El Soberano sin documentales

La semana pasada escribimos sobre las bondades que tuvo el año pasado la producción de documentales en el cine de factura local. Lo resaltábamos, como hicimos durante todo 2016, cada vez que veíamos alguna de estas películas, de un género poco favorecido por el público, pero que en cambio acusaban una gran calidad. Por eso, aunque con poca esperanza, volvimos a resaltar sus virtudes de cara a la inminente publicación de los nominados al Premio Soberano de este año. Esto a ver si por casualidad alguna de estas producciones pasaba a concursar por el premio a mejor película. Pero no. Han sido escogidas para este rubro cinco películas, de las cuales, a nuestro juicio solo una se comparaba en calidad a cualquiera de los documentales, y esta es “A orillas del mar”, de Bladimir Abud. Las demás en la lista: “La familia Reyna”, de Tito Rodríguez, “Flor de azúcar”, de Fernando Báez, y “Catastrópico”, de Jorge Hazoury, no tienen los niveles de calidad artístiscocinematográfica que alcanzaron “Nana”, de Tatiana Fernández, “Caribbean Fantasy”, de Johanné Gómez Terrero, “Si Dios quiere, Yuli”, de Jean Jean, “Muerte por mil cortes”, de Jake Kheel y Juan Mejía Botero, y “Camino a Higu¨ey”, ni trataron temas tan importantes ni los manejaron como en estas películas.