Muestra
Entre el arte y el entretenimiento
Bladimir Abud, cuya película "A la orilla del mar" se presentará en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, cree que deben hacerse películas de "contenido con perfil taquillero".
Actores. Los artistas de las artes escénicas Lidia Ariza, Miguel Ángel Martínez y Cheddy García, en imágenes de la película “A orillas del mar”, que ha dirigido Bladimir Abud. Según una nota de prensa, la producción se estrenará comercialmente en febrero del año 2016.
La noticia de que una película dominicana competirá en una muestra en el extranjero ya no causa sorpresa. El cine de factura local cruza fronteras y busca su lugar en el mundo.
Es lo que hace “A la orilla del mar”, la más reciente producción dirigida por Bladimir Abud (Samaná, 1974), y que concursará en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que cada año se celebra en Buenos Aires, Argentina, del 30 de octubre al 7 de noviembre próximo.
Esto sucede en un año que según entiende Abud, el cine dominicano ha ido creciendo, diversificándose y mejorando en cuanto a la calidad.
Este realizador ha tenido la suerte de haber realizado una película dramática con intenciones artísticas (“La lucha de Ana”, 2012) y una comedia que buscaba el favor de las grandes audiencias (“Los Súper”, 2013).
Una balanza en la que no se decide por un solo lado. “Lo ideal es buscar un punto de equilibrio: hacer películas de contenido con perfil taquillero”, ha declarado Abud, y que esta combinación no ha sido lograda aquí más que por Ángel Múñiz, a quien califica como la excepción.
En ese sentido, dentro de la filmografía nacional, Abud pertenece al grupo de jóvenes realizadores que no ve el cine solo como un entretenimiento, sino que quiere decir algo más. “Mi cine está en constante búsqueda, en la búsqueda de la identidad como dominicano, en la búsqueda de la verdad”, comenta al hablar del arte que quiere hacer.
Una muestra de esa búsqueda es la mencionada “A orillas del mar”, cuya entrada al Festival de Mar del Plata, como cosa lógica, lo ha alegrado y es motivo de regocijo para todo el equipo que trabajó en el filme. “Significa un paso importante, una gran oportunidad para dar a conocer nuestro trabajo como director”, asegura.
Con este, su cuarto largometraje (“Suplicio”, se estrenará el año que viene) se ha sentido más a gusto que con las anteriores ya que entiende que ha mejorado en aspectos como el actoral, la fotografía, el diseño de sonido y los escenarios.
En esta ocasión, añade que ha dedicado más tiempo a la preproducción: ensayos y planificación. “Concebí la película plano a plano”, destaca al hablar de la cinta, rodada entre Samaná y Santo Domingo, y que narra la historia de Pedro, un niño que emprenderá la búsqueda de su padre, un pescador que desapareció en el mar.