El “drama” en el cine local

El cine dominicano tiene varias asignaturas pendientes, muchos aspectos en los que mejorar. Uno de ellos es el manejo de las películas dramáticas. Las comedias, con todo lo que se les reprocha, critica y desprecia, han mostrado en los últimos tiempos una mejor factura y un mejor manejo. El afán de los realizadores a la hora de realizar historias dramáticas para aleccionar, de dejar “un mensaje” en la audiencia, mata las posibilidades creativas. Convierten sus obras en “audievisuales de autoayuda” que pretenden, de manera ingenua, hacer creer al espectador que si se porta bien las cosas le irán mejor. Pero la realidad, lamentablemente, es otra. Este año, películas como “Flor de azúcar” o “El camino correcto”, han seguido esta vía. En otras ocasiones, la mala dirección y manoseados diálogos, han hecho que filmes que deberían estremecer al espectador por su carga dramática, consigan el efecto contrario. Mientras tanto, la comedia sigue sacando risas, pese a lo repetitivo que pudieran ser. Ejemplo de ello es “¿Pa¥qué me casé?”, del muy criticado Roberto Ángel Salcedo, que está mejor lograda en cuanto a la historia que quiere contar, y el estilo que busca mostrar, que las antes mencionadas. Hay que ir más al fondo, olvidar la morajela y mostrar la crudeza de la vida, camino que ha buscado, por ejemplo, Bladimir Abud con “A orillas del mar”, o Johanné Gómez Terrero, con “Caribbean Fantasy”. Estos dos cineastas han buscado mostrar una cara que muchos no quieren ver de este relajo que queremos llamar país.