Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

DÍAS DE CINE

‘Gett: el juicio de Viviane Amselman’

Este filme israelí resulta absolutamente brillante, y no necesita más nada para constituirse en una de las mejores cintas de este año.

Avatar del Listín Diario
Armando Almánzar R.Santo Domingo

Es muy posible, por no decir seguro y pecar de exagerado, que nueve de cada diez cinéfilos de Santo Domingo (que no escuchen “Cineastaradio” de lunes a viernes, a las 11 a.m. por La Nota Diferente) no hayan escuchado nada en absoluto sobre este filme, “Le proces du Viviane Amselman”.

Porque, como es natural, en él no aparecen famosos actores o actrices, no hay diez docenas de acribillados a balazos ni media docena de desnudos. Por lo cual, se entiende, no nos llega desde Hollywood.

Pero resulta que este filme es israelí. Y resulta también que es, como señalamos arriba, absolutamente brillante y, cuando esto decimos, algunos deben saber que nunca hemos estado de acuerdo con la política de los israelíes y, a pesar de elloÖ

Pero es que una cosa es Netanyahu y otra muy diferente una pareja de hermanos llamados Ronit y Shlomi Elkabetz, quienes escribieron el guión y dirigieron esta película.

¿Y saben de qué trata? Pues, simple y sencillamente, de un juicio por divorcio: Viviane quiere divorciarse de Elisha, ante lo cual, muy probablemente, algunos de los lectores se dirán: ¿y voy a perder mi tiempo viendo un juicio por divorcio? Para eso mejor voy a un juzgado aquí.

Pues, por favor, primero piensen y luego actúen. Lo primero que tienen que pensar es que si ese divorcio fuera en Dominicana, en USA, en Argentina o en Francia, hasta en China o Japón, lo más probable es que todo el problema se redujera a un pleito por los hijos o por los bienes materiales de la pareja.

Pero, ojo, en países donde existe fundamentalismo religioso, como en los musulmanes, como en Israel, la mujer no tiene los mismos derechos que tienen las nuestras o la de esos otros países que hemos citado.

Por poco que asomen la nariz viendo este filme comprobarán que, ante el Juez, ella es tratada de manera muy diferente que el marido. Porque casi toda la argumentación de ella se estrella contra una pared infranqueable: la Torá, el libro sagrado de los judíos, que, como entre los musulmanes, la mujer está supeditada en el matrimonio a la férula del esposo. Por esa razón, tan aparentemente sencilla, ese juicio, que no es algo inventado sino tomado por los creadores del filme de sus propias experiencias como ciudadanos de esa nación, empieza y sigue y se va tornando desesperante tanto para la esposa reclamante, Viviane, como para nosotros, los espectadores. Y usted se pregunta cuando surge una y otra sesión de ese juicio, cuando van cinco, siete, diez sesiones a través de meses y años, qué cómo es posible.

Pero sí lo es.

Ahora bien, por si acaso, no vayan a pensar que les estamos planteando una historia aburrida y cansona. No, la habilidad de los hermanos Elkabetz se manifiesta de manera brillante en esa puesta en escena que se desarrolla, escúchenlo bien, totalmente en esa pequeña sala del juicio, y en otro par de pequeñas habitaciones del mismo juzgado por unos minutos. Pero, qué manera de usar la cámara, que creatividad en la edición, que increíble la capacidad histriónica de Ronit Elkabetz (sí, la misma directora y guionista) como Viviane, la de Simon Abkarian (Elisha, el marido) que, aparentando una estolidez indiferente, brilla con intensidad a través de leves gestos ocasionales, de ligeros movimientos y cambios de posición: ella es la cara del sufrimiento, él, el rostro impasible de la posesión, una versión de “mía o de nadie” a la judía. Y, si ellos son formidables, a sus lados son más que excelentes Abraham Celektar, como el rabí Shimon, defensor de Elisha, y Gabi Amrani, Haim, el abogado de Viviane, y luego todos los que surgen durante el juicio, los jueces, los testigos, sobre todo estos últimos, intérpretes, como todos, desconocidos, pero geniales.

Un par de parrafadas musicales muy bien colocadas contribuyen a la excelencia de este filme, además, no necesita más para constituirse en una de las mejores cintas de este año. Hágannos caso: ¡disfrútenla!

Tags relacionados