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DIAS DE CINE

“Las nubes de María”

FILME PROFUNDO Y SUTIL

Intérpretes. Las actrices Kristen Stewart y Juliette Binoche en una escena de “Las nubes de María”.

Intérpretes. Las actrices Kristen Stewart y Juliette Binoche en una escena de “Las nubes de María”.

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

Marie Enders, el personaje central de este filme del francés Olivier Assayas, es una actriz veterana, o sea, una mujer cuya edad debe rondar los 50 años. Y sucede que ella, cuando era una jovencita, gozó de gran éxito al hacer una obra de teatro en la cual ella hacía el rol de Sigrid, una joven cuya actitud y presencia en su enfrentamiento con Helena, su contraparte, una mujer madura.

Pero el intríngulis de la historia se presenta cuando ella acepta, aunque luego se arrepiente, hacer de nuevo la misma obra pero con una diferencia fundamental: el rol de Sigrid, la jovencita, va a ser desempeñado por Jo-Ann Ellis, una “Starlet” hollywoodense más popular por sus escándalos fuera de la pantalla que por su talento, en tanto ella va a ser Helena, la contraparte madura.

De por sí, ya la simple idea de tener que acometer ese rol, el opuesto al de su éxito, el recordado con placer, el que lleva impreso de manera indeleble en su mente, representa para Marie una tortura.

Pero Assayas no se conforma con la simple idea de dejar en evidencia esa circunstancia sino que se ensaña con su personaje de principio a fin: cuando vemos la vida de Marie, cuando la vemos en sus actividades diarias normales pero, sobre todo, cuando asistimos a los ensayos que hace de la obra ayudada por su secretaria, Valentine.

Aunque de manera objetiva vemos a la veterana y madura Marie recitar sus parlamentos y a Valentine hacer las réplicas, de manera sutil Assayas, gracias al estupendo manejo de la cámara y de la edición, hace que pestañemos en ocasiones sorprendidos porque nos da la impresión de que, en lugar de estar presenciando un ensayo, lo que estamos viendo es una real conversación, a ratos una discusión entre ambas mujeres.

¿Por qué hace eso Assayas? Pues para situarnos dentro de la mente de Marie, para que esos ensayos no sean tales sino, en verdad, una confrontación de Marie consigo misma, una tremenda lucha interna por volver a triunfar en lo que había triunfado como joven, por tratar de recuperarse a sí misma al comprender que, por más que haga, el tiempo no deja de correr y ella ya no es la misma estrella refulgente del pasado, ahora le ofrecen obras y guiones por puro mecanismo mercantilista, la mayor parte de ellos, por no decir todos, sin verdadero valor estético.

Hacer un filme de esa naturaleza requiere, para comenzar, de un director muy seguro de sí mismo, tanto como para ser el mismo Assayas el autor del guión de su obra.

Pero, además, precisa de una fotografía que a ratos da la impresión de ser paisajista, pero que más bien respalda con la suavidad de su movimiento y las imágenes que ofrece la correspondencia que precisaba el director para respaldar sus ideas, las ideas de sus personajes, la profundidad sicológica de esos personajes.

Pero, además, necesitaba, por fuerza, de una personaje central, Marie Enders, interpretado con una actriz que es un coloso: Juliette Binoche, en la plenitud de sus facultades, soberbia haciendo esa actriz a la cual la cámara ausculta revelando sus arrugas, la olvidada tersura de su piel, apenas recuerdo de un glorioso pasado de estrella.

Y, a su lado, esa chica que empezó haciendo necedades vampirescas pero que se ha revelado como una excelente actriz: Kristen Stewart, Valentine, una contraparte que a ratos logra empate con la gran Juliette Binoche. Y, para completar, la juvenil presencia de Chloe Grace Moretz, cada vez mejor actriz.

No es una película para comer popcorn. Es cine, hagan por verla.

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