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CINE

“El último cazador de Brujas”, ¿último? a lo mejor se lo creen

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

Porque recuerden que este asunto, “The last witch hunter”, es un producto enlatado (aunque ya no vengan en latas las películas) de Hollywood, igual que una compota de Gerber sigue siendo una compota de Gerber sin importar su sabor, con la diferencia esencial de que las compotas son más saludables.

O sea, que si este tejemaneje absurdo costó nada menos que 90 millones de dólares (algo que, para nosotros por lo menos, es como quemar dinero), si por cosa del demonio recauda más de 150 entonces podemos apostar ahora mismo que viene la secuela, llámese como se llame.

Y esa apuesta va sobre todo porque el señor Vin Diesel es el formidable protagonista, un personaje inmortal por conjuro de bruja bruta porque lo hace durar mucho para que se la pase barriendo el piso con ellas. Diesel (no gasolina), apareció en el 2006 en un apreciable filme titulado “Find me guilty”; tenía cabellos entonces y tal vez por eso logró una muy buena interpretación, lo cual hizo pensar a muchos que, en verdad, era actor.

Sin embargo, a partir de entonces se dedicó a un asunto muy particular que al parecer tiene fanáticos en el mundo entero: los carritos “chocones”. Por si acaso no lo recuerdan o no son aficionados al cine, todo se inició con “Fast & furious” en 2009 y, aunque antes tenía más de una docena de apariciones, entonces fue cuando empezaron a conocerle como Dominic Toretto y sus “furiosidades” a hacer dinero a espuertas, tanto que para este año tiene la No. 7 y para el 2017 viene la 8.

O sea, que el asunto tiene características de epidemia, sobre todo porque en todas sucede siempre más o menos lo mismo.

En la presente no hay carreras pero por cada 60 segundos 45 son de efectos especiales porque ya no es Toretto sino Kaulder, un buen esposo y padre a quien le escabechan a esposa e hijita linda y que, al darle lo suyo a la bruja mala, esta, en trance de muerte, le condena a vivir eternamente y por tal razón tan natural y sencilla le encontramos en el mundo moderno buscando brujas porque él es el Sherlok Holmes y el James Bond anti-brujas por excelencia. Y cuenta con ayuda: un Michael Caine que nos dio una pena terrible al verle junto a la narizota de Vin, un Elijah Wood mijijo que parece más pequeño junto a todos los demás, y una chica bonita (ah, ¿creían que no iba a aparecer?) novata, Rose Leslie, aparte de un tipo muy malo que, precisamente por eso, tiene un nombre endiablado: Olafu Darri Olafsson.

O sea, que si en “Oro y polvo” se la pasan matándose a tiros, en la presente se la pasan dándose mamporros en medio de una inacabable maraña de efectos especiales que parece no tener fin hasta que se acaba todo que, para nosotros, fue un tanto antes del verdadero final porque no aguanté más mojigangas.

Consuelo para los “oros polvosos”: la presente es mucho más mala.

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