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El cine en espacios cerrados (5)

Protagonista. El actor norteamericano Ryan Reynolds.

Protagonista. El actor norteamericano Ryan Reynolds.

“Buried” (Rodrigo Cortés, España-USA, 2007) es un filme de múltiples lecturas. Un simple espectador se dará cuenta que se encuentra frente a la historia de un hombre dentro un ataúd acompañado de un celular de baja carga y un encendedor. Dentro de la categoría de películas rodadas en espacios cerrados, podría ser una obra de simple referencia por la ingeniosidad de su director de crear un filme lleno de dramatismo y suspense con un solo actor que cuenta con 90 minutos para vivir o morir.

Sin embargo, a pesar de no estar registrada en la historia del cine como obra perdurable, “Buried” proyecta propuestas estéticas que lo sacan del montón. Algo inusual que aporta Cortés es la recreación cibernética del tema de civilización y barbarie; de cómo un hombre enterrado vivo por sus verdugos, con un celular en mano, puede comunicarse con el mundo exterior en busca de salvamento a pesar de las dificultades que impone la tecnología para sublimar el reducido ámbito de determinado espacio. Es increíble cómo el director plantea los juegos de cámara dentro del ataúd, donde el protagonista apenas puede moverse, y cómo alcanza la excelencia en el juego de contrastes, enfoques, luces y contraluces. No se podría iluminar mejor una película dentro de ese ataúd donde solo se emplean elementos reducidos.

No parece que Cortés se haya planteado una metáfora a favor del aislamiento del ser humano en un mundo hostil, sino que ha escrito una historia donde el encierro es real, quimérico; donde no caben reflexiones minimalistas. Aquí hay cine. Con recortes comerciales, es cierto. Pero “aquel que no sea comercial, que se cuelgue de un árbol”.

Liv Ullman sabe cómo hacer estallar un drama sin que el espectador pueda sonrojarse.

Lo logra, una vez más, en “La señorita Julia” (UK, 2014, adaptación de la célebre pieza teatral de August Strindberg).

En una habitación transcurre este triálogo entre los protagonistas (Jessica Chastain, Samantha Morton y Colin Farrel), un escenario capaz de encerrar una gran tragedia y una gran lección de lucha de contrarios, donde la seducción, la hipocresía, la falsedad, el engaño y la traición aparecen de una u otra forma bajo la aparente silueta de ingenuidad de los protagonistas. El contrapunteo de actores es fundamental en esta obra donde Ullman se luce una vez más como directora.

Colin Farrell regala aquí la mejor actuación de su tambaleante carrera.

Otro contrapunteo actoral que alcanzó fortuna premiable fue “The King´s Specech”, de Tom Hooper (UK, 2010) donde los diálogos en espacios cerrados entre dos maestros de la actuación, Colin Firth (el rey) y Geoffrey Rush (el logopeda) le imprimen universalidad a esta pieza dedica a recrear un instante crucial en la vida del pueblo inglés, cuando el rey tartamudo pronuncia su primer discurso a la nación después de la victoria sobre el fascismo, sin temblarle la voz, ni enredar las palabras.

La escena del rey frente al micrófono es una de las mejores del nuevo milenio, por ese primer plano de la cámara frente al monarca, captando sus gestos, contracciones y levedades.

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