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Gente con suerte

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Grisbel Medina R.Santo Domingo

Hay gente suertuda en esta vida, gente maquinadora, a quienes todo les va saliendo muy bien. Gente como el transportista Blas Peralta, principal acusado del asesinato del exrector Mateo Aquino Febrillet, cuyo expediente luce más ligero por las dos querellas retiradas en los últimos días.

El chiquito pero bravucón Blas Peralta, comandante en jefe de Fenatrado, fue favorecido primero con la desestimación de Edward Montás Lorenzo, testigo presencial del asesinato del exrector de la UASD, porque “su madre sufrió un derrame cerebral que la mantiene en la cama de un hospital”.

Y como por arte de magia, para alegría de Blas Peralta, quien fue condenado a seis meses de prisión por estafa al Estado por más de RD$1,800 millones a través del Plan Renove, se cayó otro palito a la quebrantada aspiración de que se haga justicia en el caso. El otro actor civil, el chofer del extinto Febrillet, Joel Antonio Soriano Ramírez, desistió de la querella por intento de homicidio que había interpuesto, porque él no tiene el interés de continuar con la acción penal y civil que había iniciado. En nota publicada en este diario se da cuenta de que, decidió retirarse “por no tener interés en compensación, indemnización, o interés contra los mismos, por no existir en mí algún interés en el proceso, renunciando de forma irrevocable a reclamar en el presente o en el futuro”.

La suerte de Blas, cuya federación maneja 208 sindicatos afiliados y una membresía de más de 89 mil transportistas, solo se vio ligeramente agrietada cuando fue abolido su silencioso traslado (fin de semana) a ‘Haras Nacionales’, un cálido vacacional convertido en centro de corrección.

Blas, al igual que varios ciudadanos que gravitan en la dulce esfera del poder, nació como la auyama, con la misma flor que adorna el semblante del senador Félix Bautista y muchos otros que, hoy juran no haber firmado contrato con la compañia brasileña Odebrecht. A estas alturas y mientras nos preparamos para la marcha #ContralaImpunidad del domingo, gente con mucha suerte no será citada ni mencionada por el soborno de 92 millones de dólares que Odebrecht repartió entre funcionarios dominicanos para facilitar contratos de construcción de obras. Gente con suerte, definitivamente.

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