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SIN PAUSA

El merengue no puede morir

Una experiencia. El pasado sábado un grupo de 79 jóvenes de 16 y 17 años culminaban sus estudios como bachilleres del Colegio Claret y celebraban la graduación en la Casa San Pablo. En un momento anunciaron los moderadores de la ceremonia que para ambientar el lugar sonaría un merengue. ¡Oh sorpresa!, el merengue que sonó fue nada más que Compadre Pedro Juan, una pieza del repertorio clásico del merengue dominicano.

Juventud. La reacción de estos jóvenes dominicanos no fue otra que pararse de sus asientos a mover su cuerpo y bailarlo. Este momento me llevó a pensar seriamente sobre la afirmación del maestro Ramón Orlando, que ha provocado muchas reacciones por parte de los propios protagonistas: los merengueros.

Yo me niego a creer que en 5 años el merengue desaparecerá como vaticinó el maestro Ramón Orlando. Eso que viví el pasado sábado lo demuestra. Es que el merengue es parte de los dominicanos, lo llevamos en la sangre y aunque alguno no sepa bailarlo, de alguna manera se mueve.

No puede morir. El merengue es nuestro, tan nuestro como el himno que nos identifica como nación y como nuestra bandera. Lo que sí creo que puede pasar es que la generación de veteranos merengueros que ha sostenido el ritmo dominicano por más de dos décadas puede ir desa-pareciendo debido a los años. Es importante identificar un verdadero relevo, pero, esa misión aún está en el aire, sólo algunos veteranos han asumido ese reto sin recelos.

Yo me atrevo a decir que el merengue no puede morir, pese a todo lo que hacemos para que eso ocurra.

En la radio. Que en las estaciones radiales del país se escuche más música de otros ritmos que el propio merengue, y sin embargo, los merengueros criollos siguen grabando temas nuevos para mantener al público estusiasmado, es un signo de que nuestro merengue no morirá.

Que no hay fiesta dominicana sin merengue, es otro indicio de que este ritmo de la tambora, la güira y el acordeón, es parte de la cultura de un pueblo que aunque tiene muchas influencias en estos tiempos, no deja de lado su esencia.

Respeto ganado. El merengue sigue siendo un ritmo importante dentro de la música, que tiene en el país grandes exponentes, los que han contagiado a tantos artistas en el exterior que lo han acogido, defendido y llevado por el mundo como si se tratara de un artista dominicano.

El merengue es y seguirá siendo querido, bailado y consumido dentro y fuera del país, pese a que no estamos en los años dorados (los 80), y que hoy debe competir con muchos ritmos que aún pelean su respeto y posición en la música, respeto que hace más de 100 años se ganó nuestro merengue y que no está sujeto a discusión.

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