Acción
“Enemigo invisible”
Escena. Helen Mirren da vida a uno de los personajes de esta cinta.
Para nosotros este film ha resultado toda una sorpresa sobre todo porque no esperábamos un trabajo tan firme y preciso y elegante de un director como ese Gavin Hood cuyo historial no es cosa de espanto, pero tampoco de aplausos.
El planteamiento es, espacialmente, sencillo: un reducido sector en un barrio de Nairobi, Kenya, y los centros de mando y acción militares de Inglaterra y USA, limitados a una habitación para manejar las operaciones, para llevar a cabo esas operaciones, y otras salas donde se reúnen quienes toman las determinaciones de lo que se ha de hacer, con leves apartados a otros aún superiores.
Y la idea es el seguimiento que se da, primero, a líderes claves de Al Qaeda en Kenya (nación amiga de USA e Inglaterra), y a otros que se trasladan desde USA e Inglaterra para reunirse con ellos, planificar actos de terrorismo y ejecutarlos.
Se nos olvidaba un escenario de vital importancia: la nave que sobrevuela el sector barrial y que enfoca hasta los mínimos resquicios de ese lugar, y lo que no puede ver lo hacen entonces contra insurgentes del lugar con artilugios formidables como la avecilla y el moscardón.
El dilema que se enfrenta es la posibilidad (y deseo) de aniquilar a esos vigilados con un cohete que puede lanzarse desde el avión guiado por sus instrumentos de precisión, pero teniendo en cuenta el hecho de que ese estallido puede provocar (y es casi seguro que lo haga) víctimas civiles en esa ciudad que pertenece a un país aliado.
La habilidad y destreza con que se maneja Gavin Hood para contarnos esta historia es manifiesta; por supuesto, contó con un excelente guión de Guy Hibbert, y con un reparto no de famosas estrellas pero sí de estupendos intérpretes: Helen Mirren, Aaron Paul, Alan Rickman y otros no tan conocidos.Y esa destreza y esa certeza de dirección y guión nos dan una historia en la cual, sin dispararse un tiro durante casi dos horas, sin correderas, sin aparatosidades, nos mantiene en tensión hasta el mismísimo final, cuando todo está consumado.
“Eye in the sky” no es una película de guerra más. Es una historia para reflexionar que nos permite tomar partidoÖ si tomar partido en un caso como ese es posible.