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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

Otras seis películas de la Muestra Internacional de Cine:

A pesar de ciertos cabos sin atar y de un evento boxístico proyectado como tour de force, el guión de la más reciente cinta del cubano Pavel Giroud: “El Acompañante”, se deja ver. A pesar de su bajo presupuesto, el diseño de producción y la fotografía sobresalen. En la escritura del guión participó el laureado Alejandro Brugés (“Juan de los muertos”). Oportunistas, burócratas, infelices y cubanos al fin, con luces y sombras, integran esta historia, filmada con mayor voluntad de estilo que su antecesora con el mismo tema (un reclusorio para contagiados con el VIH), titulada “Boleto al paraíso” (2012).

El film “45 años” es una prueba de la buena salud del cine inglés. Lenta, pero sorpresiva. Intrigante más no caótica. Sus 93 minutos de metraje pueden ser un espectáculo cultural donde se aprecien, entre otros méritos, las excelencias histriónicas de sus protagonistas: Charlotte Rampling y Tom Courtnay. Su director, Andrew Haigh, logra atrapar la atención del espéctador, sin distinguir su edad ni procedencia.

Con aires de tragedia moral transcurre “Dheepan” de Jacques Audiard, que proyecta otras estrategias para hacer posible el “sueño” de la migración hacia el soñado “occidente”. Amén de su Palma de Oro en Cannes el pasado año, pero por mucho que intenta desdoblarse, sigue su curso lineal, debido a un guión predeterminado que no sabe ni puede sorprender, porque a fin de cuentas el espéctador sabrá de antemano el final. El ritmo cinematográfico puede salvarla de un total aburrimiento.

“Ocho apellidos catalanes” no pasa de ser un divertimento simplón que recrea la rivalidad en España, de los países Vascos vs Catalunya, enfrentamiento que en este caso se cubre de risas, mientras que en otros tiempos, fue manchado con sangre inocente.

Un thriller como “Rivera francesa”, lo hemos visto en otras ocasiones, entre espasmos y maneras. El conflicto no es nada nuevo. Lo que si le aporta su director, Andre Techine es un toque de madurez por la presencia de una figura como Catherine Deneuve; todo un portento en la escena. Giullaume Canet sabe desdoblarse entre el bien y el mal, aunque vale la pena repetirlo. Su personaje lo hemos visto en ocasiones anteriores compartiendo roles con actrices no tan hermosas como Adele Haenel.

“La naranja mecánica” sigue siendo el clásico de la rebeldía juvenil. Ninguna otra obra como ella. Presenta el espíritu destructor de una juventud sociópata, marcada por el crimen y el abuso, para llamar la atención. La cinta alemana “Somos jóvenes, somos fuertes” (2014), de Burhan Qurbani, emplea un discurso similar; aunque esta vez representado por el surgimiento en Alemania de un sector que une a sociopatía un sentimiento neofacista que va cobrando fuerza en la medida en que sus desórdenes aumentan. “Victoria”, (otro producto teutón ya comentado en la sección anterior) logra una proyección cultural superior, por su bien distribuida parafernalia escenográfica. Sin embargo; y a pesar de los pesares,”Somos jóvenes...” se puede ver, aunque merece menos aplausos.

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