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GRANDES CLÁSICOS

Rapsodia en agosto

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Rienzi Pared PérezSanto Domingo

Soy un gran admirador de las películas clásicas del cine japonés. Sobre todo, de la época dorada de los años cincuenta del siglo pasado. Solo mencionar a los cineastas Kenji Mizogushi, Yazuhiro Ozu, Masaki Kobayashi, y por último, el más conocido en el hemisferio de occidente, el gran Akira Korasawa. En la obra de esos cineastas se puede contemplar un cine de calidad sobre una cultura rica en matices y enseñanzas.

Akira Korasawa posee una filmografía extensa donde las clasificaciones de sus películas rondan desde la excelencia hacia las Obras Maestras. Solo mencionar a: “Rashomon” (1950); “Vivir” (1952); “Los siete Samurais” (1954) y “Yojimbo” (1961), es una muestra fehaciente que estamos ante un artista de alto calibre.

Este cineasta japonés se encontraba en el ocaso de su vida cuando tuvo la idea de adaptar a la pantalla grande, la película del año 1991, de nombre “Rapsodia en agosto”, donde narra la historia de una familia con tres generaciones posteriores al bombardeo nuclear en la ciudad de Nagasaki. La manera como es narrada es sumamente silenciosa; ya que sin palabras podemos entender muchas cosas de la vida.

Ese silencio, proviene básicamente de Kane, la abuela de la familia (Sachiko Murase), víctima del holocausto nuclear. Frente a su relato visual es imprescindible permanecer callados para que ese silencio nos hable en nuestro interior. Es poder entender a esa abuela dentro de su mundo; porque ya ha dejado atrás la era de los ruidos y la agitada vida del presente.

Kurosawa prefiere ese choque cultural cuando van a visitarla sus hijos y nietos. Sobre esta descendencia, algunos de ellos han vivido fuera de Japón con otro estilo de vida, por lo que los nietos no entienden a la anciana. En uno de esos momentos, los niños visitan el lugar donde fue lanzada la bomba atómica, y poco a poco, van comprendiendo lo sucedido, logrando así entender a su abuela por su comportamiento y sufrimiento.

Existe un escrito de un blog sobre el cine de Kurosawa elaborado por cuatro personas que explica el simbolismo en la representación de la forma del hongo después de lanzada la bomba nuclear. De este silencio magistral surgirán detalles importantes de explicación en ese artículo que realizado por Felipe Ruiz, Leidy Amaya, Julián Garabito y Marcela Otalora que dice lo siguiente: “Las escenas de la película tienen una representación directa con la explosión de la bomba atómica y las relaciones de Japón con Estados Unidos, como se puede ver visto en los silencios que la película muestra, en especial, en donde se reúnen las dos abuelas durante una hora sin hablar, a lo cual la abuela responde a este hecho como que “hay gente que guarda silencio mientras conversa” y “hay cosas que se pueden entender sin recurrir a las palabras”.

Kurosawa quiere darnos a entender, que esos silencios no van de relleno en la película, sino que son representados como respeto y reverencia hacia estas personas que años después del hecho sufren aún por tan cruel suceso de la bomba atómica, como lo sufre la abuela por la pérdida del abuelo.

LA REPRESENTACIÓN DE LA FORMA DE HONGO DE LA BOMBA ATÓMICA SE VE EN TRES MOMENTOS DE LA PELÍCULA Y SU ANÁLISIS SEMIÓTICO VARÍA SEGÚN LA INTENCIÓN DE KUROSAWA DE LA SIGUIENTE MANERA:

1- Cuando se presenta la imagen de la explosión con la forma de hongo, y la forma de la grieta de las dos montañas, forman un ojo, la cual, el hermano de la abuela dibuja por todas partes, este ojo representa la furia de la bomba que explotó en la ciudad de Nagasaki, y de alguna manera, la furia de Norteamérica contra los japoneses, que explícitamente la abuela describe mientras se representa la imagen del ojo en esa escena.

2- La otra escena es en el momento de las oraciones budistas de los sobrevivientes, en la cual está la presencia de Clark (el norteamericano interpretado por el actor Richard Gere), y un sobrino de la abuela, de nuevo la representación de la parte japonesa y la parte norteamericana; y en un punto de la escena se quedan viendo un camino de hormigas que van y vienen desde la tierra subiendo por el tallo de una rosa color carmesí, y llegando hasta su parte superior; la rosa de nuevo representa la forma de hongo de la bomba cuando explotó, y las hormigas representan las personas que de un lado a otro corrían desesperados por lo que pasaba, y el color carmesí de la rosa la sangre de las personas y el fuego provocado.

3- Y la tercera es donde aparece la imagen de la forma del hongo de la explosión y de la rosa al finalizar la película cuando la abuela, luchando contra la tormenta, se le voltea la sombrilla que lleva y esta adquiere la forma de una rosa, la cual representa su dolor ante la pérdida de su esposo”. Esta es una manera de explicar con imágenes un suceso vivido por una ciudad con secuelas en su población por siempre. Casi al final de la película el cielo se nubla y de repente, empieza a tronar y a llover; lo que evoca en la abuela ese momento de su pasado cuando fue lanzada la bomba atómica. Ella, desafiando la tormenta y la lluvia, acompañada con su pequeño paraguas, se dirige a la ciudad donde estaba su marido para ir en socorro de él (como una forma de vivir su pasado en el presente). Mientras tanto, sus hijos y nietos, la persiguen como una manera de ir en auxilio de ella o de su ciudad, todo bien encuadrado en un plano general para dar realce a ese sentimiento, y poder trasmitirlo a los demás.

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