El amor después de los 50

El amor no tiene un lector de temporada, no reconoce los colores de la piel, ni los años de su portador; es solo el cómplice por excelencia de las sonrisas y miradas causadas por la felicidad.

Cuenta Luz Díaz que después de los cincuenta vive junto a su amado Abraham Pérez su mejor luna de miel, es una pasión cargada de amor pero con rocíos diferentes. No solo se trata de saber si su acompañante está bien, si llegó del trabajo o tiene alguna reunión, los une algo más, el amor por la vida y el hecho de ser su otra mitad.

Para la pareja cada momento que pasa es un regalo de Dios y una nueva oportunidad para amarse con mayor intensidad. Sus ojos conectan al corazón, la ternura y delicadeza de sus abrazos son el manto de su unión y el amor su refugio. Hablar de la maravilla que cada uno tiene a su lado, es un deleite; para Manuel, Juana es la más bella creación y para Juana, su esposo es su mayor premio, el amor de su mi vida.

Así como Juana Lorenza López y su esposo Manuel Núñez viven una aventura; las discusiones son historias viejas. Ahora lo importante es que cada uno sea el guardián protector de la fatiga de los años. No son dos, ya sus pensamientos están unificados, no hay razón alguna para malos momentos; luego de pasar años haciendo vida de matrimonio los cincuenta son para recordar y reinventar.

Es diferente al amor joven; “sus actores son experimentados y el sentimiento es más grande”. José Santos y Ana Fidelina Muñoz son también dos bohemios en ese mundo de corazones y Cupido, no hay alegría mayor que hablar de su ahora, de su vida matrimonial luego de medio siglo. Es igual que el primer día o mejor, compartes más tiempo que al principio.

Si, definitivamente el amor es la receta de una relación. Convivir con una persona por más de 50 años y sentir que es tu acompañante más grande de sonrisas, tu fiel compañero o compañera, es realmente una promesa del corazón. El amor es sellado por el respeto, practicado por el sentimiento y honrado por la felicidad. Amar va más allá de una simple mirada y de las palabras.

No hay edad para el amor, el amor no envejece. Podrán los años tocar los cuerpos, las manos cambiar de textura, pero el corazón sigue palpitando y dilatándose al acercarse a su imán. Estos testimonios tintados por los años revelan el alcance de un sentimiento y la importancia del amor como núcleo del matrimonio.

“En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo”, Paulo Coelho.