRA MÁS RÁPIDO CON LO SANO DE AMBOS DOCTRINAS

Con seis pies y cuatro pulgadas de altura, rebosante juventud y energía deportiva era seguro que coronara al país con el máximo premio de baloncesto, pero prefirió ir a la cárcel, soportar torturas, alejarse de sus padres y tener un futuro incierto, todo por el sueño de una “juventud pensante” . Ser el gigante del grupo, correr más que todos juntos, encestar la bola de baloncesto con facilidad y gozar la ventaja de ser el mejor, quedaban en segundo plano cuando después del juego, cansado, pero con fuerzas para pensar, se reunía con sus amigos a analizar lo que estaba pasando en su país. La doctrina marxista-leninista que leía día a día lo estaba conquistando. Esa tesis de que había que actuar ya contra la explotación de la clase obrera y el enriquecimiento de la burguesía creando una “asociación” de los trabajadores más conscientes sobre la situación del proletariado, no lo dejaba dormir. Como en una lucha sobre el ring, la ideología sindicalista y la conciencia marxista de que la única vía de mejoría era la inminente revolución de las masas populares, le ganó la batalla a la emoción del deporte y a la posible gloria de ser un campeón. Hoy, Miguel Mejía, conocido en sus círculos de amigos como Miguelón, por su gran tamaño e ideales magnificados de la lucha por el bienestar de la población dominicana, se encuentra frente a una realidad muy distinta a la que lo hizo sacrificar los placeres de la juventud por una Patria más justa. El sistema socialista en el que él creía no prosperó en este país, sino por el contrario, se hundió. Se acabaron las guerras, las madres dejaron de llorar a sus “hijos políticos”, y la “juventud pensante” que pudo salir viva de las cárceles del capitalismo se cansó de “nadar contra la corriente”. ¿Y qué puede hacer un hombre con el comunismo en las venas en un régimen democrático? Mucho, dice Miguelón, quien a sus 58 años y con la madurez del tiempo es capaz de reconocer que los gobiernos democráticos, aunque paralizaron las guerras con el sepelio del comunismo, son los autores de la paz y el bienestar que se ha conseguido hasta el momento. Y como dice el adagio: “Si no puedes con el enemigo únete a él”, la serenidad que da la conciencia interna le ha permitido calmar su espíritu de lucha con una nueva fórmula ideológica de utilizar sus relaciones con los entes del comunismo externo para traer al país ayudas solidarias al servicio del pueblo. EL PANORAMA“Creo que parte de los errores de la izquierda dominicana fue que primero nos enseñaron a engrasar el faro mecánico y después el faro ideológico. Lo que falló fue la desintegración de grupos con el mismo objetivo. La izquierda tiene ahora otro rumbo social. Tiene la oferta electoral con tácticas distintas y se puede enrumbar por los trabajos sociales. Antes recurría a la vía violenta porque no había forma racional de lograr los ideales políticos en favor del pueblo, pero en este momento se puede confiar en la vía electoral. La reforma electoral que se está queriendo implementar quizás tenga una propuesta mejor que la que tiene el presidente Hugo Chávez. Tal vez se puedan crear misiones de salud, educación, vivienda, alimentación y protección social sin derramar ni una gota de sangre... Esa es la vía. LA ESTRUCTURA En el país la doctrina del comunismo era el marxismo-leninismo. Los izquierdistas que seguían la orientación de la Unión Soviética estaban en el Partido Comunista Dominicano (PCD), y los maoístas (con los chinos, el Pensamiento Mao Tse Tung) en el Movimiento Popular Dominicano (MPD). La Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), hoy Rusia, era una matriz y un reflejo de la guerra fría. De ambos lados, la idea era romper con el orden establecido con la firme oposición al gobierno. EN DOBLE VÍA¿Qué lo motivó a leer teorías marxistas-leninistas? Las inclinaciones revolucionarias parece que nacieron conmigo. Soy un revolucionario post-guerra. Nací en el 1955 y en la Revolución de Abril de 1965 apenas tenía 10 años, pero cuatro 4 años después ya era militante estudiantil y miembro del Movimiento Popular Dominicano (MPD). ¿Qué conciencia política podía tener un joven de 14 años?La idea era romper con el orden establecido y ya yo sabía eso porque me afectaba. En ese momento nada se podía hacer por la vía electoral y sólo quedaba una opción: la revolución. Ahí estaban las historias vivientes de Manolo Tavárez Justo y de Francisco Alberto Caamaño. Qué másÖ el panorama estaba claro. ¿Cómo llegan esas doctrinas al país?Pienso que la revolución cubana influyó mucho en América Latina. Había una juventud pensante y hacíamos coloquios en las esquinas, discutíamos de diferentes temas y conceptualizábamos. La juventud florecía en el anti imperialismo, pensando en el futuro, en la mejoría, en acabar con la desprotección social y los abusos de poder. ¿Cómo se atrevieron a enfrentar el poder?En esa época había una Ley que prohibía la doctrina comunista de Marx, Lenin y Engel. Todo lo que hacíamos era clandestino. La izquierda estaba compuesta por el Movimiento Popular Dominicano, fundado en 1959 en La Habana, Cuba, por Máximo López Molina y Pablo A. Martínez y el grupo dominicano que estaba exiliado bajo la consigna “O Trujillo siempre o lucha interna”. Esto se fortalece con el 1J4 de Manuel Aurelio (Manolo) Tavárez Justo. ¿Tuviste participación en actividades terroristas?Nunca. Yo jugué un cuadro más político dominicano que extranjero. Nos entrenamos aquí más físicamente. No teníamos armas, ni recursosÖ ¿Pertenecer al MPD significaba estar casi muerto?No tanto así. Murieron muchos, pero muchos otros quedamos vivos. ¿Qué haces al salir de la cárcel?Desde que salgo de la cárcel en amnistía en el 1978, con el presidente Antonio Guzmán, comienzo a jugar un rol público y a continuar con mis ideas revolucionarias, aunque desde otra perspectiva porque las circunstancias no eran las mismas. Muchas cosas mejoraron. Hago mi vida normal, me hago abogado, trabajo y luego le sirvo al gobierno desde las relaciones internacionales o, mejor dicho, al pueblo. Un ariete de la diplomacia con el mundo socialistaSi pudo soportar la soledad de la clandestinidad, la persecución de los opresores, la impotencia de actuar en el momento de la captura y las torturas psicológicas en las cárceles de los presos políticos; hacer que dos naciones de espaldas al consenso se vieran de frente, pero sin armas, ya era una tarea fácil. El gran reto de Miguel Mejía era lograr el punto medio del equilibrio ideológico, la cooperación económica para proyectos sociales, el intercambio comercial, las inversiones y la confianza en el clima de paz de dos mundos con dos sistemas de gobierno “de espalda en la pared” históricamente. Esta era su meta y la hizo realidad pudiendo comprobar que no todo estuvo perdido, que no fueron en vano las luchas por elevar la conciencia ciudadana y que hoy es posible ver una sociedad más equilibrada y justa que se acerca a la que deseó ver cuando era un mozalbete, aunque todavía falta un gran tramo que recorrer. El único izquierdista dominicano que idealizó un proyecto para destruir, sin armas ni revolución, la frontera del comunismo y el capitalismo en la República Dominicana es este hombre de firme convicción de que los tiempos han cambiado y que lo que impera es la unión de las fuerzas. Este ariete de la diplomacia dominicana hizo posible que el país recuperara sus relaciones con Cuba, Venezuela, Vietnam, Corea del Norte, Libia, Rusia y con países de Latinoamérica de igual tendencia doctrinal, como Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Uruguay. También lo ha intentado con la República Popular China, aunque no se ha logrado por un pacto entre Taiwán y China de respetarse sus socios comerciales mientras permanezca el proceso de la integración de ambas naciones hermanas.Cuando el presidente revolucionario cubano, Fidel Castro, vino al país a encontrarse con el gobierno dominicano después de 29 años impedido por el compromiso de apoyo que había asumido la República Dominicana con el gran adversario de Cuba, Estados Unidos, Miguel Mejía comenzó a despertar de un sueño y a pisar tierra firme. Su entendimiento por el mundo comunista y su climatización con el capitalismo habían hecho posible que los dos principales líderes de la región del Caribe se dieran un abrazo diplomático que abría las puertas a la hermandad, la solidaridad, el intercambio comercial y el aprovechamiento de conocimientos técnicos de salud, educación, deportes. Al dibujarnos esta escena nos dice: “Cuando el presidente Leonel Fernández y yo fuimos a recibir a Fidel al aeropuerto, él estaba muy emocionado, con los ojos nublados, mirando fijamente a Leonel y le dijo: ¡Qué valiente eres!, reconociendo que como mandatario sujeto al imperialismo podía perder sus relaciones con ese país por interactuar con Cuba”. ¿Hasta dónde hemos avanzado? Siendo embajador para el área del Caribe, con Cuba logramos romper el hielo y aprovechar mutuamente los conocimientos técnicos industriales, los servicios de salud y el intercambio cultural, social y diplomático de dos naciones civilizadas. Todo esto fue posible en el marco de tres grandes cumbres: la ACP, el Caricom y el Cariforum. Con el presidente venezolano Hugo Chávez se consiguió pactar el acuerdo Petrocaribe, que beneficia enormemente al país porque le financia la compra de petróleo a 25 años con un 10% de interés y lo que se deja de pagar a largo plazo el gobierno lo invierte en obras de bien social. Ese era el objetivo. Muchos sectores lo han contradicho, pero es por intereses particulares. LA FICHA¿Quién es Miguel Mejía?Yo soy de origen humilde y tengo 10 hermanos. Nací y me críe en el barrio de Villa Francisca, que era muy populoso. Participé en las luchas más arraigadas asociadas al bien común, exponiendo la vida, y cuando ya no podía más me adapté al sistema. Me hice abogado, trabajé muchos años en el sector privado y luego pasé al sector público porque me solicitaron para una misión especial, que era ser un enlace entre dos sistemas opuestos, pero con voluntades sociales comunes. m amet Un hijo tormentosoMis padres son María Abreu y Miguel Ángel Mejía, quien era trujillista y después reformista y a quien debo que no me mataran en las cárceles gracias a las relaciones que había cultivado con el mismo régimen que me oprimía por ser de la izquierda. Ellos, lógicamente, se oponían a que yo perteneciera a las agrupaciones comunistas, pero cuando se convencieron de las injusticias sociales y vieron cuando me llevaron preso acusado de asociación de malhechores y de propiciar desórdenes públicos decidieron apoyarme. El estudianteEstudiando en el Liceo República de Argentina me botaron por mi activa participación en movilizaciones estudiantiles. Mis padres, sin poder, me inscriben en el colegio San José con un transporte que me iba a buscar a las 7:00 de la mañana y me regresaba a las 3:00 de la tarde y también me despidieron porque allí formé una asociación de estudiantes revolucionarios de colegios privados, asesorado por Narciso González (Narcisazo) y un profesor con el que tuve una diferencia me dijo: “Este es el pleito del huevo y la piedra” e hizo que me sacaran. Por diligencias de mis padres continué los estudios en la academia Méndez Santos. Uno buscaba la forma de cumplir con los ideales, donde quiera que estuviera. La juventudEn mi adolescencia, en los años ’70 y ‘71 la represión se incrementó con la juventud revolucionaria de la que yo era parte y tuve que convertirme en un nómada; irme de mi casa y abandonar el deporteÖ estaba en la clandestinidad, dormía en diferentes sitios y con diferentes tareas del partido. En esa época los MPD teníamos los llamados comandos revolucionarios clandestinos (los CRC) que eran una especie de brazos armados dentro del MPD y de ahí me cogieron preso. El sindicalistaYo era un activo militante del Movimiento Popular Dominicano (MPD), del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS) y tratando de unir la izquierda dividida formé parte del Frente de Izquierda Democrática. Tuve que vivir en la clandestinidad por mucho tiempo, sin novia, sin deportes, prácticamente sin vida. Esperando un sueño. El prisioneroYo fui apresado varias veces en medio de revueltas estudiantiles, pero la más larga fue de dos años, 7 meses y 13 días por pertenecer al MPD. Caí preso con Jorge Puello Soriano (El Men), que era el más buscado y sólo yo sabía en donde estaba, y Juan López, quien fue mi compañero de celda en el Palacio de la Policía Nacional y nos dejaron siete días sin comer y sin beber nada. Luego nos trajeron comida y nuestros estómagos la rechazaron, pero después nos fuimos aclimatando. A mí me querían llevar con los presos comunes para que pudiera comer, pero no quise porque sabía que si mi compañero se quedaba sólo posiblemente lo matarían. Cargos públicosPrimero que todo yo soy el presidente del Movimiento de Izquierda Unida, que unifica a todos los sectores que se adoptaron esta doctrina y la llevan consigo internamente. En el primer gobierno del presidente Leonel Fernández él me nombra Embajador dominicano para el área del Caribe y recientemente el presidente Danilo Medina me hace secretario de Estado para la Integración Regional.

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